Resumen "La Modernidad Cinematográfica", José Enrique Monterde

Resumen “La Modernidad Cinematográfica” (Monterde)

Introducción

Cine moderno: la historia del cine que cubre los años que van desde la posguerra mundial hasta la irrupción triunfante de los Nuevos Cines.

Debemos negar que la categoría de moderno corresponda a un criterio cronológico, ni siquiera histórico y solo parcialmente estilístico. Lo moderno no equivale a lo contemporáneo, ni tampoco se corresponde con lo “actual”.

Por lo tanto, lo moderno se entiende más como categoría reflexiva o axiológica que como época delimitada y definida.

Modernidad y clasicismo

“La modernidad en el cine, como en las otras artes, no hace más que volver explícito el momento del pensamiento que ha estado siempre implícitamente presente en las obras”.

El cine es moderno desde sus propios orígenes, en la medida en que sin duda se convierte en uno de los paradigmas de la modernidad, no solo artística sino también social e ideológica; pero simultáneamente fue primitivo, dado que tuvo que articular con notable rapidez su propia narratividad o su “escritura” audiovisual, no desde la nada sino desde ese “denso capital estético”.

Abordaremos la modernidad cinematográfica en función de la noción de Modo de Representación Moderno (MRM).

El cine moderno ha coexistido necesariamente con el cine clásico, con múltiples contaminaciones mutuas, de forma que no ha llegado a constituir un paradigma sustitutorio.

Respecto al cine vanguardista, el modernismo cinematográfico ha mantenido una posición ambigua, aunque sin duda de él ha extraído mucho menos que del clasicismo.

El cine moderno no fue jamás una variedad o una continuación de la vanguardia experimental cinematográfica, de forma que esta tuvo sus propias vías de continuidad más o menos asintóticas con el modernismo y que acabarían desembocando en el campo del video-arte y en las tendencias minimalistas o conceptualistas.

Orígenes de la modernidad cinematográfica

El despliegue de la modernidad cinematográfica se fue incubando a lo largo de la década de los años 40 en diversos frentes y sin un programa común, sino como el paulatino florecer de sensibilidades paralelas aun situadas en aparentes antípodas (opuestos). “El cine de arte y ensayo como alternativa narrativa totalmente asentada no emerge hasta después de la Segunda Guerra Mundial”.

El primero en importancia fue sin duda la irrupción del neorrealismo italiano en las postrimerías de la Guerra Mundial.

Por una parte, André Bazin publicaba en 1945 su artículo “Ontología de la imagen fotográfica”, comienzo de una larga serie de reflexiones que iban a alimentar de forma inmediata el desarrollo de las más llamativas tendencias críticas de la siguiente década.

La desagregación de muchas cinematografías nacionales europeas tras la guerra y sobre todo como consecuencia del definitivo control de la cinematografía europea por parte norteamericana significará la presencia o aparición de algunas figuras individuales cuya personal trayectoria cimentará y ejemplificará la modernidad cinematográfica (Carl Theodor Dreyer, S. M. Eisenstein, Jean Renoir, Luis Buñuel, Ingmar Bergman, Robert Bresson, Jacques Tati).

Otro factor que iba a tener una importante influencia en el devenir de la modernidad cinematográfica fue el descubrimiento de cinematografías ignotas (desconocidas) hasta aquellos años para el público europeo. Fue sin duda el conocimiento del cine japonés lo que iba a hacer comprender que el monolitismo del cine clásico occidental era relativo.

Tampoco la actividad cinematográfica norteamericana resultaría ajena a los orígenes históricos del modernismo cinematográfico. Obviamente se centraría la atención sobre la aparición de algunas tendencias externas a Hollywood, como lo que se llamó la Escuela de Nueva York, indudablemente importante para el devenir del cine documental. Pero aún más importante será la aportación directa de la modernidad cinematográfica por parte de algunos cineastas situados en una relativa periferia del epicentro hollywoodiense (Orson Welles, cuyas primeras películas iban a significar un “shock” para muchos cineastas y críticos europeos”; Alfred Hitchcock).

De todas formas, la aportación de esos cineastas al arranque de la modernidad será mucho más profunda y duradera que las de la gran mayoría de nuevos cineastas americanos surgidos durante los años 40.

Bases del modernismo cinematográfico

No debemos centrar la noción de cine moderno en el seguimiento de un devenir histórico-cronológico. “No se trata de una escuela, ni siquiera de un movimiento, tal vez simplemente de una tendencia”.

Si tuviésemos que definir la modernidad a partir de un concepto básico recurriríamos a la noción de “conciencia lingüística”. La cultura moderna se ha mostrado obsesionada por la reflexión sobre la naturaleza y los límites del lenguaje, sobre las posibilidades de expresión y comunicación, hasta el punto de transformar la filosofía en una “crítica del lenguaje”, donde este alcanza el estatus de objeto de conocimiento. Se ha operado un retomo del lenguaje como definidor de la episteme moderna. “La tendencia del arte moderno es la de tematizar sus propias categorías por medio de la reflexión sobre sí mismo”.

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