Modelo Keynesiano
Enviado por Carlosta • 17 de Julio de 2014 • 7.084 Palabras (29 Páginas) • 301 Visitas
INTRODUCCION
La economía keynesiana se desarrolló en medio del ambiente de la Depresión mundial de los años 30. El alcance y la gravedad de la disminución de la actividad económica que ocurrió en esa época no tuvieron precedentes. El efecto de la Depresión en la economía de Estados Unidos se puede apreciar en la figura 1, que muestra las tasas de desempleo anual de los años 1929-41. La tasa de desempleo aumentó del 3.2 por ciento de la población económicamente activa en 1929 al 25.2 por ciento de ésta en 1933, el punto bajo de la actividad económica durante la Depresión. El desempleo permaneció sobre el 10 por ciento durante la-década. El producto nacional bruto (PNB) real cayó 30 por ciento entre 1929 Y 1933 Y no volvió a alcanzar el nivel de 1929 hasta 1939.
Figura Nº1: EL DESEMPLEO EN LOS ESTADOS UNIDOS DESDE 1929-1939 (%)
EL PBI EN LOS ESTADOS UNIDOS 1929-1939
En John Maynard Keynes, el economista británico cuyo libro The General Theoryof Employment, Interest and Money es el fundamento del sistema keynesiano, influyeron mucho más los acontecimientos de su propio país que aquellos ocurridos en Estados Unidos. En Gran Bretaña, el aumento del desempleo se inició a principios de la década de 1920 y persistió hasta el final de la década de 1930. El elevado desempleo en Gran Bretaña ocasionó un debate entre los economistas y los encargados de formular la política sobre las causas de! aumento del desempleo y la política adecuada con que debía responderse a éste. Keynes fue un prominente participante en este debate, durante el cual desarrolló su teoría revolucionaria de la macroeconomía.
De acuerdo con la teoría de Keynes, el elevado desempleo de Gran Bretaña y de Estados Unidos (al igual que de otros países industrializados) fue consecuencia de una deficiencia en la demanda agregada. Ésta era demasiado baja debido a la inadecuada demanda de inversión. La teoría de Keynes estableció las bases de las políticas económicas para combatir el desempleo.
Las políticas debían estar dirigidas a estimular la demanda agregada. En la época de la Depresión, Keynes defendió las medidas de política fiscal, principalmente el gasto público en proyectos de obras públicas, para estimular la demanda. En términos generales, la teoría keynesiana defiende el uso de políticas monetarias y fiscales para regular el nivel de la demanda agregada.
Para entender la naturaleza revolucionaria de esta teoría, es útil considerar el estado del pensamiento macroeconómico acerca del desempleo como problema de política económica en el momento en el que el pensamiento de Keynes estaba en auge.
Los economistas clásicos reconocieron claramente el costo humano del desempleo, como lo manifestó con mucha sensibilidad, por ejemplo, Alfred Marshall:
La interrupción forzada del trabajo es un mal deplorable. Aquellos cuya subsistencia está asegurada adquieren salud física y mental gracias a vacaciones felices y bien empleadas. Pero la falta de trabajo aunada a la continua ansiedad prolongada consume la mejor parte de la fuerza de un hombre sin darle nada a cambio. Su esposa adelgaza, y en sus hijos queda grabada, por decirlo así, una desagradable marca en sus vidas que quizá el tiempo nunca borre.
Pero Marshall tenía poco que decir sobre las causas del desempleo. Mencionó que el desempleo existía desde épocas antiguas y argumentó que el conocimiento era el remedio, pues éste aumentaría las habilidades de los trabajadores y también evitaría que los obreros y las empresas tomaran decisiones económicas inadecuadas que dieran como resultado quiebras y desempleo.
Cuando Marshall propuso métodos para disminuir las fluctuaciones en el empleo, el primero que lanzó fue el siguiente:
Las causas de la discontinuidad que se encuentran a nuestro alcance y se pueden rectificar están primordialmente relacionadas de una forma u otra con la falta de conocimiento; pero hay una que es voluntaria: la moda. Hasta hace poco sólo los ricos podían cambiar de ropa a capricho de sus sastres: pero ahora lo hacen todas las clases. Los relatos del comercio de alpaca, del comercio de encajes, del comercio de sombreros de paja, del comercio de listones y una multitud de comercios más, hablan de derroches de actividad febril alternada con ociosidad debilitada.
Al lector moderno este análisis le parecerá peculiar; apenas si fue la base de soluciones significativas para el problema del desempleo de Gran Bretaña en los años 20. Marshall y los demás economistas que se basaban en la teoría del equilibrio clásico no tenían mucho más que ofrecer.
Gran parte del debate sobre política económica en Gran Bretaña en esa época se centraba en el problema de la conveniencia de destinar el gasto del gobierno a obras públicas para aliviar el desempleo, lo que ahora llamaríamos una medida de política fiscal expansionista. El argumento que expusieron Keynes y otros consistía en que dichas medidas elevarían la producción y el empleo. Estos gastos estimularían la producción y el empleo tanto directa como indirectamente, pues aumentarían el ingreso y, por tanto, el gasto de consumo de los que estaban empleados en proyectos de obras públicas, lo que generaría empleo secundario.
Los que argumentaban en contra de este punto de vista se servían primordialmente del análisis clásico que presentamos. Los aumentos del gasto público, a menos que fueran financiados con la creación de dinero y, por consiguiente, con cambios en la política monetaria, no afectarían ni el empleo ni el nivel de los precios. Si los proyectos de obras públicas se financiaban creando dinero, se vería afectado el nivel de los precios y no los niveles de producción o desempleo. Esta teoría clásica fue la base de la postura oficial del Partido Conservador de Gran Bretaña, que estuvo en el poder durante gran parte de los años 20 y principios de los 30. Como Winston Churchill explicó esta postura: "Se trata del dogma ortodoxo del erario, resueltamente sustentado, de que cualesquiera que fueran las ventajas políticas o sociales, muy poco empleo se puede crear, de hecho, y como regla general, a través de préstamos del Estado y de gastos del Estado."
En Estados Unidos también influyeron las prescripciones de política compatibles con la postura clásica. Lejos de tratar de elevar la demanda y estimular la producción y el empleo, durante el apogeo de la Depresión, en 1932, el gobierno de Herbert Hoover estructuró un considerable aumento de los impuestos. El motivo de Hoover para subir las tasas de los impuestos fue equilibrar el presupuesto federal. Se necesitaban tasas de impuestos más altas para equilibrar el presupuesto como consecuencia de la caída
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