Carl Rogers y Abraham H. Maslow
Enviado por jaeth158 • 13 de Diciembre de 2016 • Resumen • 1.985 Palabras (8 Páginas) • 358 Visitas
UNIVERSIDAD DE LOS ANGELES
Materia: Psicología del desarrollo
Profesor: Ramón Aburto Sulva
Estudiante: María Fernanda Jara Salazar
Trabajo: Resumen (Carl R. Rogers y Abraham H. Maslow)
24 de septiembre de 2016
Carl R. Rogers
Rogers se relaciona con el método fenomenológico, que se refiere al estudio de experiencias subjetivas como los más importantes determinantes del comportamiento. El concepto propio es la clave de la fuente interior del comportamiento. El desequilibrio psicológico y muchos trastornos de la personalidad y el comportamiento son resultado de la incongruencia entre el concepto del yo y el yo verdadero. La plena congruencia es el resultado de la correspondencia del yo real, el concepto del yo, y la comunicación de nuestras experiencias a otros.
Rogers mantiene que los organismos vivos tienen una tendencia innata a la actualización que se expresa por medio de varios motivos específicos que tienen el propósito común de mantener y hacer más atractivo el organismo. En los seres humanos, cuando se desarrolla el yo también tiene la tendencia de satisfacer sus potenciales, la tendencia de auto actualización. El proceso de valoración orgánica es una tendencia por medio de la cual las experiencias y los cursos de acción se evalúan positiva o negativamente según su tono de efecto. La operación del proceso de valoración orgánica puede verse entorpecida por las condiciones de valía que se refiere a las normas interiores de otros que forman parte de nuestra propia estructura. El concepto propio puede hacerse de tal manera incongruente con los atributos reales del yo, que no refleja la naturaleza de la persona, situación que es en detrimento en gran parte del desarrollo y de un funcionamiento sano. Cuando el concepto del yo corresponde a los verdaderos atributos del yo, una persona escoge entonces lo que es mejor para sí misma en vez de lo que otros suelen prescribirle.
Una criatura es totalmente dependiente de otros para su cuidado. Tiene necesidad del respeto positivo, que es la aceptación por otros. El cuidado y la aceptación pueden darse incondicionalmente, un respeto positivo incondicional, o pueden estar asociados con condiciones de valía, que se refieren a las condiciones que deben satisfacerse para recibir un respeto positivo. La criatura infunde las condiciones de valía con el fin de recibir un respeto positivo de otros y de sí misma. El proceso incluye una distorsión del concepto del yo o una interferencia con el proceso de valoración orgánica. Esta es la base de la incongruencia entre el concepto del yo y el yo real. El concepto distorsionado del yo puede establecer expectativas que el yo real no puede alcanzar. Tiene lugar una distorsión de la información externa e interna con el fin de conservar el concepto propio falso.
En su terapia centrada en el cliente, Rogers enfatiza:
- El respeto positivo incondicional (aceptación sin establecer condiciones)
- Una relación que fomenta la autenticidad (autenticidad por parte del terapeuta)
- Escuchar con empatía (poner atención al cliente cognoscitiva y emocionalmente)
Una relación cordial, de aceptación y sin juicios es ingrediente esencial para la terapia, que permite que el cliente explore el concepto del yo y del yo verdadero. Se experimentan tanto emociones positivas como negativas, y en general salimos con sentimientos más positivos acerca del yo. La persona esta más en contacto con impresiones internas y externas. Se incorporan nuevas dimensiones del yo al concepto propio para que se equipare más de cerca el yo verdadero.
Las figuras de autoridad con frecuencia castigan y critican con el fin de alentar el comportamiento prescrito, pero podrían tener éxito para producir sentimientos propios negativos y una concepción distorsionada del yo. Las introyecciones limitan el concepto propio y bloquean potenciales. El establecimiento de congruencia mediante la formación de una imagen propia correcta libera nuestras potencialidades. La desaprobación del comportamiento debería diferenciarse claramente de la desaprobación de la persona.
Para Rogers, el yo es la fuente más importante del comportamiento; por tanto, las distorsiones del concepto propio ocasionan un comportamiento anormal. La anormalidad puede tornarse en sentimientos artificiales, de sentirse irreal, de no conocerse así mismo, de ser como una cascara vacía. Otras anormalidades que se relacionan con el yo incluyen un sentimiento de inferioridad de no agradar, y del mal; ser artificial y falso; ofrecer un frente engañoso; satisfacer las normas de otros con el fin de ser aceptables; y adherirse a debes y deberías prescritos por otros. En vez de tratar tales anormalidades directamente, Rogers encontró que ayudar a la persona a descubrir y ser su yo verdadero era el remedio más eficaz. Rogers promovió tales ideas como una conciencia expandida, la libertad emocional y el disfrute de una vida interior más rica.
Rogers creía que el trastorno mas grave encontrado en sus clientes era el trastorno emocional. La persona que sufre de incongruencia pierde el contacto con sus verdaderos sentimientos y emociones. Se forma un sistema protector de defensas para conservar el distorsionado concepto del yo. En ocasiones, las defensas no son suficientes, con la consecuencia de que se experimentan los sentimientos verdaderos. Entonces las persona intensifica las defensas o bien sufre un colapso psicológico. La alternativa más deseable es cambiar el concepto propio distorsionado para que la persona se percate del yo real y entonces pueda tomar las medidas para hacer los cambios necesarios.
El terapeuta facilita el desarrollo y retira las condiciones que obstaculizan el desarrollo y fomenta las que lo apoyan. Todo lo que la terapia hace es ayudar a la persona a descubrir y a expresar el yo real.
Ser una persona plenamente funcional es ideal de Rogers. Ayudar a una persona a situarse detrás de la máscara es una forma de lograr esté estado. No necesitamos rechazar papeles, por una parte, ni rechazar al yo por la otra. La persona plenamente funcional tiene algunos de los siguientes atributos:
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