Análisis Psicológico De Los Estudiantes En La Sociedad
Enviado por • 7 de Octubre de 2014 • 1.564 Palabras (7 Páginas) • 259 Visitas
Análisis Psicológico de los Estudiantes en la Sociedad.
El temperamento define la tendencia constitucional del individuo a reaccionar de cierto modo ante su ambiente. Algunas personas son más plácidas que otras, algunas más fuertes, algunas más tensas; probablemente estas diferencias son innatas y reconocibles desde el momento del nacimiento.
En este sentido, un estudiante con temperamento innato colérico, irritable, independientemente de los factores adquiridos mostrará una conducta en el aula diferente a la del compañero cuyo temperamento es pacífico, accesible y adaptado. Por ello, tendremos que pensar que detrás de toda conducta disruptiva puede existir un factor temperamental que condicione parte de esa conducta.
En otro sentido, los síntomas que describimos a continuación determinan una serie de comportamientos y/o modelos cognitivos, que pueden desencadenar una psicopatología concreta. No obstante, se ha de tener en cuenta que la aparición y naturaleza de estos síntomas están subordinados, a la vez, a la cualidad y poder de factores, tanto externos (medio ambiente en el que se desarrolla) como internos (características psicológicas, temperamento...) que influyen en el alumno. Dicha sintomatología es la siguiente:
Baja resistencia a la frustración. Este hecho pone de manifiesto en el alumno perturbador su falta de seguridad personal tanto a nivel cognitivo como conductual, que lo induce a reacciones poco elaboradas, normalmente de tipo agresivo. La falta de un pensamiento estructurado que dé paso a una racionalización del problema y a la búsqueda alternativa de reacciones cognitivas conlleva una situación de frustración.
Ansiedad. Es una sensación que genera en el alumno un malestar profundo y constante. La consecuencia inmediata es la inhibición en el ámbito afectivo, que suele manifestarse de diferentes maneras: represión de la agresividad, reactivación de antiguos sentimientos provocados por experiencias dolorosas, situaciones cotidianas estresantes, etc., que se convierten en factores desencadenantes de angustia. Las preocupaciones que generan la ansiedad y la inseguridad coartan e inhiben el desarrollo del individuo, siendo responsables de la inadaptación personal, escolar y/o social.
Bajo autocontrol. Hay condiciones básicas necesarias para que exista una estructura o un equilibrio a nivel personal, y una de ellas es el control de las acciones, pensamientos y deseos. La falta de unos límites claros, precisos y razonados dificulta tanto la comprensión del concepto como la realización del mismo para este tipo de alumnos, en los que no existe un mecanismo de autocontrol interiorizado que les permita reconducir sus impulsos en las situaciones estresantes.
Impulsividad. La falta de autocontrol que determina generalmente el comportamiento hostil suele quedar reforzado negativamente por el alto grado de impulsividad que presentan estos alumnos. La necesidad de una respuesta contingente a sus instintos, pensamientos y deseos provoca un comportamiento irreflexivo. El mecanismo que rige esta inmediatez es el principio del placer-displacer cuyo último o único objetivo de su acción es la búsqueda del placer, gratificación personal y la evitación del displacer, sin tener en cuenta las realidades y consecuencias exteriores.
Creencias, pensamientos y/o racionalizaciones distorsionadas. La evaluación irracional y poco funcional que realizan estos alumnos sobre su realidad y entorno social, genera emociones y conductas que les bloquean o dificultan su pensamiento no absolutista y racional. Las continuas exigencias egocéntricas, sobre los demás y sobre el entorno que les rodea, les provocan una perturbación del yo.
Esta perturbación les desencadena una línea de pensamiento del todo o nada (“todos me odian”), sobre generalización (“no hago nada bien”), de adivinación del futuro (“si hago esto se reirán de mí”), entre otros constructos distorsionados.
Dureza emocional. La emoción no sólo depende de la naturaleza del agente emocional, sino del estado psíquico del individuo, de su personalidad, de su entorno y de sus experiencias anteriores. La mayoría de estos alumnos tienen una vida emocional desequilibrada, con puntas que pueden llegar a ser muy dolorosas. La carencia afectiva a la que se ven sometidos es determinante a lo largo de todo su desarrollo, ya que repercutirá en sus relaciones humanas y en su entorno. La existencia de forma generalizada de un referente afectivo ambivalente en su contexto más íntimo determina ciertas dificultades de relación, hasta el punto de no querer establecer ningún tipo de nexo afectivo por miedo al fracaso.
Baja autoestima. La imagen que tienen estos alumnos de sí mismos es negativa. Pero no siempre depende de sus propias acciones, sino de las reacciones y opiniones de los demás. Los alumnos terminan siendo lo que creen que son, debido a lo que los demás piensan o esperan de ellos. Esta carencia queda compensada con conductas desadaptadas, negativistas, hostiles y agresivas, por las cuales destacan y son el centro de atención. Dichas conductas son lo que mejor saben hacer y el feedback que reciben de su medio refuerza estas acciones. La infravaloración de su persona los induce a estar insatisfechos, no sólo con ellos mismos sino también
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