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Musica


Enviado por   •  28 de Junio de 2015  •  Tesis  •  3.781 Palabras (16 Páginas)  •  244 Visitas

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I. Introducción.

Este curso está pensado para introducirte en el maravilloso mundo de la música, y con él podrás tener una gran ayuda en el aprendizaje del Piano y la Guitarra.

Siempre has querido aprender alguno de estos dos instrumentos, pero nunca has tenido la oportunidad, o te han dicho que es muy complicado leer notas. Entonces este curso es para ti. No pretendemos enseñarte a leer notas ni hacer de ti un concertista clásico. Pasan años enteros de práctica para que un pianista profesional se desarrolle. Pero para acompañar los cantos en la iglesia, no necesitas ser un músico profesional, pero sí uno dedicado y sobre todo, motivado a dar lo mejor para Dios.

Con este curso aprenderás las bases de la armonía, para saber cómo formar los acordes, cómo combinarlos, cómo transportarlos, las escalas básicas, consejos para tocar “de oído”, y varios temas más. Esto te permitirá tener un mejor conocimiento y no solamente “tocar por tocar”.

Te sugiero que tengas un cuaderno dedicado a realizar los ejercicios de las secciones “Explora”. Te facilitará mucho el aprendizaje.

Sobre todo, ¡disfruta la música!

II. Consejos para tu nueva vida como músico 

Abre tu Biblia en 1 Samuel 16:18. Observa las características que tenía David, el músico más famoso que registra la Biblia. La primera característica es que sabía tocar… ¡bien! No sólo tocaba “para pasar el rato”, o para “impresionar a sus amigos”. Tocaba bien. Debes comprometerte a que vas a dar tu mejor esfuerzo para tocar bien.

Además David era valiente. Dios te da la fuerza para que no tengas temor. Si te invitan a participar y ya sabes cómo acompañar algunos cantos, no tengas miedo. ¡Sé valiente! Vas a alabar al Rey de Reyes, no a dar un concierto, sino ayudar a que las personas alaben junto contigo.

Después el texto bíblico dice una característica que les recalco mucho a mis amigos adolescentes cuando tenemos esta introducción. David era vigoroso. “Ay no, tengo flojera hoy de practicar”. “Qué flojera ir a la clase”. Y muchas frases parecidas, son las que he oído. Vigoroso significa lleno de fuerza. Así que deja la pereza, cierra un rato el Facebook o ese juego que sólo te entretiene o distrae pero que no te dejará mucho de beneficio, y dedica ese tiempo sentado frente al piano con la guitarra o con tu cuaderno repasando.

Otra característica que tenía David es que era “prudente en sus palabras”. ¿Qué tal, eh? ¿Sabes medir tus palabras? Hablando de consejos para los músicos, aquí te sugeriría que siempre te veas a ti mismo como un aprendiz de músico, nunca como alguien “erudito”. Cuando una persona piensa que sabe más que la otra, empiezan a criticar. Algo que tristemente nos pasaba era que cuando una persona tenía una participación especial en la iglesia, siendo nosotros “sabios en nuestra propia opinión” (Prov. 3:7), decíamos: “mira, ahí se equivocó en ese acorde”, “uy no, que sencillo lo tocó, yo le hubiera metido unas novenas para que sonara mejor” y cuando nosotros tocábamos, y alguien nos decía “¡qué bien lo hiciste!” sentíamos como que nos elevábamos un centímetro del piso, así como los ilusionistas, y esbozábamos una sonrisa de satisfacción diciendo “¡Gracias!”...

El Señor nos mostró gracias a un seminario para músicos cristianos al que asistieron un primo y un amigo que impartió Marcos Witt (sí, antes de que fuera tan famoso) y con una sencilla ilustración que contó, nos hizo reír y reflexionar:

Un burrito empieza a entrar en una ciudad importantísima. Se abren las puertas y estalla un ruido de la magnitud de un estadio cuando el equipo local mete el gol de la victoria. ¡Wow! ¡El burrito se siente soñado! La gente aplaude, vitorea, grita de felicidad y todos parecen mirarlo sin perder detalle. Es más, se quitan algunas prendas que llevan para que el burrito pase. El burrito dice para sí, “definitivamente soy importante, ¡ya era hora de que lo reconocieran!”. Incluso empieza a saludar como reina de belleza al ganar la corona. En el clímax de su emoción, alguien se le acerca y le habla. “Burrito, psst. Hey, burrito”. El burrito voltea y ve a la persona, y en medio de la algarabía, alcanza a oír lo que le dice: “No es a ti a quien celebramos. ¡Es a la persona que llevas a cuestas!”. Y claro, llevaba al mismísimo Hijo de Dios sobre sí. Así que la próxima vez que alguien te alabe por algo, recuerda que no es a ti en realidad que lo hacen, sino a Jesús a quien servimos. Para leer más consejos así de interesantes, te recomiendo el libro “¿Qué hacemos con estos músicos?” de Marcos Witt.

Una característica más de David es que era de buen parecer. Aquí ya estás pensando, “bueno, ahí si no me benefició la genética”  . Pero primero, recuerda que es más importante la belleza interior, la duradera. Una persona que sirve al prójimo, que es atento en ayudar, es más bello internamente. Aunque también aquí podríamos aplicarlo a que tener buena presencia es cómo nos arreglamos. Si vas a tocar ante el Rey del Universo, no es que necesitas ir en smokin pero creo que debes ser pulcro, limpio, modesto, que las personas recuerden la música que tocaste y no el pedazo de pantalón que te hacía falta, o ese peinado estrafalario. Sobre todo evita intentar llamar la atención, recuerda, sólo

somos los burritos llevando a nuestro Creador a cuestas. Eso no quiere decir que no vas a ser expresivo sintiendo la música, pero tampoco vas a caer en el extremo de distraer a las personas “sobreactuando” o exagerando.

Finalmente, pero lo más importante, el texto nos dice que Dios estaba con David. ¿Cuidamos que Dios esté con nosotros? Búscalo todos los días. Teniendo su presencia, ¿qué te puede faltar? ¿Sientes que es muy difícil aprender? Pídele a Dios que te ayude, dile que deseas dedicarle ese don a Él porque es de Él y para Él. Cuando empecé a tocar el piano, transportando lo que mi papá y mi primo me habían enseñado de guitarra, le pedí a Dios que me ayudara, que lo que yo tocara iba a ser para Él. Te aseguro que Dios te contesta. Claro, tú tienes que hacer tu parte. Y si vas a tocar para Él, recuerda que en los tiempos bíblicos los que lo hacían eran “apartados” para su servicio, eran los levitas. ¡Qué privilegio!

III. Práctica.

La música requiere práctica y disciplina (además de una buena dosis de paciencia), pero lo que te da el impulso para lograrlo es la motivación. Cuando algo te gusta, lo puedes hacer durante horas y en cada oportunidad que tienes. Recuerdo vivamente cuando mi padre nos dio las primeras clases de guitarra, con dos o tres acordes, podíamos pasarnos practicando a cada rato, incluso al acostarnos, la guitarra no se despegaba de nuestras manos. Y no

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