Teoria Monetaria Del Comercio Internacional De David Hume
Enviado por licyanely • 14 de Octubre de 2014 • 1.989 Palabras (8 Páginas) • 3.216 Visitas
Introducción
Este trabajo estudia la Teoría de los precios internacionales y de la autorregulación de los metales preciosos.
David Hume aplico la teoría cuantitativa en forma universal al mecanismo del comercio internacional.
Extendió el principio cuantitativo del dinero a las relaciones económicas internacionales y solo así pudo deducir la distribución de los metales preciosos en forma automática.
La teoría de los precios internacionales.
Hume afirmo que la baratura es una gran ventaja y que por lo contrario, la entrada de dinero se tenía por la abundancia y plenitud debido a que las mismas causas que determinaban la exportación de metales eran las que los atraían.
Considero a la alteración del tipo de cambio como una causa correcta de los desequilibrios. Cuando un país importaba con exceso, su moneda se devaluaba dentro de los límites fijados.
Se exponen también las ideas básicas de lo que después seria denominado derechos educadores. Hume no fue un librecambista radical; aconsejo una moderada restricción al libre intercambio y a su práctica, cuando las mercancías extranjeras pudieran sustituirse por otras de fabricación nacional.
Abundando en sus aportaciones, insistió si un país dispone en exceso metales preciosos, el efecto de abundancia no es aumentar la actividad económica, si no elevar los precios y los salarios y estimular las importaciones, por que cuando el efecto de la abundancia del dinero alcanzaba las mercancías, se perdían los beneficios de la exportación y las cosas a volver a sus relaciones anteriores.
Las importaciones del dinero, además de constituir instrumento indispensable para que la división del trabajo y el intercambio comercial se desarrollaran, medían el nivel en el que se expresaban las relaciones de cambio entre las mercancías y por eso solo era una medida de los precios absolutos.
Estas ideas tomaron cuerpo en la teoría cuantitativa.
Desarrollo
Para David Hume el dinero carece de propiedades objetiva que lo diferencien del resto de la economía. Es, simplemente, cualquier objeto que la sociedad haya acordado que sirva como medio de cambio:
El dinero es sólo el instrumento que los hombres han convenido que sirva para facilitar el intercambio de una mercancía por otra.
Desde el principio, por consiguiente, Hume comete dos errores fundamentales que impregnarán todo su análisis restante.
El primero es que el dinero sólo sirve como medio de intercambio. La función esencial del dinero es ser depósito de valor, esto es, ser capaz de trasladar al futuro el valor de los excedentes de producción presentes. Precisamente cuando un bien puede satisfacer esta función es cuando la gente está dispuesta a aceptarlo en cualquier transacción económica, ya que puede desvincular el acto de producción del acto de consumo.
En cierta medida, podemos decir que el dinero es un medio generalmente aceptado de intercambio porque actúa como buen depósito de valor.
El segundo error es que el dinero es fruto del acuerdo humano, es decir, que los seres humanos de manera deliberada han escogido que un bien pasará a desempeñar el papel de medio generalmente aceptado. El dinero puede ser cualquier objeto, no posee ninguna característica distintiva salvo ser aceptado por el resto de la comunidad.
Este es un error que deriva del primero. Ya que el dinero no tiene que cumplir ninguna función, salvo la de ser aceptado de forma irrestricta, no ha de poseer ninguna propiedad concreta y, ante las infinitas posibilidades, es la comunidad la que, de forma más o menos arbitraria, escoge una mercancía que actuará como dinero.
En realidad, el dinero sí tiene propiedades objetivas que debe cumplir: accesibilidad, facilidad de transformación, atesorabilidad, escasez relativa y demanda previa.
Esta última característica implica que el uso dinerario de un bien aparece como un añadido a otros usos que venía desempeñando con anterioridad, dicho de otro modo, a la demanda no monetaria de un bien se le añade la demanda, pero no de manera consciente, sino evolutiva: los individuos van buscando individualmente las características que mejor cumplen con la función de depósito de valor.
Esta mala definición del dinero y de su origen impregna, como no podía ser de otro modo, todo el análisis restante de Hume.
Primero, Hume en ningún momento puede tomar en consideración que haya peores o mejores tipos de dinero. Dado que cualquier cosa puede ser aceptada y la aceptación es plena, no es posible mejorar el dinero (así, el oro sería tan buen dinero como el ganado, que perece y es un pésimo depósito de valor).
De hecho, aunque Hume se muestra partidario de que los metales preciosos sean dinero, la única ventaja que es capaz de señalar frente a otros bienes es que son aceptados por otros países:
Segundo, el hecho de que la característica definitoria del dinero sea su aceptación plena le lleva a considerar que el dinero sólo es importante cuando circula. Así, por ejemplo, critica el atesoramiento monetario:
La única manera en que podemos incrementar la cantidad de dinero por encima de su nivel natural es una práctica que todos deberíamos considerar destructiva, a saber, acumular grandes sumas de dinero en un cofre, encerrarlas e impedir absolutamente que circulen.
Y afirma que sólo el dinero y las mercancías en circulación son los que determinan los precios:
También es evidente que los precios no dependen tanto de las cantidades absolutas de mercancías y de dinero que haya en una nación, como de la cantidad de mercancías que llegan o que podrían llegar al mercado y del dinero que circula.
Esta injustificada crítica al atesoramiento monetario restringe el análisis monetario al dinero en circulación.
Y es que, aunque Hume parece reconocer un cierto papel a la especulación de mercancías en la fijación de los precios (al decir que dependen de la cantidad que llegan o podrían llegar) en el caso del atesoramiento de dinero parece tener una nula influencia salvo por restringir la cantidad de dinero en circulación.
En realidad, el atesoramiento de dinero condiciona el resto de los precios de la economía por sí mismo y no porque suponga una menor cantidad en circulación. Los empresarios adaptan sus estructuras productivas para captar el dinero allí
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