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Humanismo empresarial


Enviado por   •  25 de Julio de 2020  •  Ensayo  •  1.834 Palabras (8 Páginas)  •  594 Visitas

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El Humanismo Empresarial en Alejandro Llano Cifuentes

Sebastián de Covarrubias define el término “emprender”, que es “determinarse a tratar algún negocio arduo y dificultoso”. De este modo, para Llano, empresa es cierta figura arcana hecha con un fin en particular, con el objetivo de conseguir lo que se va a pretender; sin embargo, destaca que, empresa no es una máquina de producir beneficios ni un espacio físico sujeto a acciones y obligaciones.

Empresa es un proyecto que personas expresan de manera simbólica que representa el conseguir un propósito libremente querido resultando arduo y dificultoso, una figura enigmática que pretende plasmarse en la realidad.

Para nosotros la palabra empresa nos evoca más bien trabajos y servicios de índole mercantil o económica, pero el núcleo significativo ha permanecido casi inalterado, después de tantos cambios sociales y en diversas vicisitudes históricas. Ese núcleo significativo apunta al hecho básico de que las empresas son negocios humanos, acometidos por personas que para realizarlos disponen como recursos básicos de su inteligencia, libertad y emociones.

Esto acontece en una oportunidad vital de repensar la empresa de un modo humanista en esta coyuntura de pérdida de valores, se pide una transformación del modelo social dado que las estructuras vigentes ya no dan más de sí, las personas ya no creen en ellas. Se requiere otro paradigma que se apoye en valores más hondos y verdaderos.

En la situación en la que nos encontramos con el modelo actual se describe con cuatro rasgos: hombre pionero, progreso ilimitado, estructura piramidal y organización maquinista, frente a estas cuatro características observamos confusamente una nueva configuración social con atributos distintos u opuestos, personas con capacidad asociativa para trabajar en equipo, con una notable facilidad de dialogo y con capacidad de reflexión y flexibilidad. Se requiere de pensamientos ecológicos de respeto y cuidado hacia nuestro mundo que representa nuestro hogar, además de cambiar nuestra estructura piramidal que refleja la superioridad e inferioridad por una reticularidad compleja. Asimismo nuestro movimiento social no deber ser mecánica, sino características de espontaneidad vital.

Estos rasgos nos indica que la empresa ha vuelto a adquirir un sentido humanista, un presentido convencimiento a las puertas de un nuevo tipo de sociedad, los recursos intelectuales y volitivos constituirían la baza decisiva en la vida de las organizaciones.

El peligro que hoy corremos es el de que unas organizaciones que siguen siendo en buena parte rígidas y burocráticas penetren en la sociedad del conocimiento, la primera confusión que hemos de evitar es creer que el saber se identifica con la información; cuando lo cierto es que lo que hoy entendemos por “información” es sólo un aspecto, y no el decisivo, del conocimiento humano.

La información es algo externo que se encuentra a nuestra disposición; mientras que el conocimiento, es un crecimiento interno, un avance hacia nosotros mismos, un enriquecimiento de nuestro ser práctico, una potenciación de nuestra capacidad operativa. La información sólo tiene valor para el que sabe qué hacer con ella: dónde buscarla, cómo seleccionarla, qué valor tiene la que se ha obtenido, y cómo procede utilizarla. El paso hacia la sociedad del conocimiento consiste, sobre todo, en darnos cuenta de que la energía de los talentos humanos es incomparablemente superior a la fuerza de la materia y de todas sus posibles transformaciones.

Llano menciona que le parece inadecuada la expresión “recursos humanos”, porque los hombres y las mujeres no son precisamente recursos, sino más bien fuentes de descubrimiento y generación de recursos.

Por otro lado, nos dirigimos al advenimiento de la que Peter Drucker llama sociedad postcapitalista, al yacimiento de innovación en la economía a tal punto que cualquier persona de cualquier sitio puede acceder a todo tipo de información gracias a la tecnología global.

Lo más interesante para nuestro propósito, es que las empresas se han convertido en las comunidades que de manera más avanzada y dinámica llevan a cabo estos procesos de enseñanza y aprendizaje. A los cuales podemos llamar “organizaciones inteligentes”, es decir, organizaciones capaces de llegar a saber más, de aprender cosas nuevas y enseñarlas a otros que, a su vez, lleguen a saber más, es decir, a aprender de nuevo y a enseñar de nuevo. Cabe mencionar que solo las empresas que operen de manera corporativamente inteligente serán capaces de navegar en el espacio del conocimiento abierto por la nueva sociedad, las compañías que no logren alcanzar tal status pasarán, con todos los honores, a los museos de arqueología industrial.

Llano para disolver confusiones destaca un simplificado procedimiento del libro de Italo Calvinoseis propuestas para las organizaciones inteligentes en la sociedad del conocimiento. 

Primera propuesta: Trabajar es aprender, dirigir es enseñar.

Lo primero que hay que advertir para comprender esta propuesta inicial es que lo importante no es enseñar, lo importante es aprender. Lo cual equivale a decir en nuestro caso que la dirección empresarial está ordenada al trabajo, y no al revés.

Dirigir hoy equivale a hacer operativo un saber reconocido en el ámbito de la empresa; pero como ningún directivo puede ni debe saberlo todo acerca de las operaciones de su corporación, el ejercicio de su saber consiste en enseñar a que otros aprendan, en establecer las condiciones de posibilidad para que sus colaboradores lleguen a aprender lo que necesitan saber.

Segunda propuesta: Una “organización inteligente” es una comunidad de investigación y aprendizaje.

Por incomparablemente más alta que sea la complejidad de una empresa moderna, si pretende ser una “organización inteligente” es decir, competitiva, tiene que reproducir de algún modo estas situaciones de aprendizaje compartido. Cada uno en su nivel, debe estar continuamente dialogando con los que con él trabajan para ir descubriendo cómo hacer las cosas con mayor calidad, de manera más eficaz y fecunda.

Una “empresa inteligente” es un terreno fértil en el que todos y cada uno tratan de aprender a hacer mejor la tarea que les corresponde. Se convierten así en protagonistas de la historia compartida, de manera que el trabajo en equipo ha dejado de ser solamente una manera de motivar a la gente y disminuir conflictos, para transformarse en una condición imprescindible de la buena marcha de las empresas.

Tercera propuesta: Las “organizaciones inteligentes” entienden la profesionalidad como dominio de un “oficio”.

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