¿Alguna vez has escuchado la frase que dice “cada cabeza es un mundo”?

¿Alguna vez has escuchado la frase que dice “cada cabeza es un mundo”?

La frase anterior hace énfasis en las diversas diferencias y particularidades que poseen los seres humanos. A pesar de que comparten ciertos rasgos de personalidad, existen muchos otros que los vuelven particulares, complejos y distintos entre sí, lo que se conoce como diferencias individuales.

Dentro de las organizaciones, existen diversas personas colaborando mutuamente y cada una de ellas aporta un elemento particular a la organización. En los siguientes temas analizarás las bases del comportamiento individual y cómo es que las características conductuales en el lugar de trabajo son distintas en cada persona, impactando de forma diferente en el entorno organizacional.

Explicación

¿Cuáles son las bases del comportamiento individual? Para responder a dicho cuestionamiento es necesario definir el concepto de comportamiento.

De acuerdo al Diccionario de la Lengua Española (2013), el comportamiento es la forma de conducirse. Desde el campo de la psicología, el comportamiento individual se define como la forma de actuar del individuo, incluyendo todas las conductas y acciones relacionadas con su entorno.

1.1 Las personas y las organizaciones

Griffin y Moorhead (2010) recomiendan pensar en el comportamiento humano como un rompecabezas. Cada rompecabezas está integrado por diferentes piezas que, al embonarse, completan una pieza total y única. Si se trata de unir las piezas de dos rompecabezas distintos obviamente no embonarán. De igual forma, para dos rompecabezas diferentes también se emplean distintas técnicas para armarlos: algunos son muy grandes y tienen piezas muy pequeñas por lo que se optas por armar inicialmente las orillas, otros tienen muchos colores en diferentes tonalidades y podrías empezar con las piezas de colores básicos, etcétera.

Esto mismo sucede con los seres humanos. Cada persona puede verse como un rompecabezas y sus piezas son las características individuales que lo integran: el temperamento, el carácter, las creencias, actitudes, percepciones, etc. Al unir todos estos elementos resulta un ser único y particular. Además, como en las técnicas utilizadas para cada rompecabezas, también hay diferentes formas de tratar a cada persona de acuerdo a su personalidad.

Llevando el ejemplo anterior al entorno organizacional, en las empresas se tienen las funciones de cada puesto ya establecidas. Es indispensable seleccionar a la persona más idónea para ocupar dichos puestos, considerando no sólo los conocimientos o habilidades que se tengan para desempeñarlo, sino también las necesidades, deseos y expectativas que las personas tengan sobre lo que el puesto les puede brindar; a esto se le llama ajuste entre la persona y el puesto.

Imagina que eres jefe del departamento de reclutamiento y selección. Estás buscando a alguien que cubra la vacante de reclutamiento con un horario completo de 8:00 a.m. a 7:00 p.m. de lunes a viernes y sábados de 8:00 a.m. a 2:00 p.m. Entrevistas a un hombre que cumple con la experiencia necesaria, sin embargo, él está buscando trabajar sólo de lunes a viernes y desea salir a las 6:00 p.m. todos los días, ¿qué harías?

En primera instancia se podría pensar en una negociación si las políticas de la empresa así lo permiten, pero en definitiva, si este hombre no tiene la disponibilidad que tanto el puesto como la empresa requieren, no será muy recomendable que lo contrates porque no es lo que verdaderamente él desea. A futuro terminará dejando el puesto por alguno otro en donde sí pueda cubrir esa necesidad.

Es importante identificar las necesidades particulares de cada persona y posteriormente analizar si éstas empatan (y en qué medida) con las necesidades de la organización. No es fácil lograr un match perfecto, pero se busca una concordancia suficiente, en la medida de lo posible, para que las personas se sientan satisfechas con el puesto y la organización en la que trabajan.

1.2 Características y diferencias individuales

De acuerdo a Amorós (2007), las bases para estudiar el comportamiento individual son las siguientes:

Características biográficas: se refieren a elementos como la edad, el género, estado civil y la antigüedad en puestos laborales. Por ejemplo, un individuo de 18 años generalmente tiende a ser más impulsivo que una persona de 40 años; por otro lado, los empleados casados tienden a tener niveles bajos de ausencia y rotación en comparación con aquellos que son solteros.

Habilidades: son aquellas habilidades intelectuales, físicas, de fortaleza, flexibilidad y otros factores como la coordinación motora, el equilibrio y el vigor. Por ejemplo, existen personas con aptitud numérica muy desarrollada mientras otras su fortaleza radica en la comprensión verbal o la visualización espacial.

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