La Perversidad
Enviado por juan191000 • 15 de Mayo de 2022 • Ensayo • 1.796 Palabras (8 Páginas) • 88 Visitas
[pic 1] UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA.
“GRAN MARISCAL DE AYACUCHO”.
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y SOCIALES.
ESCUELA DE ADMINITSTRACIÓN DE EMPRESAS Y ECONOMÍA.
El TIGRE – ESTADO ANZOÁTEGUI.
La Perversidad.
Facilitador: Alumna:
Lcdo. Crisostomo Monroe. Dihonella Pinto.
C.I: V-27.928.894.
Ética Profesional.
8vo Semestre De Administración
De Empresas.
Sección N°2.
EL TIGRE 08 DE MAYO DEL 2022
La perversidad ha sido usada y entendida de forma equivocada fuera del campo psicoanalítico. En relación con otros saberes y ciencias, se usa de manera indistinta o confusa al referirse a términos como: perversión, pervertido y perversidad, también sucede así cuando diversos autores tratan de dar cuenta del núcleo de la teoría de la perversión como estructura, sus aportes van variando, alcanzando gamas totalmente distintas.
La perversidad ha de entenderse como la perversión que va en contra de lo moralmente establecido por la sociedad en donde de alguna forma se caracteriza por la falta del arrepentimiento, y sus causas vienen arraigadas por la falta de empatía, de la mentira, de la falta de ética, de la mala intención, y del deseo de exceso de poder, y esto repercute en la sociedad, en la familia y en los individuos. La perversidad implica hacerle daño a otra persona, de muchas formas mintiéndole, llevándolo a una situación que lo pueda perjudicar, como dañar su imagen, la perversidad busca propiciar ese daño para que la sociedad en donde está siendo aplicada y se muestre con una conducta destructiva. La perversidad causa desviación de lo bueno hacia lo malo.
Históricamente el conocimiento, la comprensión y las explicaciones de la perversidad se destinaron por diversas disciplinas como la religión, la medicina, la psiquiatría, la psicología, las ciencias jurídicas e incluso la filosofía para designar al proceder sexual no permitido por la sociedad de la época, que establecía “lo normal”. Sin embargo, esta concepción ha venido cambiando en algunas disciplinas y ajustándose precisamente a otra norma y a otro tiempo que ha permitido retirar algunas de esas etiquetas muy lentamente. Pero desde la psiquiatría, cada vez más niños y adultos son circunscritos bajo nuevas formas de enfermedad mental, aunque ya no sean llamadas perversiones.
La perversidad es pensada dentro de la psicopatología muy tardíamente, incluso ahora su abordaje es poco estudiado, se considera más bien como una anomalía social, como una situación del contexto y del tiempo y no como perteneciente y propio del sujeto. Considerarla como una enfermedad psíquica antes de Freud era algo imposible, después de él, la perversidad como una estructura psíquica, junto con la neurosis y la psicosis, empieza a considerarse como posibilidad de ser y de existir, como algo posible de la condición humana que le es inherente y constitucional.
La perversidad es entonces un impulso primordial e indivisible del carácter humano. Es el impulso de cometer una cierta acción por el simple hecho de que no se debe cometer, por el simple hecho de que quebranta una ley. Es el deseo del alma de violentarse a sí misma quebrantando una ley que sabe que no debe quebrantar.
Se podría decir que es un instinto paradójico que nos hace actuar en contra de una ley, de nosotros mismos, o de ambas en el caso de que nuestro querer esté acorde con una ley, la cual puede ser moral, jurídica o religiosa. Actuamos o deseamos actuar en razón de que no deberíamos actuar. Se dice que no hay razón más irrazonable” Corrientemente hemos entendido la perversidad como una maldad extrema de alguien. No obstante, bajo este concepto tradicional podemos vislumbrar finalidades, razones, motivos o fines. El perverso corriente puede serlo porque le produce placer, porque busca mostrarse terrorífico al público, o por mero egoísmo, entre otras razones.
Ahora bien si existiese algún objetivo o finalidad a la cual se dirige este impulso o instinto, no es otra que la autodestrucción en sentido amplio. Es el deseo del alma de “vejarse a sí misma”. Es el instinto absolutamente contrario al de supervivencia. Hacemos las cosas porque no debemos hacerlas, porque hacerlas nos causaría daño.
La perversidad en cuanto a lo cultural se caracteriza por la falta de respeto hacia la ley y a la cultura propia y por la falta de educación, de falta de preparación, además, del desconocimiento de las cosas, puesto no defiende sus derechos, en la parte cultural cuando no se dan por respeto los valores propios, puesto que no importa la actuación de la ley contra la persona, puesto que apartamos nuestra educación y esto afecta de alguna u otra manera a la familia y a la sociedad.
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