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PSICOLOGIA


Enviado por   •  19 de Agosto de 2011  •  652 Palabras (3 Páginas)  •  493 Visitas

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Perder la calma y enfadarse con la persona a quien se ama puede resultar más benéfico de lo que parece

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Carlos ha estado flirteando abiertamente con una desconocida en la fiesta que dieron unos amigos, al punto que durante unas horas incluso me ignoró ¡por completo!. ¡Marta saca a relucir mis defectos cuando estamos en casa de sus padres y a veces me humilla sin darse cuenta.

De esas peleas indeseables

Estos son sólo algunos de los testimonios de algunas situaciones que la mayoría de las veces producen tensión y conflictos en la pareja, y que conducen con frecuencia al enfado, tanto de quien se siente afectado como del autor de la pelea, que reacciona al sentirse atacado. Situaciones que son la semilla de peleas, discusiones y resentimientos más o menos duraderos.

Los enfados, si son intensos y habituales, suelen tener efectos y repercusiones negativas en la marcha de las relaciones amorosas, pero ¿pueden llegar a tener algún impacto benéfico?

Algunos expertos creen que sí, que los enojos pueden ser positivos, siempre y cuando sean breves, se resuelvan adecuadamente, impulsen a actuar y a resolver aquellos problemas que impiden sentirse bien a la pareja.

"En ocasiones el enfado incluso puede ser un estimulante del deseo, cuando antecede a una reconciliación esperada y pone fin al sufrimiento emocional", señalan el psicólogo clínico Miguel Costa y el médico en experto en medicina familiar Ernesto López, autores del libro Cómo vencer la pereza sexual.

No obstante, si el enfado se hace crónico y se convierte en resentimiento y en franca hostilidad, puede tornarse en un poderoso anestésico de la vida en pareja y del deseo e interés sexual.

Estar enfadado es fácil. Lo difícil es saber expresarlo. Algunas personas tratan de contener, inhibir y guardar a toda costa el enfado que le producen ciertos comportamientos indebidos de su pareja o, sencillamente, las contrariedades que surgen de la convivencia.

Cuando repetidamente se reprimen estos pequeños enfados y no se expresan, la irritación y el resentimiento comienzan a desarrollarse de forma constante y la persona se ve obligada a desarrollar un sobreesfuerzo para frenar el torrente emocional de su cólera contenida, para impedir que se desborde.

De esa manera, aparte del estrés adicional y los inconvenientes que ello conlleva, esta represión termina por deteriorar igualmente las relaciones amorosas, según opinan Costa y López.

Lo bueno de enfadarse

Hay que darse permiso para enojarse, porque "ocultar nuestras emociones negativas, por indeseables que nos parezcan, resulta una tarea inútil, sencillamente porque los seres humanos estamos programados para reaccionar de

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