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HUAYCOS EN EL PERÚ: SUS EFECTOS CATASTRÓFICOS Y LA FALTA O DÉBIL PLANIFICACIÓN


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2014  •  2.696 Palabras (11 Páginas)  •  352 Visitas

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HUAYCOS EN EL PERÚ: SUS EFECTOS CATASTRÓFICOS Y LA FALTA O DÉBIL PLANIFICACIÓN

abril 9, 2010 por miguelegusquiza

Los hechos imprevisibles y previsibles

Trataremos de describir los hechos relacionados con la ocurrencia de los llamados huaycos o avalanchas de lodo y piedras arrasando todo a su paso, para después proponer algunas soluciones que mitiguen tales desastres.

En los últimos meses, desde diciembre, hemos sido impresionados por la información graficada de las consecuencias lamentables por efecto de los huaycos ocurridos en diferentes partes de la región andina y en la ceja de selva del Perú. Cada año y por esta época se repiten estos desastres, con cierta recurrencia y sólo con diferencias de intensidad, número de muertes, damnificados y destrucción. No cabe la menor duda que la intensidad últimamente ha crecido debido al cambio climático y al por demás “voluble” Fenómeno del Niño. Pero, no es sólo eso. La naturaleza ha sido despojada progresivamente de sus componentes de equilibrio y el calentamiento es una consecuencia provocada por el hombre. Es cierto que también existen acaecimientos imprevisibles o eventos fenoménicos y hasta fenomenales por ser incontrolables y producidos por la propia naturaleza terráquea, como aquel alud o avalancha de nieve que bajó desde el nevado más alto del Perú: el Huascarán, para convertirse, en su trayecto casi vertical, en un aluvión que llegó hasta varias lagunas glaciares colapsándolas para seguir deslizándose por la quebrada de Ranrahirca y aplastando totalmente a la ciudad de Yungay y todo cuanto allí se encontraba. El desastre estuvo asociado a un sismo, un terremoto de gran intensidad y era la tercera vez en la zona (en 1725, con 1 500 personas desaparecidas; en 1962, con 3 000 personas muertas y la destrucción de la ciudad de Huaráz; y, el del año 1970, en el que desaparecieron 22 000 personas). En tales casos, no hay forma de predecir los fenómenos telúricos. La investigación científica y predictiva todavía no ha logrado tal conocimiento complejo, aunque sabemos que tal fenómeno, alguna otra vez, ocurrirá por encontrarnos en el ámbito del cinturón de fuego terráqueo. Por tanto, hay razones suficientes para estar preparados de manera preventiva.

Lo que sí se puede predecir es la ocurrencia de los torrentosos deslizamientos que bajan por las quebradas de fuerte pendiente, característicos de la zona andina, y denominados con la palabra quechua: huaycos. El conocimiento científico ya tiene descubierto las causas que los provocan hasta el nivel de la predicción. Por lo tanto, lo que siempre ocurre se puede controlar a fin de mitigar sus consecuencias desastrosas, porque son hechos recurrentes de la naturaleza. Estos hechos no tienen nada que hacer con las premoniciones propias de la superchería. Tampoco es cuestión de maldiciones, como se insinúan en algunos diarios chicha; menos debe asociarse al castigo divino.

El reciente desastre producido en la Semana Santa y en la zona de Ambo, Huánuco, no fue por un alud sino por un huayco, debido a que colapsó el dique de la Laguna Ishanca ubicada en las alturas de Ambo, a causa de las persistentes lluvias y del clima alterado. Lo cierto es que las noticias dan cuenta de la desaparición de aproximadamente 30 personas, 120 hogares y 600 damnificados. Los pobladores que, más abajo, vieron crecer abruptamente el Río Huallaga fueron testigos del paso de muchos enseres y animales que arrastrados por las aguas también inundaban la propia ciudad de Huánuco. Esto también es recurrente. Siempre ocurren deslizamientos por el embalse de aguas y la pobre resistencia de los diques naturales y hasta artificiales con la inevitable y abrupta ruptura para dar lugar a la avalancha. Últimamente, hubieron muchas lamentables pérdidas en diferentes lugares: en Huamanga, Cusco, Puno, Junín y otros espacios geográficos de similares condiciones geomorfológicas.

La herencia que hemos olvidado

Los desastres por los huaycos ocupan las primeras planas de los diarios en el mundo, donde las precipitaciones son copiosas en extremo provocando inundaciones incontenibles. El área de influencia del Fenómeno del Niño está alterado. Ecuador, Brasil y otros países también sufren el embate de los huaycos. ¡Qué contrastes de la naturaleza! En otras partes del globo, los Igorrotes filipinos bailan la danza de la lluvia pidiendo al Dios Kabunian no seguir perdiendo las cosechas de arroz por la sequía que se prolonga, mientras que en estos lares se sufre por los excesos hídricos. Ya nos tocará estar en el otro extremo: las sequías y ojalá que no sea tan dramático como en Filipinas.

Por ello, ya resulta de Perogrullo insistir en la necesidad de planificar. Entendemos que en este componente de la administración científica se encuentra la función de la previsión y la prevención; mientras que en el trabajo científico está la predicción con todas las teorías que describen y explican los hechos, los fenómenos, los acaecimientos y todos los eventos naturales, sociales, del hombre y hasta de la cultura.

Se trata simplemente de administrar lo que ocurre en la realidad natural con las herramientas que otorga el conocimiento científico. Cuando los diques son artificiales muchas veces existe improvisación y falta de asesoría técnica, pero cuando son naturales, sus consecuencias se producen por negligencia, descontrol y hasta por imprudencia. Es negligente la indiferencia de la población, de las organizaciones y de los gobiernos por prevenir durante los meses sin lluvias dejando de realizar los trabajos precautorios en los meandros, las cañadas, las cuencas, arborizando los espacios, limpiando los causes y construyendo las sangrías para un mejor aprovechamiento de las aguas; pero, nada de eso o muy poco se hace. También existe descontrol cuando se descuidan las obras ya hechas que requieren de permanente mantenimiento también preventivo. Un vistazo regularmente desarrollado puede ser componente de seguridad y de mitigación si acaso se produce el desastre posterior. Tampoco se hace. Reiteramos: negligencia, descontrol, descuido e imprudencia son conceptos que se usan para calificar los hechos que casi siempre terminan produciendo momentos dramáticos por las pérdidas, muchas veces irreparables. Pero, las lamentaciones siempre son transitorias y duran poco por la frágil memoria colectiva. Seguimos olvidando a pueblos que han desaparecido en las temporadas anteriores. De aquel hermoso pueblito de San José de Los Molinos en Ica, de una sola calle larga, pero ubicada en las faldas de una quebrada amplia y seca, zona de deyección de la llamada La Yesera. Un gran sector desapareció el 29 de enero de 1998, también en la época del Fenómeno del Niño. Un estudio posterior al desastre

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