Portadas

FUe una vez que el caso se conoció nacionalmente y la escuela había comenzado a desarmarse, con su líder ya prófugo. “Supe que había discípulos defraudados y enojados con Mehir, por casualidad conocía uno que me puso en contacto con Miguel Ángel. Me pareció un personaje muy interesante para hacer una película. Él se estaba volviendo a Brasilia, así que le di una camarita para que se grabara y la usara como diario íntimo, y luego me iba enviando ese material”.

Tokman cuenta que estuvo tres años trabajando en la historia. “Fue ponerse en un lugar moralmente difícil, porque los documentales trabajan con personas reales y las manipulan. A mí me servía el drama que Miguel estaba pasando y usaba su drama. La película, desde ese punto de vista fue un proceso terapéutico, una reconstrucción de sentidos, por eso la llamo ensayo sobre la locura. Fui claro con Miguel sobre que me interesaba hacer una película en la que habría una tensión evidente, que pasaba porque una secta es como una droga, él la había dejado, estaba en un proceso de abstinencia, y hacer la película para él era como seguir consumiendo”.

Tokman dice que la imagen que construyó de Mehir, a través del relato de Miguel, es la de “un personaje manipulador al extremo, pero que al mismo tiempo es alguien que les aportó una disciplina. Es un tipo interesante”.

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