DESARROLLO ORGANIZACIONAL
Enviado por rusomercu2 • 10 de Agosto de 2014 • 456 Palabras (2 Páginas) • 262 Visitas
Alemania Vs Italia
Durante los últimos veinte años Carl Zimmerman estuvo a cargo de la gerencia de una planta de fabricación de embutidos en las afueras de la ciudad de Lima. En ese mismo período Leonardo Rossini manejó las ventas de la compañía. La empresa, es hoy una floreciente industria que abastece con productos de primera calidad a todo el país y que ha comenzado a exportar, básicamente al Ecuador y Chile.
La propiedad de la empresa recae en una conocida familia de agricultores que perdieron todas sus tierras con la colectivización del agro impuesto por el Gobierno Militar a fines de la década del 60. Desde que Carl. Z. y Leonardo R. empezaron a trabajar de inmediato se advirtió una velada rencilla personal. Al comienzo no tenía mucha importancia y la gerencia de la empresa no les prestó la atención debida. En verdad, Carl y Leonardo tenían caracteres opuestos.
Carl era introvertido, trabajador y jamás permitía que alguien le dijera qué debía hacer. Guardaba celosamente las fórmulas con las cuales se preparaba cada uno de los productos y se ponía muy ansioso cuando veía que alguna persona extraña merodeaba por las instalaciones de la planta. Con sus obreros mantenía una relación cordial y amigable, especialmente con quienes le habían dado mayores muestras de confianza. A medida que percibía más confianza les iba enseñando las diversas técnicas para lograr el auténtico sabor de las salchichas y otros productos alemanes.
Leonardo era la otra cara de la moneda. Su carácter era extrovertido, jovial y alegre. Eso sí: cuando las cosas no salían conforme a lo programado, se ponía temperamental en extremo. Una vez en ese estado era capaz de cometer cualquier barbaridad. Pasado el rato amargo, se arrepentía de todo lo dicho y actuado, pedía disculpas y no guardaba rencores. A sus vendedores los manejaba con mucho cariño y algunos gritos, a pesar de lo cual jamás perdió la admiración y el respeto de sus subalternos.
Carl y Leonardo sólo se hablaban cuando eran convocados por la gerencia general para tratar algún tema de interés común. Terminada la reunión se producía un irrompible compromiso mutuo de no dirigirse la palabra. Ya en el trabajo diario, cuando uno necesitaba del otro se valía de emisarios para hacer llegar ciertos mensajes o para pedir algo especial.
Las personas que trabajaban con Carl y con Leonardo mantenían una profunda solidaridad hacia sus respectivos jefes. Nadie sabía a ciencia cierta cuál era el motivo del enfrentamiento, pero todos tomaban partido diciendo, convencidos, que el otro tenía la culpa por ser así y asá o por haber dicho o hecho tal o cual cosa. El mayor problema lo acarreaba la gerencia general, que veía en esta relación conflictiva una profunda traba para el desarrollo de la organización
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