Auoestima En Niños
Enviado por pecas3871 • 30 de Abril de 2013 • 1.538 Palabras (7 Páginas) • 313 Visitas
FOMENTAR LA AUTOESTIMA EN LOS NIÑOS
Proverbio chino: “la vida de un niño es como un trozo de papel en el que todos los que pasan dejan una señal”
Es difícil delimitar la frontera entre tres conceptos de los que estaremos hablando
constantemente durante esta conferencia: autoestima, autoimagen y autoconcepto.
LA AUTOESTIMA es el conjunto de creencias y valores que la persona tiene acerca de quién es, de sus capacidades, habilidades, recursos y potencialidades, que le han conducido hasta donde está y que le llevarán hasta donde crea que puede llegar. En cualquier caso, la Autoestima nos hace reconocer las capacidades que poseemos y a la vez nos hace sentirnos valiosos generando en nosotros mismos energía y fuerza activa. La autoestima es la forma en la que nos pensamos, nos amamos, nos sentimos y nos comportamos con nosotros mismos.
LA AUTOIMAGEN es la imagen construida por la persona de sí misma y en base a su particular forma de “interpretar” el mundo que le rodea en base a sus propios “filtros” o “mapa” personal. Podemos decir que es la representación mental que la persona tiene de sí misma en el presente y en las aspiraciones y expectativas futuras.
EL AUTOCONCEPTO es la comparación subjetiva que hacemos de nosotros mismos frente a los demás, así como de lo que éstos nos dicen y de las conductas que dirigen hacia nosotros.
Tanto LA AUTOIMAGEN como EL AUTOCONCEPTO resultan más directamente
vinculados con la “personalidad” que LA AUTOESTIMA.
Vander Zanden destaca la diferencia entre autoimagen y autoconcepto (Vander Zanden, 1991). Dicho autor propone distinguir la imagen de sí y el concepto de sí.
La imagen de sí es un cuadro mental relativamente temporáneo que cada persona se forma de sí mismo y que varía en distintas situaciones sociales. La sucesión de imágenes de sí sirven para revisar y corregir, si bien no suplantar, al concepto de sí.
El autoconcepto es una construcción psicosocial que cada persona realiza a lo largo de su vida acerca de sí misma. Esta representación estará menos o más ajustada a la realidad de quien la elabora. De esta forma, el autoconcepto puede implicar una construcción aproximadamente realista, o presentar distorsiones que conduzcan a una sobrevaloración o una infravaloración de sí mismo.
Atendiendo a sus aspectos cognitivos, el autoconcepto es el conjunto de esquemas cognitivos, creencias u opiniones valorativas que tiene la persona sobre sí misma.
Constituyen ejemplos de elementos que toma el autoconcepto creencias tales como:
• soy hábil para el estudio
• me considero valioso
• no me considero valioso
• soy incapaz de amar
• no puedo trabajar
LA AUTOESTIMA SE APRENDE, FLUCTÚA Y LA PODEMOS MEJORAR.
Es durante la infancia y la adolescencia donde la autoestima crea una marca profunda, dado que son etapas vitales donde nos encontramos más flexibles y vulnerables.
Personalmente considero que desde la concepción y/o aceptación de la paternidad estamos edificando la autoestima de nuestros hijos, dado que ya inconscientemente estamos elaborándonos unas expectativas en cuanto al futuro bebé y ser humano que va a crecer junto a nosotros. El niño percibe si es querido y aceptado, si es valorado o rechazado….desde que inicia a interactuar con nosotros en su etapa intrauterina.
La familia es el lugar principal de socialización, de educación y de aceptación de uno mismo. Es el lugar en el que una persona es querida por lo que es y se le acepta como es. La valoración de la imagen que el niño va haciendo de si mismos depende de la forma en que va percibiendo que cumple con las expectativas de sus padres, en cuanto a la consecución de metas y conductas que esperan de él.
Durante los primeros años el niño aprende la autovaloración en la familia. Si crecemos sintiéndonos amados y seguros hay mayores posibilidades de que desarrollemos una adecuada identidad personal.
El niño debe sentir que vuestro amor por él es mas grande que cualquier fechoría que haya hecho o cualquier conducta inadecuada que haya tenido. Él entenderá que le regañéis ante un comportamiento o conducta desadaptados, pero hay que cuidar la expresiones inculpatorias y el tono de voz (“eres tonto” “eres malo”…). Hay que reprochar la conducta o el comportamiento, pero no centrar la acusación en su persona (“lo que has hecho no está bien”…).
Cada niño es único y debemos considerar factores tan identificativos y personales como
su temperamento, habilidades, debilidades, mecanismos de defensa, deseos y nivel
cognitivo a la hora de comunicarnos con él y educarle.
Una educación permisiva, por parte de los padres, puede ser el origen de una baja
autoestima. Este modelo educativo está muy presente en las últimas generaciones, dado
que los padres se exigen mucho a ellos mismos en su “rol parental” pero muy poco a sus
hijos, lo que crea gran desconfianza en sí mismos y el caldo de cultivo de una cultura
del no esfuerzo y la dejadez. Esta baja autoestima también la encontramos cuando hay
un mal conocimiento de sí mismo como personas y padres y cuando los padres son
descalificadores.
Los padres somos reproductores de unos modelos educativos,
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