Motivacion Laboral

Definiremos el concepto de motivación en las siguientes líneas, según la revisión teórica realizada por Piña (2009) quien además ha tratado de distinguir este constructo de otros asociados.

Las  motivaciones son un tipo de  inclinaciones o propensiones a comportarse de determinada manera que permanecen relativamente estables en el tiempo y que siempre ocurren en paralelo a la evaluación de la pertinencia de ejecutar  el tipo de comportamiento deseado.

Por lo antes expuesto por Piña vemos  que este concepto está referido de manera específica a gustos o preferencias pero que implican una evaluación simultánea de la oportunidad para ejecutar la clase de acción preferida.  Se diferencian de otro tipo de inclinación, como los estados de ánimo y las conmociones, porque éstos se refieren a estados temporales mucho menos estables en el tiempo (aunque de duración variable).

No se debe confundir la motivación con las operaciones cognitivas que un sujeto realiza para evaluar la pertinencia de actuar en pos de disminuir su estado carencial. La ejecución de estas operaciones dependerá de los estímulos contextuales  y llevarán a la persona a decidir si ejecuta un comportamiento acorde con su inclinación a comportarse de determinada forma.

Podemos relacionar lo anterior con la Teoría de la Acción Planeada (theory of planned behavior, en inglés) de Ajzen (1991), que ha recolectado un gran apoyo empírico y que ha sido empleada para predecir conductas de muchos tipos diversos.  Este aparato teórico involucra los siguiente conceptos: la conducta que se desea predecir, la intención de ejecutarla, la actitud hacia dicha conducta y el control conductual percibido.  

Las intención conductual captura los factores motivaciones que influyen en la ejecución de la conducta. Se puede decir que son indicadores la fortaleza de la disposición las personas para  intentar ejecutar la conducta, de cuánto esfuerzo ellas han planeado desplegar en orden de realizar el comportamiento en cuestión. Como regla general tenemos que cuánto más grande sea la intención conductual, más alta será la probabilidad de que se ejecute el comportamiento.   Pero debemos tener claro que la intención conductual puede transformarse en la conducta en cuestión sólo si ésta se encuentra bajo control de la voluntad.  

La ejecución de la conducta depende en algún grado de factores no motivacionales como la disposición de las oportunidades y recursos requeridos (como tiempo, dinero, la cooperación de otros). Todos estos factores no motivacionales representan el grado de control que las personas tienen sobre el comportamiento.  Poseer estas oportunidades y estos recursos suponen contar con la habilidad (ability) o control conductual para ejecutar el comportamiento. Si el individuo percibe que posee control conductual, entonces aumenta la probabilidad de que realice la acción. Esto se relaciona también con los desarrollos teóricos sobre la expectativa de éxito al perseguir una meta y con la percepción de auto eficacia personal. Por todo ello, el control conductual percibido tendrá un impacto sobre la intención conductual y sobre el comportamiento final.

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