Equipos Simbióticos

A partir de los textos de apoyo, la clase de Equipos Virtuosos, experiencias personales y otras fuentes, considero que las características de un buen equipo de trabajo se concentran y mantienen en tres factores: la Formación del Equipo, en el Rol del Líder y en la Dinámica del Equipo. Todos estos factores tienen en común una característica protagonista que llamé Simbiosis. Tal como en la biología, se trata de la relación estrecha y persistente entre organismos de distintas especies, que intercambian aspectos que permiten fortalecerse comunitariamente. A continuación, sus características en detalle:

1. Virtudes en la Formación del Equipo:

Al crear un equipo de trabajo de alto rendimiento, es vital tomar en cuenta las personalidades y proyectar cómo se articularían y complementarían los roles. Por ejemplo, es necesario tener un personaje inspirador, un organizador, miembros introvertidos pero trabajadores, otros extrovertidos con capacidad de gestión, etc. El beneficio de esta diversidad que se incluye y no se excluye es la generación de la capacidad de apoyarse los unos con los otros, corregir excesos, potenciar la tolerancia y aprender de nosotros mismos.

2. Virtudes en el Rol del Líder:

El personaje del líder es inspirador. Inspira motivación, confianza, valentía. El líder debe asumir riesgos y aspirar metas ambiciosas: ve más allá y va un pequeño paso más delante de su equipo. Además, confía en las capacidades de éste y lo representa siempre, para bien o para mal. Estas características son catalizadoras de orgullo, estimulación y productividad.

También es intachable, ejemplar en todo los aspectos del proceso de trabajo. Como fruto de esto, implícitamente dicta los estándares de exigencia que el equipo requiere y merece.

Pero no basta con eso, además es un cohesionador. Esto significa que es simpático, empático, prudente, conciliador, sabe escuchar y tolera y entiende distintas formas de ser y reaccionar. Incentiva la retroalimentación positiva y la acepta en orden de reflexionar y hacer crecer al equipo. Por esto, es el evaluador del grupo.

Por último, como es visionario y estratega, está atento a lo que pasa en su entorno y ve dónde su equipo puede contribuir o destacar.

3. Virtudes en la Vida y Dinámica del Equipo:

En un equipo sana y homogéneamente productivo ocurre un fenómeno de ósmosis donde los integrantes son permeables a la difusión de actitudes, valores y características que con el tiempo forjan identidad.

Cómo los integrantes se parecen, se diferencian y se complementan, hace que cada equipo perfile una identidad grupal o corporativa única, y es absoluta responsabilidad de los alumnos desarrollarla de manera positiva y no negativa. Esto, porque la positividad al aprender, al ambicionar, al trabajar y al confiar, genera productividad, compromiso y entusiasmo.

Como

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