Gran Torino

1Las obra del ex-rudo del cine de los 70’ y 80’ no nos deja de sorprender por su sensibilidad y mirada crítica sobre la sociedad norteamericana actual. Clint Eastwood parece seguir actuando de sí mismo; siempre un duro, pero ya anciano, con achaques, dolores y tantas heridas en el cuerpo y en el alma que sólo cabe esperar su redención ante el indefectible paso del tiempo y los golpes de la vida. “Gran Torino” sigue la ruta trazada de “Million Dollar Baby” (2004) o incluso de aquel inolvidable western del viejo pistolero maldito que ha olvidado como cabalgar o disparar en “The Unforgiven” (1992).

2Esta vez la crítica apunta al racismo y la intolerancia de la sociedad norteamericana respecto de las recientes oleadas migratorias, especialmente asiáticas, las cuales despiertan en no pocos un odio atávico surgido de los conflictos en los que Estados Unidos se ha visto involucrado desde fines de la Segunda Guerra Mundial. El filme de Eastwood es sobre el cercano fin de la generación que luchó en Corea y Vietnam, pero más que nada sobre una cultura blanca estadounidense que basó su desarrollo en la industria del automóvil y su ingenuo orgullo nacional. Se trata del mismo país que ahora ve como su nación se transforma social y étnicamente, cediendo, poco a poco su lugar en el mundo a otras potencias emergentes, más eficientes en aplicar el propio modelo capitalista anglosajón.

3La historia gira en torno a un viudo y viejo veterano de la guerra de Corea, Walt Kowalski (Eastwood), quien ve como su barrio de toda la vida se transforma con la llegada de nuevos vecinos asiáticos, a los que desprecia profundamente. Se trata de un hombre solitario, temeroso de sus sentimientos y acosado por los recuerdos de una dura experiencia de guerra. La relación con sus hijos es casi inexistente desde la muerte de su esposa y además habita un enorme caserón al cual defiende como una fortaleza, especialmente de sus vecinos y de las pandillas que asolan el barrio. Pero la vida de este hombre criado en el racismo y el desprecio a lo extranjero se transforma cuando uno de sus vecinos intenta robarle su automóvil Gran Torino 1972, y prontamente se genera entre ambos mundos una relación de afecto y mutuo conocimiento. Kowalski verá su vida profundamente alterada por su nueva relación con los vecinos, al mismo tiempo que tendrá que retomar las armas para defenderlos del acoso de una de las pandillas del barrio. El soldado y el macho inasible quieren ceder al tierno hombre que habita en su interior, pero aquello no es posible en un mundo que –y aquí el sueño americano sigue vigente- exige que la justicia la hagan los valientes, pero aquí la madurez de Eastwood aflora, pues no se trata de la justicia por las armas al estilo de Harry el Sucio, sino que a causa de ellas. Una justicia que recurre al martirio del cuerpo para salvar al viejo militar implacable de los años 50.

4Gran Torino

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