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, pero no tanto para los delitos violentos. Ruhm (2000) muestra algunos resultados contradictorios, por lo que es difícil reclamar correlación negativa definitiva entre el bienestar económico y la tasa de homicidios. Otros correlacionan las tasas que disminuyen a la disponibilidad de armas en especial pistolas y las leyes relativas a llevarlos (Farley 1980). En particular, Blumstein y Rosenfeld (1998) sostienen una carrera de armamentos como un ciclo de refuerzo responsable de la fuerte subida de las tasas de homicidio, argumentando además que la eficacia de la policía al confiscar pistolas contribuyó a un descenso de los delitos violentos. Por otra parte, Marvell (2001) sostiene que la prohibición de las armas conduce a más violencia, especialmente contra los menores. Se une la ausencia de pistolas a más delitos contra los criminales jóvenes. Por otra parte, los cambios demográficos se mencionaron como una explicación para la disminución de los homicidios en 1990 (Levitt, 2004; Blumstein y Rosenfeld, 1998). Por otra parte, Levitt y Donohue (2001) mantienen la legalización del aborto en la década de 1970 para hacer una contribución significativa a la reducción de la delincuencia. Sin embargo, Foote y Goetz (2005) afirman que este hallazgo se basa en errores de cálculo. Por otra parte, el número de policías, descuidado por Donohue en 1998 (JJ Donohue 1998), es una razón explicativa importante en su papel con Levitt (Donohue und Levitt 2001).

Es cierto que hay factores en los que la mayoría de los investigadores están de acuerdo. Esto incluye la idea de que la evolución del mercado de las drogas influyó significativamente en las tasas de homicidio durante el siglo 20 (Levitt, 2004; Blumstein y Rosenfeld, 1998; Maxfield, 1989).

Una explicación que se ha apoyado ampliamente por autores reconocidos del campo es el que se refiere al comportamiento de las tasas de homicidio de los acontecimientos en el mercado del crack (Donohue, 1998; Blumstein y Rosenfeld, 1998). Citando Blumstein y Rosenfeld (1998), "Los índices de violencia grave, incluyendo homicidio, subieron durante la fase de auge de la epidemia de crack y han estado cayendo durante la fase de declive. A medida que la epidemia de crack se extendió a mediados y finales de 1980 lo hizo el peligro alrededor de los mercados de drogas del centro urbano, aumentando el incentivo para que más niños a armarse en un entorno cada vez más amenazante. Ese ambiente también se convirtió en un campo de reclutamiento primordial para las pandillas callejeras urbanas. Una vez que los niños adquieren pistolas para protegerse de los otros niños, un clásico carrera armamentista comenzó, arma de fuego y la violencia difundida fuera de los mercados de drogas”.

Existen al menos tres razones importantes que apoyan la plausibilidad de esta explicación:

1. El mercado de drogas dirige la atención a los grupos de población en los que se concentran los cambios en el homicidio: la juventud y los jóvenes afro-americanos, en particular, que participó de manera desproporcionada como vendedores en los mercados de crack dentro de la ciudad.

2. Es causalmente simétrica, es decir, que representa tanto

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