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COMENTARIO DEL APARTADO DE LAS PARAFILIAS DEL DSM-V


Enviado por   •  25 de Julio de 2017  •  Resumen  •  2.019 Palabras (9 Páginas)  •  251 Visitas

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COMENTARIO DEL APARTADO DE LAS PARAFILIAS DEL DSM-V

        Es imposible hacer un comentario del DSM-V (2013), aunque sea sólo de uno de sus apartados, sin hacer referencia al DSM del que se parte anteriormente, y, como el DSM-IV-TR sólo tuvo ciertas actualizaciones en algunos aspectos, para tener más correlación con las premisas aconsejadas con la OMS, la contextualización del DSM-V nos lleva de modo irrevocable a hacer referencia al DSM-IV de 1995.

        El DSM-V incluye cambios que sin duda van a repercutir en el trabajo clínico del psicólogo. A nivel general, los cambios más significativos del DSM-V son el cambio de un sistema de categorías con la introducción de espectros, la reorganización de los capítulos y la evaluación de la dimensión de los trastornos a través de diferentes escalas. Este último teniendo como función principal situar a la persona en un rango dependiendo de la severidad de los síntomas que se observen. Todos estos cambios suponen facilitar el diagnóstico, reflejar mejor los avances científicos en la comprensión de trastornos y facilitar la práctica clínica. Una ventaja de esta inclusión de los espectros, es que la persona que presente dos o varias categorías de un trastorno, desaparece (García,  Saldivar, Llanes y Sánchez, 2011).

        Las parafilias son una serie de comportamientos sexuales caracterizados por la excitación  ante objetos y situaciones que no forman parte de los patrones sexuales normativos, o porque  la persona necesita para obtener placer la presencia de determinados estímulos que se apartan de lo que se consideran estímulos sexuales normales. Pero he aquí la cuestión, porque lo que ahora consideramos normal, puede no haberlo sido anteriormente, y, lo que ahora consideramos parafilia, puede no serlo en un futuro. Esto, por ejemplo, ha ocurrido con la masturbación o con la homosexualidad, que en otro tiempo eran catalogadas de patológicas y/o dañinas. El DSM-V define parafilia como cualquier interés sexual intenso y persistente distinto del interés sexual por la estimulación genital o las caricias preliminares dentro de las relaciones humanas consentidas y con parejas físicamente maduras y fenotípicamente normales. Un cambio fundamental del DSM-V, y probablemente el más innovador y que más ha cambiado el paradigma desde la terapia psicológica, es la distinción entre las parafilias y trastornos parafílicos, siendo las parafilias no consideradas enfermedad si no se acompañan de trastorno. Así, un trastorno parafílico es una parafilia que ocasiona consecuencias negativas o malestar para el individuo o para otras personas, debe implicar daño a uno mismo o el riesgo o el hecho consumado de dañar a los demás, tanto si admite el individuo que padece el trastorno como si no admite que esta realidad de malestar propio o a terceras personas esté sucediendo. Es decir, que una parafilia es una condición necesaria pero no suficiente para que se de un trastorno parafílico y una parafilia por sí misma no justifica ni requiere de forma automática la intervención clínica.

        El criterio A de cada parafilia supone la definición o cualidad de la parafilia en sí misma, en todos ellos se habla de un periodo de al menos seis meses para que la parafilia sea considerada como tal, pero explica que este periodo es relativo, orientativo, y no estanco. El criterio B de cada parafilia supone las consecuencias negativas que acompañan a dicha parafilia. El cambio propuesto para el DSM-V es que las personas que cumplan tanto los criterios A y B serían ahora diagnosticados con un trastorno parafílico . El diagnóstico no se le daría a las personas cuyos síntomas reúnen el criterio A, pero no el criterio B, es decir, a las personas que tienen una parafilia, pero no un trastorno parafílico.

         Según el DSM-V, las parafilias se pueden clasificar:

  • Según las preferencias por actividades anómalas: en el cortejo (voyeurismo, exhibicionismo y frotteurismo) o algolánicas, que implican dolor o sufrimiento (masoquismo y sadismo).
  • Según las preferencias de objetivo anómalas: con personas (paidofilia) o con otros campos (fetichismo y travestismos).

        Los trastornos parafílicos incluidos específicamente son, por tanto, estos ocho ya clasificados: voyeurismo, exhibicionismo, frotteurismo, masoquismo, sadismo, paidofilia, fetichismo y travestismo. Se seleccionan estos, y no otros, por su mayor frecuencia y/o por posibles daños a terceros. Deja dos apartados al final para otros trastornos parafílicos especificados, pero menos frecuentes o nocivos, y para otros trastornos parafílicos no especificados, que son actitudes sexuales que causan malestar o deterioro en la rutina diaria, pero que son difíciles de clasificar por no cumplir con todos los criterios característicos de alguna parafilia.

        En cada uno de los apartados en los que habla de estos ocho trastornos, se hace una distinción de determinados aspectos, en todos ellos se hará referencia a:

  • Especificadores: Contextualizando al individuo en función del entorno en el que se encuentra (controlado o no), qué comportamiento concreto incluye el trastorno, sobre qué o quiénes es cada práctica parafílica y lo que supone el hecho de una “remisión total” (que no es lo mismo que cura).
  • Características diagnósticas: Donde se amplía y especifica cómo se debe dar la parafilia para que realmente sea un trastorno, todo en clave a que haga daño a uno mismo o a terceros, al margen de que la persona reconozca un problema o no lo reconozca.
  • Prevalencia: Que se suele hablar de datos aproximados, porque deben estar sujetos a un diagnóstico real.
  • Factores de riesgo y pronóstico: Todos ellos tienen relación con el riesgo de llevar a cabo la parafilia (condición sine qua non para que se dé el trastorno parafílico), con abusos sexuales en la infancia, con el abuso de sustancias tóxicas y con la hipersexualidad, por lo que no volveré a hacer referencia a esto cuando hable de cada uno de los trastornos.
  • Curso y desarrollo: Donde especifica cuándo suele comenzar dicha práctica y como suele cambiar en función de la edad, siendo lo más probable que se comience en la adolescencia o cercana a ella, pero se cataloga de trastorno parafílico si se perpetúa después de la adolescencia (siendo lo más frecuente en la edad adulta temprana, poco antes de los 20 años). Todas las parafilias suelen remitir paulatinamente con la edad.
  • Aspectos diagnósticos relacionados con el género y la cultura. Es llamativo que todas las parafilias afectan en mayor medida a los hombres.
  • Diagnóstico diferencial: Con lo que se pretende catalogar de trastorno parafílico lo que realmente es, y no otro tipo de conducta o trastorno con el que puede confundirse.
  • Comorbilidad: Donde se especifica aquellas conductas patológicas que suelen acompañar a dicho trastorno parafílico.

        Centrándonos en cada uno de los ocho trastornos, se considera el voyeurismo como tal si tienen un mínimo de 18 años, ya que en la adolescencia incrementan la curiosidad y la actividad sexual en general. Es el tipo de parafilia más frecuente (12% hombres, 4% mujeres). Se asocia frecuentemente con trastornos depresivos, bipolares, de ansiedad y con el exhibicionismo. También con la hiperactividad, trastornos de conducta y de la personalidad antisocial. El exhibicionismo se asocia con temperamentos antisociales, hiperactivos, con la peidofilia y con el voyeurismo. El frotteurismo está muy relacionado con el voyeurismo y con el exhibicionismo, las tres son preferencias por actividades anómalas, centradas en el cortejo, por lo tanto relacionadas comorbidamente con trastornos de las relaciones sociales.

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