Emprendimiento Social

Emprendimiento social

En la actualidad, a muchos gobiernos les resulta cada vez más complicado financiar y coordinar de manera eficiente el sistema de bienestar social de sus países. Por suerte para las administraciones y para los ciudadanos existe un grupo cada vez más numeroso de emprendedores sociales, cuyo objetivo principal es contribuir a la mejora y desarrollo de las condiciones de vida de la sociedad, especialmente el de las comunidades más desfavorecidas.

El emprendimiento social permite conocer las necesidades de la sociedad y sus comunidades, y por medio de diferentes propuestas, planes, procesos y actividades busca desarrollar y hacer efectiva la solución a las mismas, tomando en cuenta como generalidad global los altos índices de pobreza, la falta de oportunidades laborales y educativas, la limitación económica y la violencia intrafamiliar en diferentes sectores de la sociedad. Es entendible que con dichas estrategias de emprendimiento no se erradicará todas las falencias en materia social, educativa y económica, pero si es realmente cierto que la actitud y el interés han sido los ingredientes para su mejoramiento.

Según Howard H. Estevenson, especialista en gestión Emprendedora, “los, Emprendedores son individuos dedicados a la búsqueda de oportunidades, más allá de los recursos de que disponen”. (Howard H. Estevenson).Pues bien, los emprendedores, dedican su espacio, su comprensión y su capital, asumen el riesgo de invertir en su propio negocio o propósito, sin ver de frente la falta de recursos como una limitación para el cumplimiento de sus metas en pro de la comunidad.

El emprendedor social es un tipo de emprendedor que presenta cinco características fundamentales:

Tiene como objetivo crear valor social; es capaz de captar necesidades sociales; contra ataca con propuestas innovadoras; su aversión al riesgo está por debajo de la media; y dispone de escasos recursos para llevar a cabo su labor.

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En esencia, el espíritu emprendedor puede definirse como una fuerte actitud hacia el riesgo y la continua búsqueda de oportunidades, más allá de los recursos de que se disponga. Algunas personas son emprendedoras innatas; en otras, es posible desarrollar esas condiciones.

Dice también, el escritor George Bernard Shaw (revista Gestión 2001): “cualquier tonto puede empezar una historia de amor, pero se necesita un genio para terminarla exitosamente”, a lo cual podemos pensar que no solo basta con tener una idea de emprendimiento y comenzar a desarrollarla, sino que es necesario mantener y finalizar con éxito dicha idea y los planes que esto implica, además de disciplina, constancia, innovación, y conocimiento acerca de las verdaderas necesidades a suplir, así como los deseos por trabajar en pro de los demás; pensamiento que también comparte Faustino García Zapico, titulado Universitario en criminología, quien ingresa a la prisión en 1980 como vigilante, en 1984 pasa a ocupar el puesto de Educador y en 1994 crea grupos de rehabilitación a las drogas por medio de la creación de micro sociedades al interior de la prisión con resultados exitosos en la disminución de la violencia y mejora de la calidad de vida de los internos.

Por su parte, algunos Gobiernos han visto en estos agentes una alternativa de ayudar a apaciguar su falta de recursos y eficiencia para financiar el incremento en la demanda de gasto social, tal y como sucede con la Fundación Skoll, la cual afirma que los emprendedores sociales son «líderes probados cuyos enfoques y soluciones a los problemas sociales están ayudando a mejorar las vidas y circunstancias de incontables individuos desfavorecidos.

El emprendimiento ha sido estudiado desde la economía, la psicología, la sociología y la antropología. En un principio, la economía se encargó de estudiarlo buscando la relación del mismo con el desarrollo desde un punto de vista puramente económico,

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