Textiles León
Enviado por tamurafer • 22 de Enero de 2014 • 2.542 Palabras (11 Páginas) • 2.157 Visitas
ESPECIALIDADES TEXTILES DE LEÓN, S.A.
Caso elaborado por el Profesor Alfredo Gallart para uso exclusivo
Para Iñaki Ibarra los últimos tres meses de operación en la empresa habían sido los más intensos que podía recordar, un pedido inesperado que ocupó toda la capacidad de la empresa y justo la semana pasada se había enviado el último embarque hacia Nuevo Laredo, frontera de México con los EEUU. Entre todo el personal de la empresa reinaba el optimismo y la alegría, pues una de las costumbres que Iñaki heredó de su padre, consiste en remunerar generosamente a todo el personal de la empresa cuando existen ingresos por encima de lo esperado. Esto era considerado como una bocanada de aire fresco ante la creciente dificultad que en los últimos meses habían tenido para colocar pedidos en el mercado.
Iñaki se había percatado que, en comparación con sus competidores, su actual estructura de costos constituía una limitante para competir con ventaja en los mercados. En una reunión con su equipo inmediato, Iñaki deseaba anticipar la futura situación económica, conocer los efectos del entorno en su negocio y así decidir aquellas acciones que fuera conveniente seguir para los próximos meses. Para ello tenía en sus manos la síntesis de un reporte económico que le ayudaría a comprender la situación (Anexo I).
ANTECEDENTES
El Desarrollo Estabilizador
En 1952 el padre de Iñaki, Don Andoni Ibarra, pone en operación un pequeño taller de especialidades textiles que poco a poco, gracias a su incesante esfuerzo y perseverancia, logra consolidar una pequeña empresa que empleaba ocho obreros y un asistente administrativo, que por cierto era su esposa.
En la década de los 60’s, aprovechando la política de sustitución de importaciones, la estabilidad de precios, las bajas tasas de interés, una carga fiscal bastante moderada y en general un ambiente propicio para las actividades industriales, la empresa Especialidades Textiles de León alcanzó una dimensión importante, al emplear a cuarenta personas en su área de producción y ventas. Don Andoni decía, mi empresa es una “ejemplo del milagro mexicano”, también conocido por los especialistas como la etapa del “Desarrollo Estabilizador”.
Populismo y soberbia
Con la llegada del presidente Luis Echeverría el ambiente favorecedor se fue descomponiendo, los precios perdieron su estabilidad, las tasas de interés empezaron a subir, ya nadie otorgaba créditos a tasa fija, y por si fuera poco, se presentó por primera vez en la historia de la empresa una devaluación del peso1. Todo esto afectaba la operación de la empresa, especialmente porque muchos de los
1 A finales del sexenio de Luis Echeverría, derivado del alto déficit del sector público, se experimentó una brusca devaluación del peso mexicano, el tipo de cambio que desde 1954 se había mantenido en $12.50 pesos pasó a $20.00 pesos por dólar en 1976.
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insumos provenían del exterior. Para Don Andoni todo esto significaba enfrentarse a escenarios a los que no estaba acostumbrado.
Ya en el sexenio del presidente José López Portillo las cosas parecían mejorar, la abundancia de recursos que generó la bonanza petrolera incrementó el optimismo de muchos empresarios, incluido desde luego Don Andoni, que mediante un préstamo en dólares, amplió la capacidad de la planta y renovó algunas de las maquinas que se utilizaban para la producción. A finales del sexenio la situación internacional dio un giro, los precios del petróleo se desplomaron, las tasas internacionales de interés se incrementaron bruscamente, y a pesar de la obstinación del Presidente, en 1982, unos meses antes de entregar su mandato, López Portillo se vio obligado a anunciar un proceso devaluatorio que llevó finalmente el tipo de cambio hasta $150.00 pesos por dólar.
Para Don Andoni este suceso fue demoledor, los adeudos eran impagables y sus inversiones habían perdido sentido, se preguntaba, ¿Para qué ampliar la planta cuando el mercado se había desmoronado?, ¿Qué sentido tenía seguir esforzándose solo para pagar intereses de una deuda que había crecido casi ocho veces de un día para otro? La empresa estaba técnicamente quebrada. A pesar de los esfuerzos de Don Andoni, la recuperación fue lenta, “hubo que adecuar la empresa a una nueva situación, redujimos la cantidad de puestos, concentramos esfuerzos en los productos más rentables, buscamos nuevos proveedores y lo que realmente nos ayudó, fue que los acreedores nos tuvieron paciencia”
De la apertura comercial al “error de diciembre”
En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, a partir del año 1988, los gobernantes optaron por abrir las fronteras de la economía mexicana a prácticamente cualquier producto de importación, aplicando aranceles ─impuestos a la importación─ entre 0% y 20%. Esto generó una enorme avalancha de productos extranjeros de muy buena calidad, que siempre habían sido apreciados por los mexicanos. Para Don Andoni este fenómeno implicó un nuevo reto, pues sus clientes locales estaban encontrando productos similares a los de él, en ocasiones con mejor acabado y con precios más bajos.
Don Andoni veía esta situación como el irremediable final de su empresa, sin embargo para esos años, su hijo Iñaki Ibarra, quien durante cinco años había trabajado como obrero en el taller de su padre, culmina sus estudios universitarios en el Tecnológico de Monterrey y se incorpora en la dirección del negocio. En contraste con el pesimismo de Andoni, Iñaki mostraba un optimismo, que a veces parecía desbordado o excesivo. Gracias al conocimiento de la operación que le dejo haber sido obrero y vendedor en la empresa, Iñaki tenía muy claro el negocio y fue así que, a pesar de la oposición y resistencia de su padre, desarrollo nuevas prendas de vestir que combinaban diferentes telas con piel, insumo por cierto bastante abundante en la región en la que estaban instalados.
Esta innovación significó un gran éxito, se colocaron muchos pedidos y se accedió a nuevos clientes. Los precios de venta de estas nuevas prendas además, permitieron conseguir mejores márgenes de utilidad que los que estaban acostumbrados a manejar. Don Andoni decía que tenía sentimientos encontrados, “Parece que ha llegado el momento de retirarme y ceder el paso a nuevas ideas, me reconforta saber que quien me ha superado es mi propio hijo y no un competidor”. Don Andoni acompañó a su hijo en la dirección de la empresa durante los siguientes diez años hasta su muerte.
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Aunque se hablaba mucho de la próxima firma del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), lo que en realidad estaba sucediendo es que el mercado se inundaba de productos importados, ante ello, Iñaki optó por importar diversas líneas que complementaran
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