La psicología de la multitudes

La Psicología de las Multitudes.

El análisis o estudio de éste fenómeno, de acuerdo al texto, surge a finales del Porfiriato, al menos en México, a partir de la convocatoria que provocaban tanto los eventos populares, como aquellos que realizaban personas de clase media y alta; es un hecho observado que una multitud, “contagia” emociones, de acuerdo a las actividades que se estén desarrollando, de tal modo que una corrida de toros o un evento de lucha libre, desata euforia, exaltación, furia; pero dentro de eso, por lo que se está observando, como lo es el daño a un toro, o la lucha cuerpo a cuerpo de los luchadores, promueve un poco la violencia, si bien no se alcanzan los extremos de que ésta violencia de desate entre los asistentes, todas esas emociones comienzan a vivirse, a desarrollarse, para aquellas personas que asisten por primera ocasión; por otro lado, en un evento tal como la asistencia a un circo o una fiesta popular, las emociones y sentimientos son distintos, puesto que están orientados más hacia la alegría, la felicidad, lo cual provee de un estado de bienestar, en la época donde se inician éstos estudios en México, había una distinción entre clases muy marcada, sin embargo, el fenómeno de la psicología de las multitudes, es igual para cualquier multitud sin importar la clase a la que pertenezca ésta, si bien se pensaba que tenía influencia en el comportamiento, el nivel de educación o raciocinio, es innegable que sea la multitud que sea, la orientación que siga ésta, pueda ser “mala” o “buena” y realizar tantos actos irracionales o contrarios tales que perjudiquen o beneficien a terceros o a sí mismos. Tal como los efectos que mencionan en los ejércitos, y para el caso del Porfiriato, trajo para éste mayor perjuicios que aquellos beneficios que buscaba Porfirio Díaz para su gobierno y el control que ejercía.

Al día de hoy, la psicología de las multitudes ha ido más allá, se ha desarrollado y tal como la enfermedad del ejército analizada a finales del Porfiriato, hemos podido observar y vivir casos de “contagio” dentro de las multitudes, y diferenciar casos hasta poder distinguirlos, por ejemplo, la histeria colectiva, similar a la enfermedad del ejército, se inicia, generalmente por un solo individuo dentro de un grupo de personas que puede ser pequeño o tan grande como el lugar donde se encuentre éste, y se debe a algún suceso, por ejemplo un percance que solo el individuo en cuestión haya observado, y lo aterre de tal modo que se va propagando, han ocurrido casos en lugares concurridos donde se desata una estampida humana provocando consecuencias hasta mortales, otro caso particular hablando de México, fue el sucedido durante 2009, por la epidemia de virus de Influenza AH1N1, que en un inicio creó cierto pánico, disminuyendo considerablemente la afluencia a lugares concurridos, llevando a algunos otros incluso a evitar salir de sus casas o salir solo para casos muy necesarios, y conforme se fue informando a la población se pudo retomar la vida cotidiana; otro ejemplo igual para México, son los casos de apoyo entre la población, como durante los sismos de 1985, cuando al ver la desgracia de personas desconocidas, sin distinción alguna se tendía la mano, tanto en casos de rescate, como de apoyo general entre la población, así mismo en los desastres naturales tales como los huracanes que azotan las costas del Pacífico y del Golfo, la donación de víveres y el voluntariado son fenómenos que se observan en estos casos, estos son ejemplos del comportamiento de las multitudes para el bien, y actualmente, cabe mencionar que la comunicación gracias a las redes sociales ha venido a facilitar la convocatoria de grupos multitudinarios con fines comunes, casos como los de Egipto donde éstas redes jugaron un papel fundamental para el derrocamiento del gobierno que fungía en tales momentos, es una muestra de lo que puede hacer para bien de todo un país una multitud, y también podríamos abarcar ejemplos en los que las multitudes orientadas hacia mal, desencadenan una serie acciones donde los individuos dentro de tales multitudes se “atreven” a hacer algo que por sí solos no realizarían y es gracias al cobijo de la multitud que desatan esta serie de actos irracionales.

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