Cómo Reactivar Un Negocio

CASO Tamal-Luch

¿Qué vendemos? México, 2012

Cualquier negocio es negocio, dependiendo de la compatibilidad de la estrategia de venta con los objetivos estratégicos que pretenda.

“Hace 8 años, el hijo de un conocido empresario de la industria metalúrgica decidió que era alar- mante que, después de más de 20 años como empresarios, su familia hubiera invertido solamente en una empresa. Desde su punto de vista, estaba arriesgando inútilmente su patrimonio. Entonces convenció a su padre, la segunda generación de la empresa ya establecida, de que invirtieran en un negocio de tamales, ya que, según él, tenía mucho potencial.

El padre, después de meditarlo muy brevemente, accedió a invertir en el negocio propuesto, aun- que con serias dudas ya que, reconoce, no conocía nada del negocio.

Intentaron muchas cosas durante 8 años para hacer que la marca funcionara. A los 2 años tuvieron que cerrar el negocio y, finalmente, decidieron convertirlo en una bodega, en espera de que, en algún momento, pudieran reactivarlo.

Un buen día, un empresario joven tuvo la oportunidad de conversar con el padre y éste le contó todo. El empresario se ofreció a ayudarle. El padre estaba complacido y le ofreció invertir en sus ideas para reactivar el negocio si le ayudaba.

El joven acudió a algunos de sus amigos y formó un equipo gerencial multidisciplinario para re- animar el negocio.

Tras 8 años de creación de Tamal-lunch, este grupo de jóvenes empresarios y en una sola conversación, le dan más ideas al empresario que en todo el largo período de lucha que ha tenido.

Entusiasmado por la idea de revivir esta empresa, solicita a los emprendedores que acudan a una junta de trabajo para ver qué se puede hacer por su empresa.

Estos jóvenes se presentan el día indicado y tiene lugar una junta de más de 3 horas.

Esta junta versa sobre la historia de la empresa, llena de ignorancia e iniciativa, y las expectativas del empresario.

El padre empresario desea mostrar a los emprendedores las instalaciones. Literalmente, eran una bodega. Hay gran cantidad de inversión en maquinaria, equipo, y materiales para la presentación del producto. En la bodega se encontraban:

1. Un carrito innovador para vender tamales, algo así como los que se usan para vender elotes pero con ruedas, y un asiento como de bicicleta.

2. Unas 8 canastas con etiquetas que decían “chile guajillo”, “tortillas”, y más. Explicó que fueron parte de un aparador, en la tienda que abrieron, la cual, fracasó.

3. Exhibidores de acrílico para un mostrador

4. Volantes

5. Pósters

6. Estantes decorativos, como los que se usan en las panaderías

7. Manteles decorativos

8. Vasos y platos desechables que decían: “Sabor City” en colores naranja, verde aguacate y amarillo

9. Cubiertos desechables

10. Charolas

La parte externa de esa bodega era una cortina de acero pintada con el color verde antes descrito y dos pequeños logos de la marca como hechos con letra manuscrita. En el fondo blanco casi no se veían.

En el tiempo que estuvo el grupo ahí, por toda esa calle pasaron aproximadamente cinco personas y algunos autos. El lugar se veía con tierra por todas partes en las orillas de la puerta, y no porque no hayan barrido, sino porque el lugar en el que se ubica este local estaba rodeado de empresas metalúrgicas o mineras.

Según el empresario han intentado de todo:

a. Salir a vender a las calles

b. Vender en el local

c. Promociones de descuento

d. Y hasta un centro comercial...

Lo cierto es que nada pareció funcionar. Hasta intentaron vender especias y hacer como una tiendita de conveniencia en el local, pero tampoco funcionó el diversificar.

Particularidades del producto:

Tamales gourmet con sabores extraños pero ricos (zarzamora con queso, por ejemplo) envueltos en una bolsa de plástico blanca con un dibujo escueto de la marca. El empresario hijo comentó que si reactivaran la empresa, piensa quitar las hojas de maíz para evitar que la gente se ensucie. Quiere que todos quieran comer tamales.

(Kotler, 1996)

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