Datos Del Iva 2015

Todo comienzo da miedo. Cada vez que alguien se aventura por una etapa inédita del tiempo o de la vida, el ánimo se niega a ingresar en ese bosque lleno de fantasmas, de trampas potenciales, de telarañas alertas. Es que una experiencia nueva exige un órgano nuevo y todo organismo tiende a acomodarse en su conformación actual.

Nadie ha inventado hasta ahora el equipaje psicológico que permita entrar a lo desconocido con un mapa de riesgos superables. Todo es vaho, todo es niebla, cuando alguien cambia de trabajo o de familia o de ciudad o de establecimiento educativo. El mundo es entonces un gran coto de conquista y toda conquista mata o enloquece a buena parte de los expedicionarios.

La primera característica espiritual de todo comienzo es la creencia de que uno es el único humano en la historia de la especie que ha sido sometido a la tortura del comienzo de algo. Nadie está ahí para ayudar a nadie, sencillamente porque nadie tiene acumulada ninguna experiencia en lo tocante al paso que es preciso dar. La soledad es, así, la atmósfera de todo principiante. Y esta soledad convierte al atemorizado héroe en combatiente único frente al universo erizado. Todo hombre está desnudo la primera vez que hace algo, enteramente inerme frente a los dientes de los lobos, aterido ante la probabilidad del fracaso.

En todo episodio de principio se mide el real peso específico de cada ser. Con todo, hay una raza particular para la que los comienzos en lugar de ser una tortura son el excitante de la adrenalina. Esta raza es la de los pioneros. Los pioneros tienen como profesión precisamente la de ir adelante, y para cumplir con ella cuentan con instrumentos especializados en tumbar monte. Un pionero busca aquello que los demás rehúyen. Su triunfo está en el territorio donde se vislumbran los fracasos de los otros. Tienen una suerte de antídoto contra el terror estos pioneros, como si hubieran nacido bañados de inmortalidad a la manera del antiguo Aquiles. En la cuna o en el estómago materno debieron beber la ambrosía que los potenció luego hacia niveles de resistencia sobrehumana.

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