Trabajo Agricola
Enviado por gabriela_11 • 25 de Mayo de 2015 • 5.142 Palabras (21 Páginas) • 193 Visitas
HISTORIA DEL DERECHO LABORAL
El Fenómeno Laboral a Través de la Historia
El estudio de la historia del Derecho Laboral, debe comprender dos etapas
a. Época anterior a la formación del Derecho Laboral
b. Periodo que comprende desde sus primeras manifestaciones en siglo pasado, hasta tener la configuración que actualmente tiene.
Es claro que de la primera etapa no podemos hablar en propiedad de un derecho laboral, pues en ese entonces no se tomaban en consideración aspectos de tipo humanitario ni tutelar, le faltaba a esa normativa ese elemento básico del actual derecho laboral. Por lo tanto, en esa época, que podemos identificar como “prehistoria laboral” no hay derecho laboral propiamente dicho. Sin embargo su estudio nos sirve para tener una interpretación de cómo fue regulado el hecho de la prestación de servicios en las muchas y diferentes culturas que se venido desarrollando a través de la historia de la humanidad. Refleja mucho del espíritu de un momento histórico la forma en que las comunidades se organizaron para regular el trabajo subordinado. En todo caso son regulaciones que germinaron al amparo de sus culturas pero también dejaron su eficacia cuando las mismas se extinguieron. No existe ninguna correlación o efecto de continuidad entre las manifestaciones laborales de la antigüedad y el actual Derecho Laboral; no ha habido ningún proceso evolutivo que haya ido dando lugar a variantes.
Los fenómenos laborales se han dado dentro de cada marco cultural en forma aislada y ha sido poca la incidencia intercultural, salvo instituciones determinadas como la esclavitud, que coincidentemente se repite en casi todas las civilizaciones antiguas, con ligeras variantes en su regulación. Los historiadores han registrado algunos datos acerca de las regulaciones laborales en la antigua Mesopotamia, Egipto, China, Israel, Grecia y Roma. La esclavitud destaca en el esquema del trabajo subordinado de casi todos nunca dentro del esquema del actual derecho laboral. En todo caso no puede compararse con los escenarios modernos pues dicha práctica, aunque reprensible fue un producto de cada época y cada cultura, derivado entre otras causas, de creencias religiosas, de prejuicios raciales, de las continuas guerras que en épocas antiguas se sucedían entre diferentes pueblos, etc. El prisionero de guerra representaba una fuente barata de mano de obra, que por lo mismo paso a ocupar la mayoría de los puestos de trabajo, sobre todo, de aquellos trabajos de baja categoría. Pero era por definición de un trabajo forzado y el trabajo como ahora lo interpretamos es un principio, un acto de libre voluntad entre las partes.
No es mucho pues lo que se puede hablar de la normativa laboral en la antigüedad; en primer lugar porque no estaba configurado en trabajo tal como ahora lo interpretamos, no estaba inspirado en los principios tutelares ahora vigentes; y en segundo lugar, porque son pocas las fuentes históricas que sobre la materia han sobrevivido a la fecha. Persiste en todo caso el riesgo de arribar a conclusiones parciales o alejadas a su propio contexto. Siglos después, en la Edad Media prevaleció el sistema económico de clientela y el trabajo era ejecutado por los artesanos. Como resultado del sistema feudal, existía una proliferación de pequeñas ciudades, independientes entre sí, ciudades que eran todo un universo para sus habitantes. Cada ciudad tenía sus artesanos y su clientela; aquellos se agruparon en asociaciones que se denominaron guildas, corporaciones o gremios. Estaban formadas por los jefes de talles y en cada talle habían tres o más categorías de trabajadores:
Maestros
Oficiales
Compañeros
Aprendices
Los gremios los integraban grupos pequeños de artesanos o artistas que se reconocían miembros de una especie de fraternidad, en muchos casos muy cerrados que se organizaron para defender su trabajo, su porción de mercado, y también para mantener los secretos de su arte u oficio que circulaban solo entre ellos y los transmitían a los siguientes agremiados. Además de esa fuerte cohesión de grupo, destacaba el espíritu monopolista y mutualista. Eran monopolios ya que dominaban por imperio de la legislación vigente, no importando el arte u oficio de que se tratara; limitaban la libre concurrencia pues ningún artesano podía ejercer su oficio libremente por habilidoso que fuera; debía someterse al sistema gremial vigente en su ciudad; tenía que empezar desde abajo, como simple aprendiz, y luego con el tiempo ir subiendo en la escala jerárquica. Era también un sistema mutualista de mutuo auxilio en cuanto a la asistencia que se brindaban los agremiados, sobre todo en casos de enfermedades o accidentes. Eran una especie de los modernos seguros de accidentes y aun de vida: en caso de desgracia los compañeros acudían en ayuda del afectado y adicionalmente acostumbraban un fondo comunal destinado a emergencias de sus miembros; hasta algunos garantizaban lugar adecuado de enterramiento y servicios religiosos póstumos. Vemos aquí los antecedentes embrionarios de dos instituciones renovados: por un lado los colegios profesionales, marcados por un principio de protección a sus miembros así como a sus actividades y la previsión social por el otro.
Cuando la economía feudal fue cediendo pasó a un sistema de mayor intercomunicación entre las ciudades, se incrementó la competencia comercial y laboral. Los maestros, en plan defensivo, hicieron más rígida la jerarquía del gremio, que oponía una serie de obstáculos para los sucesivos ascensores de aprendices y compañeros. Éstos, en respuesta, formaron sus propias asociaciones o fraternidades casi clandestinos, que son los antecedentes más cercanos de los actuales sindicatos o asociaciones profesionales de trabajadores. El surgimiento del maquinismo, la expansión del comercio y los descubrimientos de nuevas regiones, crearon nuevas condiciones económicas, que a su vez dieron impulso a nuevas ideas o doctrinas económicas, entre las que predomino la escuela del derecho natural que pregonaba una libertad absoluta para las actividades del hombre, entre las que se incluían las actividades económicas derivándose que cualquier intromisión estatal no era más que una abusiva interferencia en la libre actividad de las personas. Destacan los llamados fisiócratas, el gobierno de la naturaleza que decían que las leyes de la naturaleza son sabias y que de la misma forma que gobiernan el mundo físico, deben gobernar el mundo social y la economía; que en materia económica debe haber libre interrelación de la ley básica de la oferta y la demanda; que debe haber plena libertad para que entre en juego dicha ley de la oferta y la demanda. A la luz de las ideas libertarias, en 1776 fueron prohibidas las corporaciones en Francia; más tarde,
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