Lo kitsch en la publicidad
Enviado por Nacho Alcántara • 15 de Diciembre de 2021 • Síntesis • 1.456 Palabras (6 Páginas) • 89 Visitas
Ignacio Alcántara Trujillo
Asignatura: Artes Gráficas y Creación Mediática
Grado en Historia del Arte (Universidad de Málaga)
TAREA Nº2: Kitsch en publicidad.
En primer lugar, diremos que el Kitsch puede ser de mal gusto si es utilizado como herramienta, pero puede ser utilizado como medio para mejorar la comunicación con grandes audiencias. El Kitsch en el arte se presenta como una especie de intento de obligar al espectador a sentir un efecto determinado donde en vez de pretender una experiencia completa de descubrimiento activo con una obra, se reduce al rango de posibilidades de significado para enardecer exclusivamente una única visión de ésta. Pese a que el Kitsch es considerado como mal arte o mentira artística extrapolada, también es utilizado como herramienta, es decir, el cine, la publicidad y la televisión han revertido la fórmula parar lograr sus objetivos y favorecer una comunicación más efectiva con la audiencia, por lo que podríamos entender lo Kitsch ya no como un fin, sino como medio.
Desde un punto de vista general, lo Kitsch puede considerarse como un proceso de comunicación del cual toma prestados estilos diferentes de la vanguardia artística para así adaptarlos y confeccionar un mensaje comprensible cuyo fin sea la provocación de efectos. Podríamos decir entonces que, para distinguir una obra Kitsch, la mejor forma sería a través del código del mensaje. Un código que proporcionara las reglas con las que se puede “leer” una obra, es decir, implica un modelo que marca límites y posibilidades a la hora de interpretar un mensaje. De esta manera un receptor comprendería los signos del código y asimismo del contexto, logrando descifrar el mensaje del emisor. El código se contrae para aumentar la efectividad y con el uso de la repetición se pretende que el receptor capte el significado deseado sin ningún tipo de inconveniente.
El Kitsch podríamos decir que es considerado el hijo de la posmodernidad, pese a que su surgimiento haya sido fechado en el siglo XIX. Más allá de una simple experiencia estética, tras leer el artículo de Javier Gonzáles Solas, podemos decir que el Kitsch es el resultado de todo un conjunto de diversas acciones que cambia la manera que tiene de relacionarse con su propio entorno, donde el ser humano vive en un mundo regido por multitud de simulacros en el que a veces nos cuesta diferenciar lo real de lo irreal y es por ello que Platón en el siglo V a.C abordó ya este concepto al afirmar que nuestro mundo era una copia imperfecta del mundo
de las Ideas. Por eso la publicidad comenzó a diseñar y a promocionar productos no como realmente son, sino como el ser humano se los imaginaba haciendo del producto algo deseoso por poseer donde el Kitsch sintetiza en los productos este mundo de ilusión. Si el siglo XX estuvo basado en el consumo de productos, el siglo XXI está basado en el consumo de experiencias y servicios donde el marketing juega y desarrolla campañas ideadas en la exploración del fetichismo del ser humano, con el único fin de ubicarse como ganador en esa especie de escalera mental de los consumidores. En este contexto siempre ha sido el cuerpo humano el elemento más utilizado por el marketing contemporáneo, el cual ha tomado como hábito el exhibicionismo de cuerpos semidesnudos y el uso de productos en el mercado con ciertas formas curvilíneas haciendo referencia a las curvas femeninas, por lo que me lleva a la reflexión acerca de si esta utilización del cuerpo en el desarrollo del diseño es un reflejo de toda la decadencia religiosa ejemplo de la sociedad. Personalmente creo que no tiene esta reflexión una respuesta correcta o concreta ya que el advenimiento de la posmodernidad hizo que todas aquellas bases políticas, religiosas y culturales de la sociedad moderna cambiasen por completo donde el mundo se volvió individualista y narcisista lo que me lleva a plantearme el famoso Mito de Narciso, el cual fue un personaje de la mitología griega que se enamoró de su propio rostro, de su propia imagen. Una similitud por tanto de la sociedad contemporánea en la cual nos encontramos personas cuya única preocupación es su propio bienestar sin pensar en la colectividad y donde la satisfacción de las necesidades espirituales y físicas es lo que importa y es en esto, en la exploración de las carencias humanas en lo que se centra el marketing contemporáneo.
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