Ensayo Reflexiones sobre el Barzon.

El extraordinario, si bien problemático y trágico para algunos, fenómeno de la crisis económica que sufrió México en la década de los noventa y que dejó a miles de deudores con deudas multiplicadas de un día para otro, empezó con un sencillo cambio: el creciente acceso de los ciudadanos promedios en países en vías de desarrollo a mayores servicios financieros. Pese a que los factores externos que dieron como resultado la situación en la que cada uno de los miembros del Barzón se vio sumergido, el papel individual que jugó cada individuo es por mucho interesante y preocupante. Muchas de estas personas se encontraban por primera vez con acceso a un servicio financiero nuevo: los créditos. Un servicio y un producto sobre el cual conocían poco y al encontrarse de un día para otro en una situación desprotegida, surgió la necesidad de unirse como grupo para hacerle frente a la deficiencia de conocimientos que tenían como individuos, adicional a la necesidad de hacerle frente a los bancos y el gobierno.

El Barzón desarrolló habilidades de conocimiento financiero y de negociación para poder resolver la situación de sus miembros; sin embargo, al día de hoy, el número de productos financieros, el acercamiento tecnológico y móvil de la banca, el crecimiento de las micro-finanzas y sobretodo el fomento a la participación financiera, deja a los ciudadanos desprotegidos ante un desconocimiento casi total. En términos de alfabetismo financiero, la mayoría de las personas no cuentan con los conocimientos necesarios para tomar decisiones sobre sus finanzas personales (Runder & Nealer, 2015).  

La educación financiera en los niveles básicos de los sistemas educativos se ha convertido en un bien de primera necesidad que pudiera impactar la vida de las personas y el curso del país de manera significativa. Poco a poco, México se está acercando a una crisis económica relacionada a las pensiones y vida en la vejez de nuestros jóvenes del día de hoy. El pobre manejo de las finanzas de los jóvenes, sin capacidad de ahorro en conjunción con una pirámide generacional en proceso de inversión y un sistema de Afore que no obliga a la juventud mexicana a pensar en su vejez llevará al país a una situación preocupante en los próximos 50 años. Aproximadamente en 2021 se estará jubilando la primera generación Afore, es decir, mexicanos de más de 65 años, cuya pensión será equivalente a solo el 30% de su último sueldo; las mismas generaciones que hoy no estamos educando para ahorrar para el futuro. Esto sin contar el 76% de la población mexicana económicamente activa que no cotiza en el seguro social, quienes ni si quiera cuentan con el mecanismo básico para el ahorro para su retiro (Mendoza 2014). Si no hacemos un cambio sustancial para dar reversa a esta tendencia, las nuevas generaciones acabaran pagando por los errores de los jóvenes de hoy, lo que resultara en catastróficas consecuencias para la economía mexicana. Es por ello, que nuestro más grande reto el día de hoy es enseñar a las nuevas generaciones a ahorrar mediante un sistema de educación financiera obligatorio a edades tempranas. Los beneficios para los ciudadanos, las familias, las organizaciones y el país pueden ser enormes, mucho más allá del retiro individual.

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