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Antecedentes De La Violencia Intrafamiliar


Enviado por   •  27 de Agosto de 2013  •  2.203 Palabras (9 Páginas)  •  4.726 Visitas

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ANTECEDENTES DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

De 1800 a 1900, En todos los pueblos antiguos la organización de las relaciones sociales en la familia, proyectaban a la mujer a un segundo plano y muchos pueblos se les tildó de cosa, en Grecia por ejemplo la mujer se encontraba rígidamente sometida; en Roma, el tronco común era el varón, el cuál convivía con esposas e hijos, era el único dueño del patrimonio y tenía derecho a la vida o a la muerte, sobre las personas sometidas a él.

El cristianismo introdujo nuevos cambios en la concepción de la autoridad del hombre dentro de la familia, y la mujer ya no se consideró esclava sino su compañera, desde el origen el cristianismo la familia era considerada como una monarquía de origen divino, pero quien ejercía la soberanía siempre era el padre. No se sabe con exactitud desde cuánto hace que existe desigualdad entre los sexos, y para hablar de esa desigualdad nos referiremos a lo que se conoce como la teoría del género.

En la etapa Nómada, hombres y mujeres tenían roles marcados pero de similar valor. Las mujeres tenían hijas, hijos que los criaban y cuidaban, mientras que los hombres cazaban y defendían a la familia. Con el surgimiento de la agricultura y la propiedad privada, las mujeres podían cumplir los mismo roles que los hombres, de ese modo ellos se vieron en la necesidad de lograr mecanismos que les permitían controlar a las mujeres por que veían que los hombres no tenían una función específica.

Las mujeres eran temidas, consideradas poderosas por que además de dar vida y ser fértiles podían cuidar mejor la producción. De ese modo los hombres desencadenaron una serie de mecanismos principalmente respaldados por las leyes divinas hechas a la medida de los hombres para así sujetar a las mujeres.

A partir de ello se inicia la subordinación de las mujeres a los hombres y se consolida el pensamiento patriarcal que desvalora interioriza a las mujeres y les permite ejercer violencia contra ellas para consolidar su dominio y control.

Pese a ello con el paso del tiempo crece la conciencia femenina de liberación , así se inicia la batalla por las reivindicaciones femeninas. Las mujeres lucharon por obtener derechos fundamentales como:

La propiedad, el voto, educación y salud; soportaron una serie de hechos de violencia como muestra del ejercicio del poder patriarcal, legitimada socialmente y solapada para el estado.

Con la Revolución Francesa ideales “Libertad Justicia Fraternidad”, las mujeres tuvieron gran expectativa, dado que pensaban que los postulados que la revolución enarbolaba también eran para las mujeres.

(1910-1925), El Porfiriato se encuentra en apogeo en México, con una tremenda diferenciación de clases y discriminación racial. En cuanto a las costumbres que prevalecían en el seno familiar, éstas se caracterizaban por una rígida moral en todos los estratos sociales. El respeto que se profesaba “a los mayores” llegó a niveles de reverencia absoluta, tanto las esposas como las hijas y los hijos debían afecto y obediencia a los padres, a tal grado que sus órdenes no se discutían. Por ese entonces, se pensaba que “después de Dios estaban los padres”. Con el estallido de la Revolución Mexicana, la mayoría de las familias del país se vieron afectadas por este conflicto armado, ya que las numerosas batallas involucraron a una gran cantidad de hombres y mujeres quienes lucharon en los diferentes bandos. La ausencia, el desarraigo y en ocasiones la pérdida del padre era de lo más común de esta época.

En especial son las familias campesinas las más afectadas. Gracias a las demandas de las mujeres, los revolucionarios triunfantes decretaron la Ley del Divorcio en 1914, la Ley del Matrimonio en 1915 y la Ley de Relaciones Familiares en 1917.

En los años posteriores a la Revolución, la idea de paternidad apenas se vio modificada con los nuevos aires de modernidad que experimentó un reducido sector social, en estos llamados “años locos”. Uno de los cambios que se percibieron en las familias fue el nuevo papel que ganó la mujer en el medio urbano, donde se destacan sus primeras participaciones en actividades públicas. En 1923, la del estado de San Luis Potosí. Esto contrastaba con la situación de la mayoría de la población rural, la cual permanecía fiel a sus costumbres respecto al padre. Legalmente, entre 1928 y 1954, la mujer podía trabajar siempre que ello no perjudicara sus tareas en el hogar ni el cuidado de los hijos.

Para 1922 el porcentaje de divorcios registrados fue de 3%, cifra que ha ido elevándose progresivamente, en los años 80 alcanzó el 6%, y para 1990 fue del 9%, con evidentes subregistros que no incluyen abandono por parte del padre o las separaciones de hecho, que no llegaron a los tribunales.

(1930-1940), Para la vida doméstica, son importantes las medidas llevadas a cabo por el gobierno cardenista en la educación, las campañas de alfabetización y el reparto agrario, que modificaron ciertas conductas familiares. Por primera vez en la historia, en Yucatán 6 mujeres obtienen cargos de representación popular. No obstante, el modelo tradicional de padre como proveedor, jefe que controla y tomaba las decisiones en la familia, siguió imperando en esta década, mientras que la mujer se dedicaba a la casa, en un lugar subordinado. Para 1930 la fecundidad era de 6 a 7 hijas e hijos por mujer, en correspondencia con la creencia de que el tener muchos hijos era muestra de masculinidad.

La década de los cuarenta marcó el impulso de la modernización en nuestro país con la continuación del desarrollo industrial que se había iniciado en el Porfiriato. Esta segunda etapa se debió, en gran medida, a los efectos de la Segunda Guerra Mundial. La familia se vio influida por el aumento de la población urbana y el acceso a una relativa prosperidad económica

(1950-1960), Por cada mujer que trabajaba fuera de su hogar, había cuatro hombres; actualmente por cada mujer hay dos hombres en actividades económicas.

La década de los cincuenta sobresale por la gran presencia de hombres y mujeres jóvenes en las ciudades, que con su manera de pensar, sus modas y actitudes abrieron y marcaron brechas generacionales, cada vez más evidentes, que se mantendrían durante las décadas siguientes. El modelo tradicional de ser padre empezó a ser fuertemente criticado y confrontado por las hijas e hijos jóvenes en gran parte del mundo occidental. México, que se caracterizaba por ser un país con fuertes ideas conservadoras y cuya población en su mayoría era católica, no escapó a la proliferación de los llamados “rebeldes sin causa”.

La sociedad mexicana sufre cambios importantes en su estructura, ya que las mujeres comenzaron a participar en las

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