Características buen profesional

A lo largo de este documento, vamos a explicar las diferentes características que definen a un buen profesional, y que a su vez definen una buena intervención.

Principalmente cuando hablamos de trabajo con personas con discapacidad intelectual, (o de cualquier tipo, ya que lo expresado a continuación creemos que es básico para cualquier intervención de cualquier índole) lo más necesario que vemos es que el profesional trabaje por conseguir una mayor calidad de vida del usuario, y para hacerlo de la manera más correcta utilizando la herramienta del empoderamiento, ya que nadie (ni familiares, ni personas de referencias…) mejor que ellos mismos van a expresar sus necesidades. Ya es hora de dar más importancia a un enfoque personalizado de las intervenciones, aunque difiera un poco en un principio de los objetivos generales de estos tratamientos, ya que tarde o temprano estas necesidades expresadas por ellos mismos van acabar igualándose a las necesidades expuestas por el profesional. Un ejemplo claro son los modelos centrados en familia y entornos o la planificación centrada en la persona, donde impera la autodeterminación de las personas y nos ayuda a entender mejor sus derechos y a apoyarlos (palabra muy importante) a llevarlos a cabo. Otra característica que vemos que va ligado a lo explicado anteriormente es la conciencia profesional; todo lo explicado anteriormente sin un compromiso profesional será casi imposible de llevar a cabo, es necesario que los profesionales estén formados y actualizados para poder entender estas nuevas visiones y llevarlas a cabo con profesionalidad, y esto es un gran compromiso y supone en la mayoría de los casos un aumento del trabajo, que se verá satisfecho al ver la evolución en la vida diaria de los chicos. La actitud emocional de los profesionales es otro punto clave, la ilusión por el trabajo, la renovación y actualización de los conocimientos y el control profesional, entender y poner en marcha que la vida personal tiene que diferir de la profesional, y tener empatía en los momentos más difíciles, que conociendo y entendiendo las necesidades será más fácil de manejar estas situaciones poniéndonos en el otro lado.

En todo momento de esta lectura se aprecia otra de las características destacables, que es la individualización de los usuarios, no todos los chicos tienen las mismas necesidades, ni necesitan los mismos apoyos para poder realizar una actividad con éxito. Es importante entender que cada persona tiene sus capacidades, limitaciones y que la manera de actuar no es la misma para todos. Otro ejemplo, relacionado con esto es la intervención en los diferentes entornos y con las diferentes personas de referencia, es importante entender que una intervención dada sola en una sala con el usuario, normalmente está incompleta sino extrapolamos la orientación a los diferentes ámbitos, que seguramente pasará más tiempo y tendrá más momentos en los que realizar las actividades de manera independiente. Todo lo explicado anteriormente va ligado con una palabra que resuena mucho últimamente, la inclusión, es cierto que queda mucho camino para conseguir que esa palabra se instaure en nuestro día a día, pero creemos que, si un profesional no lo lleva por bandera y lucha y prepara a sus chicos, como a sus entornos para ello, la inclusión solo se quedará en eso en una palabra bonita con muy buenas intenciones. Podríamos hilar de nuevo esto último con la conciencia profesional explicada anteriormente y de nuevo el compromiso profesional que conlleva trabajar con personas con discapacidad.

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