El Problema de los Monopolios

El Problema de los Monopolios

Por Ricardo Paredes, PUC.

O por qué a los economistas nos gusta la competencia.

Muy malo para los consumidores

La idea de que las empresas compiten fieramente por los clientes y que ellos están informados de todas las alternativas es

una simplificación que permite entender comportamientos en la economía.

Otra simplificación, el monopolio, visualiza la existencia de una empresa sin competidores, y también ayuda a entender

comportamientos.

Monopolio se concibe como un productor que enfrenta toda la demanda de un determinado producto que tiene malos

sustitutos.

En el mundo real, más que de monopolios se habla de poderes monopólicos o de mercados monopólicos, algo que no se

mide directamente. Aunque solo Citroen puede producir citronetas, no es un monopolio, pues hay otras marcas que

compiten, lo que hace que ante un eventual aumento del precio, la demanda caiga enormemente (muy elástica). Distinto

es el caso de un único laboratorio productor de un medicamento de tercera generación. En ese caso, sí hay monopolio.

Consumidores en la mira

El modelo de monopolio permite entender comportamientos y en particular, el que más nos preocupa: la posibilidad de

servir adecuadamente a los consumidores.

Pero en economía no evaluamos las situaciones en el aire, sino que respecto de las alternativas y aquella que nos resulta

natural es la situación de competencia.

En el caso de una competencia muy intensa entre productores, inferimos que existe una fuerza disciplinadora al

comportamiento de estos. Cualquier productor que quiera aumentar el precio para de modo de ganar el dinero que cree

merecer, se verá “severamente sancionado” por los consumidores que dejarán de comprarle, yendo a un productor

alternativo. Los productores, en este contexto, no tienen otra alternativa que cobrar un precio que no exceda sus costos

(incluyendo la remuneración por su dedicación y riesgo).

Lectura complementaria – Microeconomía II – EAN UdeC 2

En

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