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Cafe. AROMA DE CRISIS


Enviado por   •  11 de Febrero de 2015  •  Tesis  •  2.065 Palabras (9 Páginas)  •  527 Visitas

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CASO PRACTICO

El siguiente caso practico le permite ejecutar los conceptos de segmentación de mercados.

Lea con cuidado el siguiente articulo y responda las preguntas al final del mismo.

CAFÉ. AROMA DE CRISIS

El calentamiento del mercado internacional del café produce un sudor frio en la espina dorsal de la cafeticultura nacional. De septiembre a la fecha el precio del grano ha sufrido altibajos que presagian una nueva crisis de grandes alcances. La cotización del saco de 100 libras ha oscilado entre 194 y 200 dólares.

La volatilidad de los precios se producen en muchas ocasiones por una simple declaración de los cafeculturos de Brasil – el mayor productor mundial -, como cuando anunciaron que en el ciclo cafetalero 1999 – 2000 levantarían una cosecha superior a 40 millones de sacos: 62% más de lo que tradicionalmente produce. En diciembre pasado redujeron su previsión a 30 millones de sacos - debido a la intensa sequia en aquel país - , aunque, según la Organización Internacional del Café (OIC), la producción de esta cosecha es de 27, 170,000.

Los productores y exportadores mexicanos coinciden en que este tipo de información es un detonante de los altibajos del precio del grano, que de por sí venía en picada desde el ciclo 1998 – 1999, cuando alcanzó 120 dólares por saco, un precio alejado en 31.4 % de los 75 dólares a que llegó en 1997 – 1998.

En la presente temporada de corte de café, 2014, que en México empieza en octubre, el valor comercial es de 210 dólares; subio de golpe 100% de una cosecha a otra, explica Guillermo Escudero Robles, presidente de la Asociación Mexicana de Exportadores de Café (AMEC). A fines de septiembre se cotizaba en 194.25 dólares.

De Calidad y deslealtad.

Uno de los grandes problemas que traban el desarrollo de la caficultura nacional es que los productores no se han actualizado como lo exigen los nuevos mercados globalizados donde lo más importante es la calidad y la productividad a fin de tener mejores condiciones de competencia, afirma el también productor y torrefactor (tostador) de café de exportación. Escudero asevera que a los industriales torrefactores sólo les interesa incrementar su cuota de ganancia y han perdido todo sentido de equilibrio entre la producción y la comercialización.

“Mientras los precios fluctúan para los cafeticultores de acuerdo con la oferta y la demanda en el mercado internacional – y esto sucede todo el tiempo -, el precio al que venden los industriales sólo registra incrementos, jamás baja. Vaya, cuando el torrefactor compra muy barato el grano, no lo vende barato al consumidor final, pero sí pega de gritos cuando disminuyen los volúmenes de las cosechas y el mercado se encarece para él.

Sostiene: “La crisis que ya se deja sentir en el mercado mundial del café es una secuela del desorden provocado hace 10 años en la comercialización del tostado, cuando se suspendió definitivamente el sistema de cuotas de exportación establecido por la OIC, mediante el cual los países productores y consumidores fijaban cantidades específicas del grano que debía comercializarse, a fin de mantener un precio equilibrado”.

El sistema de cuotas se vino abajo ante la posibilidad que vieron los países productores de ampliar el mercado con la anunciada caída del Muro de Berlín, pues le apostaron a que los países del ex bloque socialista serían importantes consumidores. Esto es algo que los propios cafeticultores aún no se perdonan, porque en aquellas fechas (1989) las naciones productoras habían acumulado en sus bodegas el equivalente a la mitad del volumen de la cosecha mundial, unos 50 millones de sacos, y se dejaron llevar por la ambición de un negocio fácil, y lo único que lograron fue saturar el mercado, con el consecuente desplome del precio y provocando una crisis que duró cinco años.

El impacto de esta situación arrastró los precios internacionales del aromático a sus niveles históricos más bajos: 48 centavos de dólar por libra. Ésta fue una lección muy dura para los productores y exportadores y, sin embargo, algunas dudan que muchos la hayan aprendido porque, como explica el dirigente de la AMEC, sólo unos cuantos cuidan la calidad del grano que producen y han elevado la productividad de sus fincas. La mayor parte del café mexicano que se exporta no cumple con la calidad internacional requerida, y por ello los compradores (industriales y tostadores) le imponen castigos muy severos en el precio.

Para la AMEC ha sido dramático: en el ciclo 1998 – 1999 el valor de sus ventas cayó cerca de 30%, debido en gran medida a dichos castigos. En ese periodo (octubre 1998- agosto 1999), el monto de las exportaciones fue de 539.6 millones de dólares por el pago de 3.99 millones de sacos de café. En el ciclo anterior el volumen exportado fue similar, pero la captación de divisas había sido de 759.7 millones de dólares. La secuela de esto es que de 600 empresas que exportaban el aromático hace un lustro, en la actualidad quedan 100 y el número sigue bajando.

Mentalidad, costos y crédito.

Roberto Giesemann, productor chiapaneco de tamaño medio y presidente de Cafés de Alta Calidad de México, A.C (Calicafé), asegura que es posible elevar la productividad, independientemente del tamaño del productor. “Lo que hace falta es mentalidad empresarial y dedicarse 100%

La competencia es cada día más peleada, por la presencia del café, de Vietnam e Indonesia, o de Brasil, que aun cuando no son de alta calidad, sus costos de producción son más bajos. “Cuando acudes al mercado con tu cosecha y pides un precio determinado, el comprador te dice que por un precio más bajo puede comprar un café, casi de la misma calidad, y si quieres vender, porque tienes que vender, pues lo das al precio que te pagan…. No hay de otra", admite.

En cuanto a los costos promedio en México, Giesemann los calcula en 0.85 dólares la libra, aunque es un grupo de menor calidad sujetos a los castigos, justifica. Sin embargo, una finca de alto rendimiento tiene costos de I dólar la libra, incluyendo insumos, mano de obra y gastos financieros; con estos produce un café de alta calidad, al que no se le aplican castigos en el mercado internacional y con el que se

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