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INTRODUCCIÓN A LA TEMÁTICA


Enviado por   •  30 de Agosto de 2016  •  Trabajo  •  2.432 Palabras (10 Páginas)  •  272 Visitas

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INTRODUCCIÓN A LA TEMÁTICA

Pedro Antonio Chávez

“Procuro concebir a la economía como un reflejo del mundo en el que se han desarrollado ideas económicas específicas: las de Adam Smith en el contexto del primer trauma de la Revolución Industrial, las de David Ricardo en las etapas posteriores y más maduras de la misma, las de Karl Marx en la era del poderío capitalista desenfrenado, las de John Maynard Keynes como respuesta al implacable desastre de la gran depresión. Con respecto a aquellas épocas o sectores en los cuales hay poco de interés a la vista y menos aún susceptible de ser descubierto en la vida económica, como en los tiempos anteriores al surgimiento del capitalismo o en las economías de subsistencia actuales, me he resignado a esa circunstancia. En efecto, las ideas económicas no son importantes allí donde no hay economía.” John Keneth Galbraith

La discusión sobre la naturaleza de la ciencia económica parece adquirir una importancia mayor en los tiempos actuales, ciertamente, siempre han existido visiones que afirman que la capacidad de esta ciencia está determinada por una orientación explicativa y por lo tanto validada por un pretendido poder predictivo que da prioridad a la construcción de la teoría, definiéndose una “corriente principal” contraria a “corrientes doctrinarias”; este discurso parece cancelar factores políticos, históricos o ideológicos, viéndose obligado a negarlos, calificándolos como ajenos, cuando no antitéticos del ejercicio científico, que en el caso de la Economía se plantea como necesariamente positivo en oposición a una naturaleza normativa, la cual se anticipa como “acientífica”, existiría entonces no una historia del pensamiento económico, sino más bien una historia del análisis económico, o como plantean Robert B. Ekelund Jr. y Robert F. Hebert refiriéndose a su libro Historia de la economía y su método:

“presenta, en forma inteligible y amena, las principales ideas teóricas y metodológicas que han formado y continúan formando la economía contemporánea... las contribuciones analíticas del pasado, tanto las que han conseguido incorporarse a la corriente principal de la economía como las que no lo han hecho, han configurado la teoría económica contemporánea...El análisis económico ha generado una rica y extensa historia desde sus comienzos formales hace cosa de doscientos años. Al igual que, en el mundo de la biología, un género particular evoluciona a partir de las primeras especies, también la economía se ha desarrollado como un género intelectual...debido a su constante aceptación y profesionalización a lo largo del siglo XX, el término estricto, economía, ha venido a representar una etiqueta ampliamente admitida para un cuerpo de principios y un método de investigación que ahora puede denominarse <>...la evolución y desarrollo de la corriente principal de la teoría económica. Como tal, es una historia del análisis económico, pero no es la historia del análisis económico.”[1]

Desde la publicación de la importante obra de Shumpeter “Historia del análisis económico”, esta discusión ha sido abordada por infinidad de autores, así las cosas, el desarrollo de esta unidad temática parte de las posiciones centrales en la misma, toda vez que permiten una referencia adecuada sobre el proceso económico y su interpretación, además de configurar una correcta precisión de la relatividad histórica de las ideas y las doctrinas, así como la influencia práctica y las consecuencias en la aplicación de políticas derivadas de estas ideas.

Podemos preguntarnos entonces, ¿porqué una historia del pensamiento económico y no una historia de la teoría o de las doctrinas?, ¿realmente es legítimo separar, con una pretensión de “neutralidad” científica, la explicación de la apreciación?, es decir - como se dice en el ambiente de la teoría económica -, ¿separar la explicación de lo real del juicio valorativo?.

Ya lo ha señalado Emile James, la observación de la vida económica tiende a generar dos direcciones distintas de pensamiento:

  1. Analizar los mecanismos a los que está sometida esta actividad, los motivos de los que depende, los obstáculos con que tropieza, las reacciones que provoca.

  1. Los actos de las unidades económicas o de las instituciones que le sirven de marco, juicios de valor según un ideal moral o político y, en caso de que fuera necesario, proponer reformas.

Sin embargo, esta distinción polarizaría actitudes según la dirección que se adoptara, pues aceptar la primera sería hacer teoría “buscar la verdad”, en cambio la segunda llevaría a buscar lo que “es mejor”, más moral o más justo. Siguiendo esta línea de razonamiento de Emile James, haríamos nuestra su afirmación:

“Desgraciadamente, como tantos otros, hemos sentido escrúpulos. Ningún creador de un sistema científico ha separado, jamás, enteramente, la teoría de la doctrina: las más rigurosas demostraciones <> han precedido a juicios y consejos de acción. Es difícil saber, ante ciertas exposiciones, si se está en presencia de una exposición teórica o doctrinaria. Si se quisiera examinar las teorías sin su prolongación doctrinal, se correría el riesgo de desfigurar la mayor parte de los autores, de presentar una imagen parcial, disecada e inhumana. no es seguro, siquiera, que de ese modo se fuera más fiel a puntos de vista puramente científicos. La ciencia no puede consistir en exposiciones sintéticas de mecanismos. No puede desinteresarse de las conclusiones que los hombres de acción sacan de sus exposiciones. Si no se tiene de ella una concepción demasiado determinista (y, ¿existen acaso todavía hoy sabios rigurosamente deterministas?), se piensa que el objeto de la ciencia es orientar la acción e indicar los límites de su eficacia. Sería fácil, por lo demás, distinguir en toda incursión del espíritu frente a la realidad económica no dos, sino cinco direcciones diferentes: observación, hipótesis, sistematización, comprobación y consejo de acción. ”[2]

Precisamente, una visión del desarrollo del pensamiento económico que se pretendiera histórica, debe interpretarlo en una perspectiva integral, pues, contrariamente a la concepción que define a la ciencia económica únicamente como la respuesta al problema planteado por las dificultades del hombre con sus múltiples necesidades frente a la escasez de recursos y/o factores productivos, hay que considerar que el dominio de esta ciencia implica la organización de la producción y todos aquellos aspectos directa e indirectamente relacionados con ella; el cambio o la distribución; los cambios de regímenes o costumbres; el marco institucional; los móviles políticos de la actividad económica, etc.

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