Aporte previsional voluntario
Enviado por Javiera Martel • 8 de Septiembre de 2018 • Ensayo • 3.153 Palabras (13 Páginas) • 103 Visitas
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INSTITUTO PROFESIONAL AIEP
DE LA UNIVERSIDAD ANDRÉS BELLO
Aporte previsional voluntario.
OSORNO, SEPTIEMBRE DE 2018
Introducción
En el siguiente informe se dará a conocer como el ahorro previsional voluntario ha llegado a la ciudadanía chilena instaurando una nueva forma de ayudar al aumento de las tan discutidas jubilaciones en este país, donde se pueden ver tres modalidades; pilar solidario, pilar obligatorio y contributivo y pilar voluntario el que fue creado por la problemática de que en esta etapa más que lograr el sentido de júbilo que se pudiera pensar lograr en ese periodo de vida, por hoy genera gran preocupación el cómo llegar a lograr los montos necesarios para cubrir los diversos gastos típicos que trae consigo la edad.
Se dará a conocer como es el funcionamiento del pilar voluntario antes señalado, considerando la importancia que este genera para todas las personas, y la desinformación que existe sobre esto, además de conocer sobre las jubilaciones instauradas en este país, y lo determinante que puede ser para un individuo entender sobre esta forma de acrecentamiento a los montos finales que el gobierno instauro y que las decisión tomadas hoy en día pueden ser determinantes para los beneficios que reciban el día de mañana.
Este mecanismo que permite a los trabajadores dependientes o independientes ahorrar por sobre lo que cotizan obligatoriamente en su AFP, por lo que se hace atractivo para los trabajadores principalmente porque otorga beneficios tributarios, ofrece alternativas de inversión para los ahorrantes y algunos de estos planes de APV permiten retirar los fondos antes de jubilar.
Ahorro previsional voluntario (APV)
El Ahorro Previsional Voluntario (APV) es un mecanismo de ahorro que permite a las personas dependientes e independientes, ahorrar por sobre lo cotizado obligatoriamente en su AFP, se creó a partir de la década de 1980, una serie de reformas institucionales fueron llevadas a cabo por el Gobierno de Chile con el objetivo, entre otros, de cambiar la idea de un Estado benefactor a la de un Estado subsidiario. Entre las reformas aplicadas, destaca la creación del sistema de AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones) para reemplazar el sistema de cajas de compensación existente en el manejo de las pensiones.
El cambio más drástico es que el sistema dejó de ser uno colectivo, pasando a ser uno de capitalización individual, en el que cada persona ahorra para su propia jubilación. Esto supone incentivos al ahorro (al menos para una proporción grande de la población activa), y también una fuerte regulación por parte del Estado.
Posteriormente, en el año 2002 se creó el mecanismo de Ahorro Previsional Voluntario (APV), que permite a las personas ahorrar voluntariamente por sobre el aporte obligatorio, e invertir estos ahorros en una serie de alternativas con el objetivo de aumentar el tamaño de la cuenta de capitalización individual. Al igual que la cuenta dos, tiene un beneficio tributario el cual consiste en que al momento de hacer el aporte al APV, el monto se deduce de la base imponible de la persona, y las utilidades y retornos de estas inversiones están exentos de impuestos.
Además, existen lo que se conoce como depósitos convenidos, que es otra alternativa de ahorro voluntario con beneficios tributarios, pero que no permite su retiro antes de la jubilación en ningún caso. Estos depósitos son de cargo exclusivo del empleador y están fijados mediante un contrato con el empleado. Para el empleador, son tratados como gasto necesario para producir la renta (es decir, se rebajan de la renta imponible); y para el empleado no constituyen renta en ningún caso. Tienen un tope de 900 UF anuales por empleado. Los planes 401(k), llamados de esta manera por la subsección del Internal Revenue Code norteamericano en la que se detallan, corresponden a los planes de pensiones que estimulan el ahorro voluntario de los empleados de una manera semejante al APV. Fueron establecidos en la década de 1980, y la principal diferencia con el caso chileno es que son planes ofrecidos por los empleadores, los cuales pueden ofrecer una matching rate (una tasa de “emparejamiento” a los aportes hechos por los empleados). Los aportes de los empleados se rebajan de su base imponible (hasta un tope anual fijado por ley que se reajusta cada año), y no son gravados hasta que se retiran (lo cual está permitido a partir de los 59,5 años) ni tampoco lo son los intereses ganados. Los aportes de los empleadores (a través de la matching rate) se descuentan de la base imponible de éstos, ofreciendo incentivos al ahorro a ambas partes. Además, los empleadores tienen permitido inscribir de manera automática a los empleados en estos planes (para lo cual cuentan con una tasa y un fondo por defecto); los empleados pueden posteriormente cambiarse de fondo o retirarse del programa. En la actualidad, se estima que cerca del 60 % de los empleados norteamericanos a los que se les ofrecen estos planes participan en ello
Actualmente, este sistema opera a través de tres pilares: el pilar solidario, el cual es financiado con los impuestos generales y no con contribuciones individuales, tiene el objetivo de generar cierta redistribución hacia aquellos que no alcanzan a aportar lo suficiente para asegurar una pensión mínima. Un segundo pilar obligatorio, el cual es de capitalización individual, y en el cual la única función del Estado es asegurar el correcto funcionamiento del sistema. De esta manera, recae sobre cada individuo la responsabilidad de cotizar para asegurar una pensión. Y por último un pilar voluntario, que permite a través de distintos mecanismos el ahorro de un monto mayor al obligatorio. Esto es útil para aquellos que con este monto obligatorio no alcanzan a obtener una pensión parecida al promedio de sus ingresos durante su vida activa (ya que el monto obligatorio tiene un tope máximo); es decir, es más atractivo para gente con mayores ingresos. Los distintos mecanismos permiten ciertos beneficios tributarios para incentivar el ahorro.
La manera en que opera el sistema de pensiones chileno es a través de la retención obligatoria de una parte del salario (10 % del salario imponible, con tope de 78.3 UF) que es entregado por el empleador a la AFP directamente. Ésta lo invierte, siguiendo las reglas y límites de inversión establecidos en la ley, y cobra una comisión a los cotizantes. Estos ahorros no se pueden retirar antes de la jubilación (65 años para los hombres y 60 para las mujeres). El sistema de capitalización individual, a pesar de ser un modelo exitoso que se ha adoptado en varias partes del mundo, no está exento de problemas. Es por esto que se ha reformado bastantes veces con el objetivo de ajustar la regulación a las que están sometidas tanto las personas como las mismas administradoras de fondos y de dar mayor libertad en algunas decisiones, al mismo tiempo de asegurar que no exista demasiado riesgo en las inversiones realizadas. En el año 1987 se creó lo que se conoce como la cuenta dos, que es básicamente una cuenta de ahorro que permite a las personas ahorrar de manera voluntaria por sobre el monto determinado por el aporte obligatorio. Este método de ahorro voluntario tiene beneficios tributarios, ya que se descuenta del impuesto a la renta; y puede ser retirado en cualquier momento (pagando el impuesto correspondiente, con una serie de condiciones) o transferido a la cuenta de capitalización individual (movimiento que no paga impuestos, pero no permite el retiro de este dinero posteriormente hasta la jubilación). El cotizante está obligado a ahorrar en la misma AFP en la que está afiliado, y además la administradora tiene derecho a cobrar una comisión.
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