Clinica Psicologica
Enviado por Tylerdan • 30 de Mayo de 2013 • 1.744 Palabras (7 Páginas) • 369 Visitas
En la película “el amor en éxtasis” se puede observar que el psicoanalista, introduce mucho de su ser, de su subjetividad en la terapia. Considera que la terapia más afectiva o un pensamiento por su “provecho” puede ser dada mediante la involucración afectiva y sexual con el paciente. Considero como psicóloga en formación, que durante el proceso terapéutico debe coexistir un vínculo (no amistoso ni afectivo) terapéutico que facilite el proceso de emisión, receptividad en la información para poder llevar a cabo las metas durante las sesiones de terapia. El psicólogo se introduce en el mundo del paciente para que de manera activa, él o ella se conviertan en sus propios terapeutas.
El ser empático, el entender lo que el paciente siente, el sintonizarse con las emociones del paciente, en manifestar autenticidad, franqueza y honestidad se constituye la terapia psicológica. Estos valores son grandes restos que los psicólogos tienen hoy en el trabajo terapéutico, pienso, que todas estas cosas tan “poéticas pero reales” y que solo se pueden lograr en la medida en que haya una pasión en el contacto con las personas, una motivación propia de sumergirse en las necesidades de los otros y un descontento con algunas situaciones que están afectando la vida del paciente; en escenarios sociales, familiares, educativos, de pareja etc., y que el terapeuta es útil en la medida en que acompaña, y brinda herramientas a los pacientes que les permitan la construcción de nuevos significados en las “problemáticas de su vida” o en el manejo de las mismas, para una mejoría en la calidad de vida del cliente, sin embargo, introducirse más allá de ello, implica una condición moral en las que el comportamiento del terapeuta ya no estará regido por normas y valores, sino por lo que él considera que es efectivo en terapia por su condición subjetivista. El implicarse tan ampliamente en la vida personal de un paciente, también visto desde el psicoanálisis puede transferir en el paciente necesidades, expectativas y sentires que pueden ir más allá de un vinculo terapéutico y en las que se pueden ver involucradas muchas más áreas de la vida personal y del contexto.
En la película, el matrimonio de Joseph y María atraviesa por una crisis, pero ¿Hasta que punto el psicólogo, como actor objetivo de la situación en contexto puede actuar? La pregunta que los psicólogos debemos hacernos es donde está el limite y hasta que punto debemos involucrarnos y continuar con un proceso terapéutico que en nuestra introspección y reflexión consideramos estamos poniendo mucho de nuestro sentido subjetivo. ¿Qué elección elegir?; ¿remitir a otro profesional de la psicología, continuar con el proceso?
Por otra parte, me parece importante resaltar, que para generar una alianza terapéutica efectiva, se deben evitar las actitudes por parte del psicoterapeuta de ser un “salvador o sujeto omnipotente”, sin dejar a un lado la valoración que damos a nuestro propio criterio y al trabajo psicoterapéutico. Por su parte, nuestra labor como psicólogos es estar en todo momento recordando que este es un proceso que se realiza conjuntamente, y una persona no es superior o inferior a nadie por los saberes, o conocimientos. El “otro” en ese momento del proceso, hace parte de mi vida, y me ayuda a conocer de manera cálida e indiscriminada mis falencias, y me brinda herramientas que me ayuden a conseguir estrategias de afrontamiento adecuadas. Sin embargo, también es una persona que reconoce mis fortalezas y me ayuda a potencializarlas. En esta medida, creo que el paciente tendrá una “apertura o una receptividad” respecto de las dimensiones analizadas juntamente y aplicadas a la vida del paciente sin tener que involucrarse afectivamente con el paciente.
Finalmente, es de especial relevancia mencionar, que el psicoterapeuta debe reconocer sus propias limitaciones y ser consciente de que en algunas ocasiones su estado anímico no le permitirá estar en contacto con el paciente; este “insight” brindara coherencia, capacidad de autoevaluación y capacidad de autoexigirse respecto de las actividades de su vida cotidiana: los procesos terapéuticos. De igual forma, si este aspecto se logra reconocer, generará en el paciente la credibilidad y la confianza para continuar con el proceso.
Si bien la transferencia es un fenómeno central al interior de la teoría psicoanalítica, que posibilita una direccionalidad en la cura, éste no es exclusivo de ella. Podría pensarse que el origen del concepto se deriva del lenguaje común, donde transferir significa pasar de un lugar a otro.
Freud, para explicar el fenómeno de la transferencia, hace referencia a la relación analítica, donde el analizante transfiere en la figura del médico o analista, fenómenos psicológicos vividos en el pasado, generalmente relacionados con imagos parentales de la infancia.
Lo “peligroso” es la transferencia, vale decir, ese particular vínculo que se instala en la relación analítica y que constituye el recurso a través del cual la terapia logra alcanzar sus metas. Transferencia tratada en el film no como obstáculo, resistencia, o recurso en la clínica. Tampoco como amor al saber, amor resistencial, o concepto fundamental del psicoanálisis, sino como el peligro de entrar en una relación de imparidad subjetiva y quedar sometido a la voluntad de otro.
Además, se debe apegar a un código de moral y de ética profesional, asumiendo el hecho de la responsabilidad que tiene como profesional de la salud.
Respecto al tema de la profesión del psicoanalista en relación
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