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Psicologia


Enviado por   •  15 de Agosto de 2011  •  591 Palabras (3 Páginas)  •  432 Visitas

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INTRODUCCION

En general nuestro Estado tiene un marco legal rico y amplio en materia de Derecho Internacional para la defensa de los Derechos de las Mujeres; pero el nudo se encuentra en que no se han generado mecanismos, ni ha existido la voluntad política para que esta legislación internacional se implemente en la normatividad nacional y se refleje en la jurisprudencia del sistema judicial.

En términos de institucionalidad si bien existen diversas instancias del Estado relacionadas con derechos humanos, estas no desarrollan políticas reales a favor de los mismos y menos a favor de los derechos humanos de las mujeres.

Pero ni los avances en materia legal ni en términos de institucionalidad serán suficientes, en la medida que las instituciones encargadas de velar por los derechos de las mujeres, sigan estando en mano de individuos que priorizan sus concepciones religiosas al desarrollo de políticas de estado, como las acordadas entre la sociedad civil y los partidos políticos en el marco del Acuerdo Nacional, vulnerando el principio de laicidad del Estado consagrado en el artículo 50 de la Constitución Política del Perú.

Los fundamentalistas religiosos apañados por la jerarquía de la Iglesia Católica, se pasean por los pasillos del poder e intervienen en todo debate público que pueda rozar sus concepciones únicas sobre la base de la ya caduca idea de familia tradicional. Impactando sobre la vida y los cuerpos de las mujeres de múltiples formas, empezando por el control directo sobre sus cuerpos, apoyándose en los supuestos de una verdad revelada.

El fundamentalismo religioso es también una severa amenaza a la diversidad de identidades, y una agresión al movimiento de mujeres que la defienden, horadando los principios democráticos y de igualdad. Con su visión anacrónica de la realidad, la iglesia católica pretende una feligresía sumisa y le niega, en especial a las mujeres, su derecho a la libertad de elegir. Esto se hace patente en toda la discusión sobre las AOE en nuestro país y en temas tales como despenalización del aborto y no discriminación por orientación sexual.

A esto se suma el dogma neoliberal, que enmascarado en un supuesto realismo técnico oculta su carga de opresión. Este fundamentalismo económico sostiene que la solución a nuestros males pasa por la generación de empleo, para lo cual se hace preciso abrir las fronteras a la inversión extranjera. Sin embargo, este discurso choca con la cruda realidad, la cual muestra que mientras en nuestro país las exportaciones se han triplicado y el PBI ha crecido a un ritmo promedio de cinco puntos en el último lustro, el número de pobres se mantiene prácticamente inamovible. Los indicadores macroeconómicos de los que se ufana el actual gobierno, siendo favorables, no pueden ocultar que mientras esto ocurre, los indicadores sobre desigualdades e inequidades se mantienen

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