ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Tesina : ¿CÓMO SE INTEGRA EL NIÑO DEL TRASTORNO A LA SOCIEDAD?


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2019  •  Tesina  •  4.078 Palabras (17 Páginas)  •  156 Visitas

Página 1 de 17

Introducción:

En el presente recorrido abordaremos la temática “¿Cómo se integra el niño de trastorno a la sociedad?” Centrándonos en el libro de Silvia Bleichmar “La fundación de lo inconsciente. Destino de pulsión, destinos del sujeto”

Tomamos como punto de partida el concepto del niño de trastorno según la escuela francesa y la autora del libro. Con el propósito de esclarecer la constitución subjetiva, capacidad simbólica que tienen estos niños, y a partir de ahí ver la inserción posible en su contexto social. Nos centramos en los niños con la patología de TEA, autismo, y la perspectiva clínica que aporta Bleichmar.

Consideramos que es fundamental el aporte del psicoanálisis en la psicopedagogía, para que lo que tomemos de él (conformación de sistema psíquico, de subjetividad, primeras inscripciones, etc.) le dé a nuestras intervenciones una oferta distinta a la que puede dar un psicólogo. Siempre sin perder de vista el objeto de conocimiento que es lo que nos compete. El sujeto en situación de aprendizaje.

Objetivos:

Definir el concepto del niño de trastorno

Poder distinguir las diferentes intervenciones de integración en el abordaje psicopedagógico.

Metodología:

La tesina se llevó a cabo con la modalidad de revisión bibliográfica del seminario: Aportes del psicoanálisis en la clínica psicopedagógica y centrándonos principalmente en el libro de Silvia Bleichmar “La fundación de lo inconsciente. Destino de pulsión, destinos del sujeto” , “violencia primaria” de Piera Aulagnier. Además tomamos aportes de la materia de la profesora Lorena Giulianetti Integración al sujeto con discapacidad.

Niños del trastorno según Silvia Bleichmar

“la diferencia entre el autismo precoz y la psicosis simbiótica, estableciendo que en el primer caso es la ausencia de constitución del yo lo que marca las líneas dominantes del cuadro, mientras que, en el segundo, el incipiente sujeto no puede desabrocharse del yo materno al cual ha quedado soldado a partir del momento en que ingresa como significante de la falta” (Bleichmar, 1993,)

Silvia Bleichmar parte del paradigma de lo originario , donde considera que el inconsciente no existe desde los comienzos de la vida, sino que se funda como producto de la cultura en el interior de la relación sexualizante con ei semejante.

Para abordar el tema tomaremos la diferenciación que hace Bleichmar entre trastorno y síntoma.

Niño del trastorno según Piera Aulagnier:

Según Piera Aulagnier, para que el niño pueda investir el pensamiento propio es necesario que el otro lo reconozca en su alteridad, en su diferencia.

Se necesita de padres que permitan que el hijo no repita un pasado perdido sino que le posibiliten aventurarse a un destino desconocido e imprevisible.

Aulagnier plantea que el exceso de violencia sobre el niño no le permite el acceso a la temporalidad.

El placer de ver, de aprender, se originarían en la erotización de la actividad y no ya en la meta que ella se propone.

Los niños que presentan dificultades en la diferenciación yo/no-yo, que presentan fallas en la estructuración yoica, dando lugar a la confusión de pensamientos y a la no discriminación entre deseo y realidad, develan dificultades en la constitución del proceso secundario.

La no estructuración del proceso secundario es uno de los modos en los que se presenta la { desatención en la clínica con niños.

Para esta autora la actividad del pensar es condición de la existencia del yo. Propone un modelo de aparato psíquico privilegiando una de sus tareas específicas: la actividad de representación que implica un trabajo

de metabolización de elementos de información libidinal.

Lo propio de la psiquis es metabolizar elementos de autoinformación, las

exigencias de la fuente corporal, así como los estímulos que le llegan del mundo exterior.

“[…] la actividad psíquica está constituida por el conjunto de tres modos de

funcionamiento, o por tres procesos de metabolización. El proceso originario,

el proceso primario, el proceso secundario. Las representaciones originadas

en su actividad serán, respectivamente, la representación pictográfica o pictograma,

la representación fantaseada o fantasía, la representación ideica o enunciado” (Aulagnier, P., 1975,).

Plantea una teoría del armado del aparato psíquico en la cual le da importancia

al yo. Un yo que adviene a un espacio familiar cuyos organizadores

esenciales son el discurso y el deseo de la pareja parental.

Aulagnier define con el término portavoz a la función reservada al discurso

de la madre en la estructuración de la psiquis, “[…] portavoz en el sentido

literal del término puesto que desde su llegada al mundo el infans, a través de

su voz, es llevado por un discurso que, en forma sucesiva, comenta, predice,

acuna al conjunto de sus manifestaciones; portavoz también en el sentido de

delegado, de representante de un orden exterior cuyas leyes y exigencias ese

discurso enuncia” (Aulagnier, P., 1975).

Según está autora es La palabra materna la que derrama un flujo portador y es creador de sentido que

se anticipa en mucho a la capacidad del infans de reconocer su significación

y de retomarla por cuenta propia. La madre se presenta como un “Yo

hablante” o un “Yo hablo” que ubica al infans en situación de destinatario

de un discurso, mientras que él carece de la posibilidad de apropiarse de la

significación del enunciado. La forma más absoluta de tal anticipación se

manifestará en el momento inaugural en que la actividad psíquica del infans

se ve confrontada con las producciones de la psique materna y deberá formar

una representación de sí misma a partir de los efectos de este encuentro, cuya

frecuencia constituye una exigencia vital.

Cuando hablamos de producciones

psíquicas de la madre, nos referimos en forma precisa a los enunciados mediante

los cuales habla del niño y le habla al niño.

La autora expresa que el orden que gobierna los enunciados de la voz materna

no tiene nada de aleatorio y se limita a dar testimonio de la sujeción del Yo

que habla a tres condiciones previas: el sistema de parentesco, la estructura

lingüística, las consecuencias que tienen sobre el discurso los afectos que intervienen

en la otra escena. Piera Aulagnier reconoce esta primera violencia

como necesaria

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (26 Kb) pdf (73 Kb) docx (23 Kb)
Leer 16 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com