Como Cuidar Un Bebe De 2 Meses De Gestacion
Enviado por yarmed1003 • 30 de Marzo de 2014 • 380 Palabras (2 Páginas) • 348 Visitas
Cambios en tu bebé
¿Puede tu bebé mantener la cabeza erguida para ver qué pasa a su alrededor? A los tres meses muchos bebés ya tienen las articulaciones más flexibles, lo cual les permite patear con más fuerza, abrir los dedos y juntar las manos.
Algunos bebés a esta edad ya no necesitan alimentarse durante la noche. Sin embargo, no siempre sucede así. Otros bebés siguen despertándose por la noche durante bastantes meses más.
Posiblemente este mes, tu risueño bebé todavía sonríe a todas las personas que se le acercan, pero cada vez es más selectivo. Es posible que pronto le cueste un poco más adaptarse a grupos grandes o a gente que no conoce muy bien.
El lóbulo temporal del cerebro de tu bebé, que se encarga del oído, el lenguaje y el olfato, está en plena ebullición en este momento. Aprovecha para hablarle, ponerle música y leerle en voz alta.
Lee más datos fascinantes sobre el desarrollo de tu bebé esta semana.
¡Vamos a jugar!
Dos juegos estupendos para disfrutar con tu bebé
Cambios en tu vida
Si pronto vas a volver al trabajo, puedes sentir un cúmulo de emociones. Culpa por tener que dejar a tu bebé, ilusión de volver a ver a tus compañeros, cansancio, temor y preocupación son algunos de los sentimientos que podrían estar dándote vueltas en la cabeza. Si deseas ayuda, puedes hablar en nuestro foro de bebé con otras mamás que trabajan acerca de cómo conseguir un equilibrio entre el trabajo y la familia.
Es posible que los papás se sientan más en sintonía con su bebé ahora que es un poco mayor y más expresivo. Para ayudar a fortalecer esta relación cada vez más estrecha, papá podría ocuparse de la hora del baño o leerle con frecuencia. También puede ser que la paternidad no sea tal como te habías imaginado. Consulta cuáles son los cinco mitos más frecuentes sobre la paternidad.
Consejos de mamás y papás: pañales de tela
"Desde muy pequeño le di a mi segundo hijo pañales desechables de tela y se acostumbró a chuparlos y llevarlos consigo a todas partes. Le hacían sentir más seguro. Como son fáciles de lavar, podía tener uno limpio todos los días. ¡Son mucho más higiénicos que el oloroso conejo al que estaba apegado mi primer hijo!"— Clemencia
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