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Actos Fallidos


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2013  •  1.660 Palabras (7 Páginas)  •  324 Visitas

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Meringer (Filólogo) y Mayer (Psiquiatra) habían hecho en 1895 un intento por abordar la cuestión del trastrabarse al hablar.

Así es que distinguieron las permutaciones en la secuencia de las palabras (Ejemplo si alguien dice “La Lisa Mona” en lugar de “La Mona Lisa”), anticipación de sonido (Ejemplo “alguien dice el “buzojo” cuando iba a decir el buzo rojo) o posposición del mismo.

También el trastrabarse se produce por contracción o por mezcla, donde se forma una palabra mixta que viene de otras dos o por sustitución de una palabra por otra. Todo esto se debe, según los autores, a que las palabras tienen distintas valencias y entonces las que tienen mayor valor influyen sobre las de menor valencia perturbadoramente.

En agosto de 1898, en una carta de Freud a Fliess le cuenta a éste del olvido de un nombre y su reemplazo por algún elemento de otro, lo cual lo llevó a tener la inquietud para investigar dentro de sí el porque le había ocurrido ese hecho y un mes más tarde, en una nueva carta a éste, se alegra de haber podido incluso explicar fácilmente un segundo ejemplo de olvido de nombre, aunque se pregunta a si mismo en el final de la misma a quien le va a hacer creer todo esto que estaba descubriendo, lo cual demuestra que Freud tenía un enorme deseo de investigar y hacer trascender sus estudios.

En la obra “Psicopatología de la Vida Cotidiana” (1901), en el primer capítulo, Freud analiza el caso que le contaba a Fliess, donde mientras viajaba con un compañero casual hacia una ciudad de Herzegovina, no pudo recordar el apellido de un pintor italiano Luca Signorelli y que en su lugar le venían a la mente otros nombres de pintores de la misma nacionalidad: Sandro Botticelli y Giovanni Boltraffio.

Recordó que los turcos de Bosnia Herzegovina, en su resignación frente al destino, cuando un médico les anunciaba que el caso de algún allegado era desesperado decían: "Herr (tr. Señor): no hablemos más de ello, sé que si fuera posible salvarlo, tú lo habrías hecho”.

Entonces, el "Bo" de Bosnia se encontraba con Botticelli y Boltraffio, mientras que “Herr” se encontraba Herzegovina y su traducción italiana “signor”, en Signorelli.

Mientras conversaba en el viaje, había pensado en la importancia que le daban los turcos de Bosnia al placer sexual y su desesperación cuando experimentaban dificultades en ese aspecto, asociando esto a la noticia que habia recibido en Trafoi, del suicidio de uno de sus pacientes, afectado de trastornos sexuales incurables. Por lo tanto, la proximidad entre Trafoi y Boltraffio lo obligaba a admitir que a pesar de la distracción intencional de su atención, ya sufría la influencia de esta reminiscencia.

Si bien es cierto que quería olvidar otra cosa y no el nombre de Signorelli; entre esa “otra cosa” y el nombre se estableció un vínculo asociativo, de manera que su acto de voluntad no dio en el blanco, olvidando el nombre, siendo que lo que quería intencionalmente era olvidar la otra cosa.

De modo que el nombre del pintor italiano, asociado a ciertas ideas de muerte y sexualidad reprimidas, había sido arrastrado con ellas a su inconsciente.

Desde luego, las ideas de muerte y sexualidad por sí mismas no tienen ese efecto. Freud no había olvidado el tema de los frescos, ni tema de la muerte, ni las historias sexuales turcas, por lo que la represión no estaba allí, sino que estaba ligada a la noticia recibida en Trafoi.

A partir de esto, Freud enuncia entonces que las condiciones necesarias para hablar del olvido no accidental de un nombre son la tendencia a olvidar ese nombre, la existencia de una represión relativamente reciente y la posibilidad de establecer una asociación exterior entre el nombre del que se trata y el objeto de la represión, aunque posteriormente aclara que hay que tener cierta prudencia, pues no todos los casos de olvido de un nombre propio se pueden incluir en la misma categoría que la del olvido del nombre de Signorelli.

Por lo tanto el lapsus, por sus efectos de desconcierto y su estructura abreviada, presenta similitudes con el chiste y el sueño, por lo que es una buena herramienta para deshacer y suprimir los síntomas neuróticos.

A partir de las Conferencias de Introducción al Psicoanálisis, Freud define a las operaciones fallidas como actos anímicos serios y no simples contingencias que tienen su sentido y surgen por la acción encontrada de dos tendencias diversas, una perturbadora y una perturbada.

La perturbada, es siempre inequívoca, la persona que comete la operación fallida la conoce y la declara, mientras que la perturbadora (la intención latente) desfigura a la perturbada.

Las intenciones que se manifiestan como perturbaciones de otras pueden dividirse en tres grupos: la tendencia perturbadora es conocida por el sujeto de la equivocación antes de la misma; la persona que comete la equivocación reconoce en la tendencia perturbadora una tendencia personal, aunque ignora que la misma se hallaba ya en actividad antes de la equivocación y una

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