Caso Enron

El caso Enron trata de como la mala comunicación interna puede causar un gran desastre.

El sector financiero de Enron no estaba cumpliendo muy bien su rol de suplir las necesidades de la comunidad, por el contrario se estaban beneficiando a sí mismos, haciendo que su información financiera estuviera bajo una cortina. Escondiendo todo bajo una máscara de rentabilidad cuando según los informes erróneos ellos no solo afectaron a su personal productivo y administrativo si no también amigos y familiares.

Su falta de independencia mental, aptitud profesional y conciencia moral demostró que como compañía tenían muy poca capacidad para ejercer el cargo que estaban llevando, cuando una empresa crece precipitadamente y demuestra estas acciones realmente da a dudar. Esta estructura fallo en el desarrollo de su actividad profesional por no utilizar en cada caso los métodos de análisis y evaluación más apropiados para la situación que se presentaba (rumores acerca de contratos con valor de treinta mil millones de dólares con la empresa Maharashtra State Electricity Board, malos manejos contables y financieros, una inadecuada administración de los recursos energéticos que manejaba…)

La contabilidad creativa que se dio en Enron, la manera de “maquillar” aquellos vacíos, fue lo que más adelante los dejo en la quiebra, no se podía maquillar para siempre estos errores y si a esto le sumamos la mala auditoria y asesoramiento era obvio que por más que quisiesen esconder aquellos malos registros de millonarias pérdidas la empresa iba a caer. Estas “buenas” ideas no fueron suficientes para mantener en pie la compañía por la mala comunicación entre superiores y por la ambición de estos mismos.

En Enron no se manejó una contabilidad Objetiva, ya que “arreglando” estos errores solo pensaban en beneficiarse a sí mismos, sin pensar en las futuras consecuencias que sucedieron. Tampoco fueron responsables no pensaron en la cantidad de personas que podrían resultar afectadas por unos cuantos errores, que a la larga resultaron desastrosos en cuestión de días.

Por último, lo mejor que pudo hacer la compañía en un caso como este era recuperar la estructura financiera y administrativa cuando todavía están bien, proponiéndose objetivos claros y responsables, y continuar con un buen proyecto, poco a poco, y desde cero, con la enseñanza de “quien juega con fuego, se quema”.

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