Como esta la La pasión, un esencial en la enseñanza

Texto argumentativo:

La pasión, un esencial en la enseñanza

Lina Paola Medina López

Universidad de La Sabana

Facultad de Educación

Licenciatura en Pedagogía Infantil

2017

La pasión, un esencial en la enseñanza

La enseñanza está organizada de manera que los docentes interpreten y pongan en práctica las normas educativas, el currículo y la instrucción. Son el punto de contacto humano con los alumnos. Todas las influencias sobre la calidad de la educación están mediadas por él y por su acción. Tienen la posibilidad de aumentar la calidad de la educación dando vida al currículo e infundiendo en los alumnos la curiosidad y el aprendizaje autodirigido. Y también pueden degradar la calidad de la educación merced al error, la pereza, la crueldad o la incompetencia. Para bien o para mal, los profesores determinan la calidad de la ecuación. (Clark, 1995, p.3)

Como seres humanos, por naturaleza sociales, concebimos la enseñanza como el mecanismo transmisor de conocimiento a las nuevas generaciones por aquellas que las antecedieron y cuentan con memorias y experiencias que deben ser transmitidas.

Al mencionar el termino enseñanza es inherente a este traer a colación que este proceso trasmisor se ejecuta por medio del proceso comunicativo, tal cual lo describe Sanchez (2003) en su texto: Redes De Comunicación En La Enseñanza, en donde se enfatiza la importancia de un buen proceso comunicativo para obtener buenos resultados en los distintos aprendizajes. La formación de una red de comunicación solida garantiza la transmisión de conocimientos y por ende un buen proceso de enseñanza. Esta afirmación puede llegar a generar inquietud en si realmente el éxito del proceso de enseñanza está solo en que se dé un buen proceso de comunicación o si existe algún otro factor pueda alterar o influir directamente la correcta transmisión de conocimientos. “El educador tiene la responsabilidad de enseñar, pero la cuestión es saber si el acto de enseñar termina en sí mismo o, por el contrario, el acto de enseñar es solo un momento fundamental del aprender”. Paulo Freire (2002)

Dando repuesta a la última idea, para que exista un mejor y más correcto proceso de enseñanza no solo es necesario que exista un correcto proceso comunicativo, sino que tanto docentes como estudiantes deben poner de su parte para lograr el fin conjunto de la educación. El cual para Neil Postman, (1999). En su libro: El fin de la educación: Una nueva definición del valor de la escuela, define como:

         “El papel de la escuela y de los entes formadores consiste en incrementar las capacidades del alumno, lo cual significa ayudarle a ascender en la escala de modalidades del pensamiento y la sensibilidad” (p. 189). La escuela es, para él, una institución muy valiosa para “(…) ayudar al alumnado a trascender su identidad personal, y encontrar la inspiración necesaria para hacerlo en la historia de la humanidad” (p. 191). 

Por medio de la anterior afirmación, podemos concluir que es necesario que existan y se ejecuten actitudes por parte de los educadores que contribuyan a la formación humana y científica de sus estudiantes. En este caso se expondrá puntualmente una de ellas: La Pasión.

“La pasión no es solo un rasgo de personalidad que tengan unas personas y otras no, sino algo que puede descubrirse, enseñarse o reproducirse, aunque las regularidades de la vida escolar se confabulen contra ella. La pasión y la práctica no son ideas opuestas; la buena planificación y el buen diseño son tan importantes como la preocupación y la espontaneidad para sacar lo mejor de los alumnos. Aunque no lo sea todo, la pasión, por incomoda que resulte la palabra, está en el centro de lo que es y debe ser la enseñanza” (fried, 1995, p.6)

En una primera instancia el diccionario define pasión como “un sentimiento muy intenso, un motor o fuerza motivadora que emana de la emoción”. Es así, que las personas se apasionan por cosas, ideas y por otras personas; esta genera convicción y determinación lo cual es esencial para el proceso de enseñanza, ya que impulsa a la consecución de objetivos propuestos cueste lo que cueste.  

Siguiendo la idea de la pasión en la educación,  según Cristopher Day (2006) “Los buenos maestros dedican parte de su yo emocional fundamental al trabajo con los alumnos”, es decir que no solo deben rendir cuenta de su trabajo a padres y directivos, sino que también son responsables ante los estudiantes a los cuales enseñan. Así pues, estar apasionado por la enseñanza no solo se traduce en mostrar entusiasmo a la hora de la práctica, sino también llevándolo de una manera ordenada, inteligente, fundada en principios y orientada en valores.

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