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El profesionalismo militar Con respecto a la maestría, alude que el profesional en general es un experto con conocimientos


Enviado por   •  20 de Mayo de 2018  •  Apuntes  •  14.121 Palabras (57 Páginas)  •  186 Visitas

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El profesionalismo militar

Existen diversas teorías sobre el profesionalismo militar; Samuel Huntington ha sido uno de los primeros estudiosos del tema militar, en su obra “El Soldado y el Estado”, en la que sostiene que el militar es un profesional. Para argumentar esta proposición, menciona que las características principales de esta profesión son: la maestría, la responsabilidad y el corporativismo

  1. Con respecto a la maestría, alude que el profesional en general es un experto con conocimientos y habilidades especializadas en un campo significativo del saber humano. Añade que la maestría sólo se logra por medio de una prolongada educación y experiencia. Está más que nada relacionada con la habilidad que adquiere basada en patrones de comportamiento propios de la profesión. En el caso de la profesión militar, a pesar de existir diversas especialidades, con diferentes capacidades; hay una habilidad central, denominada por Harold Lasswell (citado por Huntington) como “la administración de la violencia”

 Según Huntington, es una habilidad peculiar del oficial, común a los oficiales de tierra, aire y mar, necesaria para el cumplimiento de los objetivos de una fuerza militar.

 HUNTINGTON, Samuel. El Soldado y el Estado. Teoría y política de las relaciones cívico – militares. (1ra Edición 1957). Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1995, p. 20 2 Ídem p. 23 3 Ibídem.  Esta habilidad y competencia del oficial será mayor mientras las organizaciones de violencia sean más grandes y complejas y mayor sea el número de situaciones y condiciones en las cuales puedan ser empleadas. Asimismo, distingue al oficial militar, que administra la violencia, de los otros integrantes de la misma fuerza, que no lo hacen, como son los diferentes especialistas, pero cuyas habilidades también son necesarias para alcanzar los objetivos previstos. También precisa que esta habilidad es la de administrar la violencia, no el acto de violencia en sí mismo; como el caso del personal enrolado, que es especialista en la aplicación de la violencia no en su administración. De ahí que esta administración no es una habilidad sencilla que pueda ser dominada aprendiendo técnicas existentes. Es un proceso de constante desarrollo, que requiere vocación, conocimiento humanístico, técnicas de organización y dirección, pero fundamentalmente entrenamiento. En cuanto a la responsabilidad; Huntington señala que el profesional trabaja en un contexto social y desempeña un servicio que es esencial para la sociedad. Ese carácter esencial y general de su servicio, así como el monopolio que ejerce sobre su habilidad, imponen al profesional la responsabilidad de cumplir el servicio, cuando la sociedad lo requiera. Con relación a la profesión militar; al igual que en la práctica de la medicina, la sociedad insiste que la administración de la violencia se utilice sólo para fines socialmente aprobados. La sociedad, a través del Estado, tiene un interés directo y constante en que esa habilidad sea para su propia seguridad, y no para ser utilizada contra ella. En otras palabras la habilidad del oficial es la administración de la violencia y su responsabilidad es la seguridad militar de su “cliente”, la sociedad.

 Es interesante mencionar la afirmación que realiza Huntington sobre la motivación profesional que tiene un oficial, manifiesta: “que las motivaciones del oficial son el amor técnico por su oficio y la sensación de una obligación social de utilizar este oficio para el beneficio de la sociedad”

  1.   En consecuencia, la responsabilidad principal del oficial militar para con el Estado es el de asesor experto, y al igual que otras profesiones solo le concierne un segmento de las actividades de su cliente; en consecuencia, no puede imponerle decisiones a su cliente que tengan derivaciones que vayan más allá de su campo de competencia especial. Finalmente, el corporativismo, según Huntington, es la sensación de los miembros de una profesión que comparten un sentido de unidad orgánica y de conciencia de sí mismos como grupo diferente de quienes no lo son; añade que ser miembro de la organización profesional, junto con la posesión de maestría especial y la aceptación de una responsabilidad, se convierte así en criterio de condición profesional, que lo distingue públicamente del lego. También menciona, que la profesión militar es una profesión pública burocratizada, al igual que otras profesiones; pero a diferencia de éstas, la estructura corporativa del cuerpo de oficiales no sólo incluye a la burocracia oficial sino también a sociedades, asociaciones, escuelas, periódicos, revistas, tradiciones y costumbres. Por otro lado los imperativos funcionales de seguridad dan origen a complejas vocaciones institucionales que moldean el cuerpo de oficiales hasta convertirlo en una unidad social autónoma; tal es así que por lo general, el oficial trabaja separado del resto de la sociedad
  2.  A través de estos tres conceptos, Huntington reivindica la autonomía que deben tener las FFAA; este concepto esta ligado con la propuesta que debe haber un “control civil objetivo” sobre las mismas. Control que permite llevar al máximo el profesionalismo militar, que aleja al militar de la política y de su intervención en ella. Entre las razones que argumenta, en esta propuesta, está el hecho que en la sociedad norteamericana predomina el pensamiento liberal, el cual en cierto modo es contrario a los valores militares. Ello fomenta una divergencia con la sociedad, a diferencia de lo que preconiza Morris Janowitz, como lo veremos, poco más adelante.
  3.  Huntington, también dice que en base a este profesionalismo militar y a sus tres características, se desarrolla una mentalidad militar, que es alcanzada por gente que actúa de la misma forma a lo largo de un prolongado período y que tiende a desarrollar hábitos distintivos y persistentes, es decir su propia manera de ver la vida. Esta mentalidad militar, según el autor: “consiste en los valores, actitudes y perspectivas que son naturales al desempeño de la profesión militar y que son deducibles de la naturaleza de dicha función”

Estos valores y actitudes son los que van a constituir la ética profesional militar, a la que define como un: “patrón constante por el cual es posible juzgar el profesionalismo de cualquier cuerpo de oficiales en cualquier momento y lugar”. En otras palabras este patrón no se alterará básicamente en la naturaleza propia de la función militar, pese a que pudiera haber cambios tecnológicos en las armas o la importancia de la economía en los temas militares. Morris Janowitz , otro estudioso del profesionalismo militar, analiza al Ejército de Estados Unidos de Norteamérica, donde focaliza su análisis, como un sistema social complejo, donde las características profesionales del cuerpo de oficiales encierran normas y conocimientos prácticos que incluyen la administración directa de la violencia, pero que también van más allá de ésta. Especifica las características que hacen de la carrera de las armas una profesión, es decir, un dominio basado en la experiencia, aprendizaje prolongado, identidad de grupo, ética y pautas de comportamiento. También identifica a la Institución como una organización burocrática de carácter dinámico que experimenta cambios en el tiempo, en respuesta a condiciones cambiantes del entorno.  

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