Ensayo Brandwasher Cap 1-3

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Brandwasher Capítulo 1-3

En busca de una desintoxicación de marcas, se debe tener un control absoluto y minucioso de todo lo que se consume o compra; tal como lo narra el autor del libro Martin Lindstrom, inconscientemente se vive tan apegado y el deseo de consumo de marcas está tan arraigado en la vida de las personas. Que sin pensarlo se va al supermercado, restaurante o tienda y el cerebro empieza  a colocarle marca a cada uno de los deseos y necesidades.

Los departamentos de marketing cuentan con algoritmos sofisticados por donde se decodifica la información de innumerables perfiles de Facebook, Instagram, información de teléfonos móviles etc. De ésta manera extraen los perfiles psicográficos y psicológicos de los consumidores y los bombardean de publicidad de cientos de ofertas a la medida de sus gustos y preferencias. Por medio de la información obtenida, saben lo que inspira, asusta, tranquiliza, satisface y seduce a su mercado objetivo.

Brandwashed habla sobre como las empresas “lavan” y se arraigan en el cerebro con tantas marcas, productos, beneficios que a la larga pueden o no pueden ser verdad. El neuromarketing es esencial para descubrir los patrones de los consumidores para llegar directamente a la necesidad y persuadir el comportamiento hasta llegar a la comprar y fidelización.

Las compañías visionarias inician las estrategias de marketing desde el vientre materno ya que la mayor parte de las preferencias arraigadas en la infancia temprana logran transformarse en asociaciones y recuerdos de la niñez que son lo suficientemente resistentes para sobrevivir al crecimiento; con el fin de asegurar lealtad de por vida.  La lealtad se acrecienta en las preferencias que se toma de adultos al estar íntimamente ligadas a los productos y servicios utilizados en la infancia, bajo la premisa de la nostalgia de aquellas primeras experiencias, que se vivieron al lado de los padres y familia.

La nostalgia y tendencia a la idealización de que todo tiempo pasado fue mejor, evoca lo ya vivido como el oasis que permite elevar la experiencia de consumo por sobre la realidad sensible y mostrar la atracción por productos que permiten revivir la sensación de ser más jóvenes.

Las primeras marcas que un niño posee en su infancia temprana, marcan por completo el resto de su vida, de adulto sus gustos se encuentran inconscientemente influenciados por aquellas marcas de juguetes, alimentos, ropa con la que estuvo en contacto. No es de sorprenderse si el adulto sigue escuchando las canciones que escuchaban sus padres, comprando el automóvil el cual veía con admiración en los anuncios comerciales cuando dicho adulto tenía solamente entre 5-10 años de edad solamente.

Los profesionales del marketing y los publicistas tienen muchos trucos ingeniosos para lavarles el cerebro con sus marcas a esos consumidores jóvenes (e impresionables), con el fin de asegurar su lealtad de por vida. Y es que los niños menores de tres años representan un mercado de nada más de aproximadamente 20 mil millones de dólares, ya que según estadísticas éstos niños están expuestos a un aproximado de cuarenta mil comerciales en la televisión cada año.

Miles de niños empiezan a vivir una pubertad demasiada temprana en comparación con los niños de décadas anteriores, debido a los exhaustivos mensajes publicitarios de las empresas que ofrecen productos tales como desodorantes, maquillaje, toallas sanitarias, cigarrillos.

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