Antecesores, pedagogia negra

El termino de pedagogía venenosa o pedagogía negra corresponde al Alemán Schwarze Pädagogik (literalmente, pedagogía negra) presentado por Katharina Rutschky en su trabajo de 1977 Schwarze Pädagogik. Quellen zur Na turgeschichte der bürgerlichen Erziehung.  

En las nociones comunes del siglo XVIII de la naturaleza malvada de los niños y de domar y entrenar surgieron supersticiones como la idea de poder entrenar a los seres humanos como animales.

Daniel Gottlob Moritz Schreber, nacido el 15 de octubre de 1808 fue un médico y educador alemán, profesor en la universidad de Leipzig. Moritz Schreber es el inventor de instrumentos y de aparatos que pretenden corregir a los niños. Preconizó también el uso de los baños helados a título de herramienta educativa y fue precursor de esta metodología de enseñanza.

La psicóloga Alice Miller acuño el concepto en los años para describir ese estilo de educación autoritario donde se busca doblegar al infante y someterlo a la voluntad de los adultos. Sus observaciones iniciales se centraron en el sistema educativo y de crianza alemán, al que definió como traumatogénico, es decir, basado en la manipulación y en el que los niños aprenden a someterse “por su propio bien” a la voluntad de sus padres en contra de ellos mismos.

Ella explica cómo la pedagogía venenosa en nombre de la "crianza de niños" conduce a disfunciones y neurosis de todo tipo. Por ejemplo, en su libro por su propio bien,  discutió su impacto común en tres vidas distintas:  Adolf Hitler,  Jorgen Bartsch  y  Christiane F., mientras que en El cuerpo nunca miente, habla sobre el impacto del trauma infantil y las emociones reprimidas en el cuerpo humano.

Antiguas civilizaciones:

Los poetas romanos Plautus,  Horace,  Martial y  Juvenal  describieron castigos corporales en las escuelas.

También está escrito en la  Biblia: Proverbios  13:24. "El que detiene el castigo odia a su hijo, pero el que lo ama lo corrige desde temprano." El castigo corporal fue generalizado en todas estas civilizaciones.

La expresión  fue adaptada por Samuel Butler en el poema satírico Hudibras. Donde declaraba que si no castigas a los niños cuando hacen algo mal, no aprenderán lo que es correcto.

Un criterio relevante es que si un enfoque manipulador revela déficits personales como la ceguera a los sentimientos, crueldad o tendencias violentas, o si emociones negativas fuertes como la ira u odio son descargadas constantemente, las emociones contra las que la psique juvenil, con sus limitaciones basadas en la edad, no puede defenderse

Estos teóricos describen la "pedagogía venenosa" como lo que sucede cuando un padre (o maestro, enfermera u otro cuidador) cree que el comportamiento de un niño pequeño demuestra que el niño está infectado con las "semillas del mal", y por lo tanto intenta eliminar el mal, ya sea por manipulación emocional o por fuerza bruta. Ejemplos simples incluyen la paliza de los niños como castigo por mentir, o las madres que se niegan a alimentar a su recién nacido hasta un tiempo determinado, con el fin de "enseñarle paciencia, que será útil para él en la vida posterior".

La pedagogía venenosa, en la definición de Katharina Rutschky, tiene como objetivo inculcar un superego social en el niño, construir una defensa básica contra los impulsos en la psique del niño, endurecer al niño para la vida posterior, e instrumentalizar las partes del cuerpo y los sentidos en favor de las funciones definidas socialmente. Aunque no explícitamente la "pedagogía venenosa" sirve, estos teóricos la alegan como una racionalización del sadismo y una defensa contra los sentimientos del propio padre o de la persona involucrada.

Como métodos, Rutschky afirma que la "pedagogía venenosa" hace uso de los ritos de iniciación (por ejemplo, internalizar una amenaza de muerte), la aplicación del dolor (incluyendo psicológico), la supervisión totalitaria del niño (control corporal, comportamiento, obediencia, prohibición de mentir, etc.), tabúes contra tocar, la negación de necesidades básicas y un deseo extremo de orden.

Un libro alemán para criar niños decretaba: "En los primeros años se tiene, entre otras cosas, la ventaja de que se puede usar la fuerza y la compulsión. Con la edad los niños olvidan todo lo que conocieron en su infancia. Por lo tanto, si uno puede quitarle la voluntad de los niños, no recordarán después que habían tenido una voluntad". (J. Sulzer: Versuch von der Erziehung und Unterweisung der Kinder, 1748)

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