LA NECESIDAD DE UNA DIRECCIÓN DE PROYECTOS ADECUADA QUE PERMITA ENFOCAR LAS LAS BUENAS IDEAS Y LOS DE RECURSOS, PARA GARANTIZAR EL ÉXITO DE LOS PROYECTOS

LA NECESIDAD DE UNA DIRECCIÓN DE PROYECTOS ADECUADA QUE PERMITA ENFOCAR LAS

LAS BUENAS IDEAS Y LOS DE RECURSOS, PARA GARANTIZAR EL ÉXITO DE LOS PROYECTOS

        Si la discusión sobre el direccionamiento gerencial de proyectos fuese una temática simple, tendríamos que considerar como hito fundamental el pensamiento de Antoni Castells, quien afirma que “La práctica sin pensamiento lleva a la rutina o a la improvisación, pero el pensamiento sin práctica lleva a la endogamia y al aislamiento.”, lo que nos conduce a observar la importancia del tiempo y la adaptación.

¿Qué nos muestra el pasado? Entendiendo el pasado como el tiempo en el cual no se consideraba la participación efectiva de las comunidades en los proyectos y por lo mismo se hacían presunciones de riesgos e incertidumbres, con roles y puestos desagregados en manuales de organización y funciones, sin otra perspectiva que el progreso, sin considerar el costo de factores más allá del económico. Observamos como desde el punto de vista del desarrollo, un concepto algo más complejo que el de “progreso”, de la humanidad sería un fracaso relativo pero incuestionable, en torno a lo político, técnico y sobre todo antropogénico.

¿Qué vemos en la actualidad? En efecto, como lo expresa la Ingeniera Estela Ríos Ph. D., en su entrevista, por nuestros días, no solo las altas inversiones de capital y las buenas ideas logran que un proyecto se desarrolle óptimamente; puesto que hemos comprendido que los proyectos “son hechos por humanos, para humanos”. Lo que nos ha llevado a aprender y aceptar vivir con ciertos niveles de incertidumbre, entre los cuales la gestión de los roles y la libertad de pensamiento tienen una importancia indiscutible dada la necesidad de explotar al máximo el conocimiento de los colaboradores.

Es así como el aunar esfuerzos en la conjunción de equipo técnico adecuado, capital humano motivado y recursos naturales realmente disponibles y ojalá renovables, en un marco sostenible influenciado por aspectos socio-culturales, geo-políticos, ambientales y económicos, en un tiempo y espacio determinado, como lo expresa Marinelli (2001) “La existencia de mejores proyectos nos permitirá elevar el nivel profesional de la gestión cultural y una mayor integración de la cultura en las políticas de los organismos competentes.”; nos permiten formular un proyecto único e irrepetible, coherente con las expectativas y responsable con la naturaleza, como entidad que tiene el poder de afectarlo.

Todo proyecto presenta sus particularidades y obstáculo, lo que lo hace único e irrepetible en tiempo y espacio, como se mencionó previamente. Por lo que la gerencia y gestión del mismo, tiene la responsabilidad de analizar las amenazas y potenciarlas como oportunidades, siempre que se tenga absoluta claridad sobre el objetivo fundamental de la iniciativa, de forma que se estructure metodológicamente una estricta planeación, de carácter flexible dado que se desenvuelve en un entorno cambiante.

Un claro ejemplo en la actualidad de nuestro país, que se podría pensar se direcciona con el enfoque del pasado de acuerdo a lo mencionado, es el caso del Sistema de Transporte Masivo de Cartagena – Transcaribe- que después de años de “ejecución” aún sigue presentando un gran número de problemas, que conllevaron a un importante déficit presupuestal, donde la rotación directiva y los repetidos escándalos mediáticos, ha causado graves traumatismos a la ciudad.

Transcaribe, es un megaproyecto de naturaleza pública que documentalmente inició y se puso en marcha en el año 2006 y al año 2015 aún no daba comienzo a la prestación de servicio, producto de una gerencia presuntamente poco transparente y una errada planeación, que lo han llevado a estar inmerso en denuncias por manejos irregulares. Este es un típico caso, en el cual podemos evidenciar el uso ineficiente de todos los recursos, entre los cuales se encuentra el presupuesto como factor sumamente sensible, pasando de costar $ 350.000 millones a $ 700.000 millones, sin otra razón que la clara falta de una adecuada dirección de proyectos.

...