Adolescencia, Reflejo Y No Prejuicio

Adolescencia: ¿Prejuicio o reflejo?

Si nos ponemos a pensar en las etapas de la vida surge una gran controversia entre estas, ciertamente tenemos la niñez, la adultez y (he aquí el meollo del asunto) la adolescencia. Las dos primeras etapas nombradas son las que generan la confusión en cuanto a la tercera, porque realmente ¿Qué es la adolescencia? ¿Es una etapa concreta o solo un “puente” entre las otras dos? No habría problema si el asunto se tratara solo de identificar las etapas, porque existe un rango de edades que clasifica a cada individuo en un casillero específico, el dilema surge cuando una persona pasa por ésta y la sociedad, específicamente los adultos, no saben cómo tratarnos. El conocimiento general sobre la adolescencia se basa en los cambios físicos y psicológicos por los que atraviesa el individuo, los cuales se suelen clasificar como difíciles y de conflicto permanente con el exterior, pero, ¿Quiénes son los de los problemas? ¿Realmente somos los adolescentes los que generamos los conflictos o son los adultos por su intento de “entender” nuestros cambios los de los prejuicios?

Si un niño de 5 años se cae, es socorrido; si un adolescente se cae genera risa o controversia entre socorrerlo o dejarlo que se levante solo, y si un adulto cae ya es sabido que se levantará solo. El problema en este simple ejemplo no es el individuo que se cae sino el personaje externo, es así como las discrepancias sobre nuestra edad no se genera en nosotros, sino en la valoración que dan los adultos sobre nuestras conductas. Muchos entienden nuestras conductas como raras, anormales y/o indebidas; por ejemplo, algunos adolescentes comienzan a fumar, físicamente no es una buena medida, sin embargo, los adultos lo hacen y ciertamente son nuestro “ejemplo” entonces, es lógico que sigamos este tipo de conductas, patrones presentados a diario; como también lo son la responsabilidad familiar, la organización económica, los tiempos de recreación entre otros, todos basados en que tanto niños como “adolescentes” se rigen por las vivencias y observaciones…

Por lo tanto si nuestro comportamiento es tan criticado y se encuentra, según muchos, errado es porque nuestros ejemplos y modelos no han sido idealmente buenos. La mayoría de las conductas humanas, si es que no todas, se rigen por las experiencias personales y casi en la totalidad de las veces por la relación con los padres.

Además no creo que sea justo que se nos encasille de problemáticos y conflictivos si, evidentemente, no es culpa nuestra; muchos podrán decir que tenemos la capacidad de distinguir entre lo que se debe y lo que no se debe hacer, pero si estamos recién “saliendo” de la etapa de niñez no es válido que se piense que somos capaces de separar por cuenta propia estas nociones, ya que nuestro amiente abarca los aciertos como los errores de los adultos; los que nos “protegen” de cometerlos sin saber

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