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Plan De Negocio


Enviado por   •  11 de Febrero de 2013  •  8.645 Palabras (35 Páginas)  •  417 Visitas

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PLAN DE NEGOCIO

NOMBRE DE LA EMPRESA

DULCES TIPICOS

“EL COQUITO”

I N T R O D U C C I O N

El dulce como sabor característico de algunos alimentos en su estado natural oinvolucrado por cualquier receta, pertenece a la cocina universal desde tiemposinmemorables. El hombre antiguo realizó su inventario de gustos y sabores a partirde un largo proceso de aceptación y rechazo al poner en su boca todo aquellosusceptible de ingerirse.

El plan de negocio de “DULCES TIPICOS EL COQUITO”que se presenta en esta investigación es ofrecer mediante una empresa una variedad de dulces típicos y distintivos de nuestra región. Por tal motivo buscamos promover lacultura de pertenencia y lealtad a sus creencias y preferencias a la hora dedegustar un dulce.

La ejecución del plan de negocio, tiene como principal objetivo llegar a todas aquellaspersonas, familias o grupos asociativos que se encuentran ubicados principalmente en el centro del municipio de Jalpa de Méndez (Barrio la Guadalupe, Barrio Santa Ana, Barrio San Luis y Barrio la Candelaria) y más adelante en las diferentes localidades, las cuales tendrán acceso al producto ya sea por mediode puntos de venta o por su comercialización

El presente plan de negocio tiene como propósito dar a conocer una breve información sobre la elaboración y creación de una empresa que lleva como nombre“DULCES TIPICOS EL COQUITO”, aplicando la enseñanza aprendida en el transcurso del periodo y poniendo en prácticalas estrategias y conocimientos como futuros mercadologos.

Al inicio de la empresa se tiene contemplado la elaboración de los siguientes dulces:

• Coco con piña

• Guanábana

• Manzana de coco

• zapote

ANTECEDENTES HISTORICOS

Una Tradición llena de Sabor

La cocina mexicana está llena de sabores prehispánicos que se combinan sutilmente con una gran herencia española. La riqueza de sus recetas radica en la inmensa cultura que arrastra detrás. Y sus dulces no son la excepción

Dulce Mexicano

En México existe una gran variedad de dulces típicos que varían de una región a otra, muchos de ellos son elaborados artesanalmente y son emblemáticos de la cultura mexicana.

Con la llegada de los españoles, la cultura indígena se mezcló con nuevas costumbres, tradiciones y sabores. Muestra de ello es la comida mexicana, la cual es considerada una de las más variadas y ricas del mundo. La elaboración de los dulces tradicionales mexicanos forma parte de esta gran riqueza culinaria.

Historia del Dulce en México

La confitería nace como una ciencia, donde los principios de la alquimia adquirieron un papel importantísimo; un arte, donde el azúcar se usaba para crear las más caprichosas formas arquitectónicas, pictóricas y escultóricas; sápidas, aromáticas y sabrosas.

En México los niños juegan y consumen ciertas hormigas llamadas meleras, que tienen una bolsita llena de miel y se conocen en náhuatl como necuazcatl, también consideradas sagradas por las antiguas culturas mesoamericanas.

Actualmente, los indígenas clasifican a esas hormigas por el sabor de su miel y lo asocian con su color. Entre más oscura es más dulce. La de color café se le llama hormiga coca cola, a la amarilla, más acidita, se le conoce por hormiga mantequilla, y cuando su color es intermedio se le dice simplemente hormiga dulce.

Desde 1528 se inició el “paseo del pendón”, un desfile conmemorativo del 13 de agosto, día en que se rindió Cuauhtémoc. Se obsequiaban dulces y se echaban confites; en los albores de la capital de la Nueva España, apareció un confitero español llamado Francisco de Ledesma, quien con una negrita liberta llamada Barbola, elaboraba conservas, alfeñiques y mazapanes de influencia árabe, además de ciertos dulces llamados confites especiales para las celebraciones, pues servían para arrojarlos al pueblo en forma alegre y jovial durante el desfile; rara vez faltaron estos dulces, pero hubo casos extremos que cuando faltaron los confites, fueron sustituidos por los confetis de papel.

Además, la dulcería de esa época incluía ciertas pastas de azúcar y harina como las pastillas de boca o las llamadas suplicaciones, que eran similares a los barquillos, estaban hechas de azúcar muy fina mezclada con harina, amasada, laminada, contada con un hierro especial y horneada.

Barbola, la primera dulcera de América, recibió por su trabajo casa, comida y 100 pesos anuales.

Así, durante los “paseos del pendón” se obsequiaba una colación consistente en calabazetes, ponteduros, suspiros, bien me sabe, frutas de almendra, mazapanes envinados, huevitos de faltriquera y jamoncillos de pepita.

Después los dulces servían para gratificar a los trabajadores, a los ganadores de certámenes y hasta los sinodales de los exámenes en la Real y Pontificia Universidad de México.

Fueron famosos por sus dulces los conventos de monjas de Querétaro, Puebla, Morelia y Toluca. Ahí nacieron los alfeñiques, los alfajores, las aleluyas y las tortaditas de Santa Clara.

La tradición confitera mexicana no sólo continuó sino creció durante el siglo XlX. Aparecieron las primeras industrias mecanizadas tanto de dulces como de chocolates, todavía de mesa con tendencias a hacerse golosinas y se inventaron nuevos modelos de productos.

Algunos nombres de las primeras fábricas son parte del colorido y sabor del México independiente: La Estrella y La Locomotora de Don Eugenio de la Flor se desarrollaron en Jalapa. En la ciudad de Puebla, doña Victoria O. abrió en 1862 La Gran Fama.

En la ciudad de México aparecieron: La Concha, La Norma, El Vapor, La Cubana, La Flor de Tabasco, La Cibelina, Bremen, Lady Baltimore.

En Durango destacó la Minerva. En Yucatán hacia 1894 se deleitaba con los productos de El Néctar, Las delicias, La Marina y la Gran fábrica yucateca de chocolates.

En 1902 se inició la producción casera de las paletas Mimí y las pastillas Usher. En 1927, en San Luis Potosí, comenzó a fabricarse la cajeta de la Hacienda Coronado; en 1939 surgió la Dulcería Italiana, Laposse, muy famosa por sus caramelos con pasita. Ibarra inició en forma artesanal su negocio de chocolates en 1924, en Jalisco. En la ciudad de México apareció Larín. La Azteca continuó la labor de La Manita con su chocolate Morelia Presidencial e introdujo uno de los primeros chocolates instantáneos en polvo. La Giralda aparece en 1939. En 1945 inició en Guadalajara la elaboración casera de Dulces de la Rosa, donde hacía botellitas

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