Como Dirigir Un Equipo De Trabajo
Enviado por jlmaciel • 3 de Abril de 2013 • 1.741 Palabras (7 Páginas) • 612 Visitas
Las competencias emocionales son la clave para el mundo laboral. Y nuestro equipo es la parte fundamental de nuestro negocio, puesto que serán ellos quienes nos ayudarán a alcanzar nuestros objetivos.
Por eso, debemos motivarles a cambiar aquellos aspectos que deban ser cambiados, animarles a que utilicen su experiencia diaria para poner en práctica las competencias necesarias en su trabajo y ayudarles a hacerlo.
Pero para ello, debemos entender a las personas que trabajan codo a codo con nosotros: lo que les motiva, cómo trabajan y aprender a trabajar con ellos de forma cooperativa.
Para dar vía libre a su potencial, debemos ofrecerles un campo de acción y un entorno laboral en el que puedan trabajar con confianza, compromiso, autoridad y responsabilidad .
Para ello, debemos ser persuasivos, autodisciplinados, corteses, tener paciencia, ser tolerantes con los errores propios y ajenos, ser humildes y sobre todo, tener y mostrar respeto por nuestros colaboradores. Tienen muchas cosas para enseñarnos, si estamos dispuestos a aprender.
El liderazgo femenino, suele aportar más comprensión, mejor diálogo, mejor disposición al la escucha activa, enfatiza menos la autoridad y suele tener visión más humanista, más amplia y más comprensiva.
El nivel de compromiso, paciencia, flexibilidad y cooperación es mayor comparado con el estilo de liderazgo masculino, que suele ser más racional, duro, atrevido, lógico, analizando y juzgando con mucha mayor facilidad.
Nuestra obligación como gerentes o empresarios es:
1)Ser conscientes de nuestras emociones para poder modificar nuestros estados de ánimo desfavorables y cuidar nuestra autoestima
2) Mantener nuestro equilibrio anímico
3) Transmitir nuestra motivación, nuestro entusiasmo y nuestra confianza
4) Controlar nuestros impulsos
5) Cuidar nuestra sociabilidad y empatía.
Solo así estaremos emocionalmente preparados para mostrar credibilidad, dar confianza, aglutinar a nuestro equipo y entusiasmarles en nuestro proyecto.
Pero debemos determinar las características personales y psicológicas de las personas que forman nuestro equipo. El comportamiento de las personas que trabajan con nosotras vendrá determinado por su percepción de la vida y de los conocimientos y experiencias que han tenido.
Entendemos y aceptamos pues, que trabajamos en equipo y que nuestro éxito depende de nuestra capacidad para hacer efectivo aquel dicho según el cual el todo es mayor que la suma de las partes y esto implica lograr relaciones sinérgicas.
Los parámetros que determinarán el correcto funcionamiento de nuestro equipo son: confianza, apoyo mutuo, comunicación, objetivos comunes, manejo adecuado de los conflictos, participación y liderazgo.
La riqueza de nuestro equipo radica en su diversidad. Si todos somos iguales y pensamos de igual manera, no avanzaremos mucho y nos estancaremos en nuestro propio regocijo.
Por ello, debemos aceptarla y fomentarla, transformando los "defectos" en "características" y obteniendo lo mejor de cada uno de los integrantes de nuestro grupo de trabajo.
Esta diversidad, se hace evidente y manifiesta en las reuniones del equipo, en las reuniones de trabajo.
Veamos a continuación, algunas posibles tipologías personales "negativas" de los integrantes de nuestro equipo y cómo enfrentarlas de forma positiva para nuestra organización.
Estas tipologías son simplistas y no implica que debamos poner una etiqueta determinada a cada uno de los miembros de nuestro equipo, pero pueden ayudarnos a determinar las características y actitudes que se pueden dar en un momento dado y ante determinadas situaciones en ellos.
"El preguntón"
Lo que hace: una de dos, o nos quiere hacer quedar mal o quiere conocer siempre nuestra opinión, procurando conseguir que apoyemos su punto de vista.
Lo que debemos hacer: traspasar sus preguntas al grupo, sin resolver personalmente los problemas y sin tomar partido.
"El busca-problemas"
Lo que hace: parece como que le gusta herir a los demás o incluso puede que tenga motivos legítimos para quejarse.
Lo que debemos hacer: no perder la calma. En ese caso, procuraremos que el grupo le ignore momentáneamente y le diremos que estudiaremos su problema más tarde y en privado. Suele valer la excusa de la limitación del tiempo de reunión.
"El liante"
Lo que hace: le encanta discutir porque si, le place oponerse a todo y a todos; a veces a pesar de tener buen carácter, está fuera de si por culpa de ciertas preocupaciones personales.
Lo que debemos hacer: debemos procurar resaltar lo positivo de sus intervenciones y después, cambiar de tema. No debemos dejarnos desmontar por su negatividad.
"El tozudo"
Lo que hace: ignora sistemáticamente el punto de vista de los demás y el nuestro. No quiere aprender nada de nadie.
Lo que debemos hacer: aislarlo en ese momento del grupo, diciéndole que estudiaremos su punto de vista en privado con él solo. Le pediremos que de momento acepte el punto de vista del grupo.
"El sabe-lo-todo"
Lo que hace: quiere imponer su opinión a todos. Puede que esté realmente bien informado o puede ser un simple charlatán.
Lo que debemos hacer: pararle los pies con preguntas difíciles. Reforzar la confianza del grupo para que no se deje imponer por este tipo de participante, por ejemplo, preguntando al grupo "aquí tenemos un punto de vista interesante: ¿qué pensáis vosotros al respecto?".
"El mudo"
Lo que hace: parece desinteresado de todo. Puede que se sienta por encima o por debajo de los temas y materias que se discuten.
Lo que debemos hacer: intentar despertar su interés, preguntándole su
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