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Criminologia

marskitty24 de Marzo de 2015

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LA ESTRUCTURA DE LA CULTURA.

La cultura tiene un doble significado: normativo (elementos normativos o pautas de conducta diversamente obligatoria) y compositivo (elementos constitutivos de la cultura)

SIGNIFICADO NORMATIVO DE LA CULTURA.

Desde un punto de vista normativo la cultura se divide en cultura material (incluye los objetos artificiales o manufacturados y los productos técnicos realizaciones tecnológicas, ambos destinados a la satisfacción de las ilimitadas necesidades humanas) y en cultura no material (incluye el sistema normativo fuerte, el sistema normativo débil, sistema normativo básico y sistema normativo de acción social.

Sistema normativo fuerte; definen lo que una sociedad considera correcto o normal. Incluye los unos sociales o tradiciones, las mores o costumbres morales y las leyes.

Usos sociales o tradiciones, consisten en la manera normal, correcta y habitual de las cosas.

Mores o costumbres morales, definen lo que los miembros de una sociedad consideran como “bueno, justo, honesto o adecuado”, en sentido moral.

Leyes. Son imperativos legales basados en la universalidad de la norma jurídica.

Sistema normativo débil. Son menos obligatorios en distinto grado (por ejemplo, las ideas científicas son más normativas que las filosóficas y las creencias religiosas más que las modas). El sistema normativo débil está constituido entre otros por los siguientes elementos: conocimientos, ideologías políticas, idiosincrasias, creencias religiosas y visiones del mundo.

Sistema normativo básico. Se trata de las instituciones. Metafóricamente las instituciones son consideradas como los pilares que soportan la totalidad del edificio social. Se han definido las instituciones como universales culturales, en el sentido de que toda cultura, simple o primitiva, compleja o avanzada, siempre los posee.

Criminalística

Desde sus orígenes, el hombre se planteó preguntas sobre el mundo, preguntas que a lo largo de su historia han devenido en diferentes respuestas, las que en ese mismo devenir abrieron campos de conocimiento que le permitieron la formulación de nuevas preguntas. Ninguna pregunta puede responderse en ausencia de método, es decir, un cierto modo de operar en pos de la obtención de un resultado, el conocimiento. Este producto, consciente o inconscientemente ha sido modelado por la experiencia histórica de quien lo produce, por su protagonismo en tanto sujeto social.

El conocimiento científico se vale de un tipo particular de método que, a diferencia de otros métodos ligados al conocimiento, merece la categoría de objetivo. La objetividad supone que por fuera de cada sujeto existe un mundo que puede ser aprehendido y captado en su real dimensión. La objetividad impone reglas de acción que no deben ser soslayadas bajo riesgo de perderse en los laberintos de la oscura subjetividad. Del mismo modo que el método científico, existen otros métodos vinculados al conocimiento cuyo fin no es la búsqueda de leyes ni teorías, sino la resolución de casos particulares, aunque con la misma pretensión de objetividad. Entre esta clase de métodos se cuenta aquel relacionado con la investigación criminalística, término vinculado a ciencias como la accidentología, la documentología y la balística. Estas ciencias actúan como auxiliares de la justicia, ya que tienen por objeto la descripción y explicación de fenómenos que acaecen en el marco de lo delictivo. Las ciencias criminalísticas aplicadas a la resolución de casos, se nutren de leyes derivadas de la física y/o de la química, aunque no puede negarse su entidad como tales al componer sus propios marcos epistémicos y dominios empíricos.

Cuáles son los nexos que unen la investigación científica con la investigación criminalística y cuáles son los aspectos que las separan, constituye una cuestión interesante de discutir. A partir de esta premisa básica, se propone como objetivo central, describir semejanzas y diferencias entre ambas clases de investigación, con especial énfasis en lo que hace a sus modos de descubrimiento y validación.

El descubrimiento y la validación en la investigación científica y en la investigación criminalística

Todo proceso de producción de conocimiento, independientemente de su naturaleza, lleva implícito dos momentos, que aunque a veces distantes temporalmente, son dos caras de la misma moneda: el descubrimiento y la validación; el primero, como el modo de alcanzar el conocimiento explícito en la respuesta a las preguntas trascendentes, modo relacionado con el puro intelecto, como experiencia racional, como acto eminentemente subjetivo. El segundo momento, ligado a justificar dicho saber, referenciado a algo que ha sido aceptado previamente, ya sea como conocimiento previo, o bien como proceso válido para la comunidad. Este segundo momento trasciende la subjetividad individual haciéndola colectiva; socializa lo subjetivo trocándolo en objetivo. Al fin y al cabo la objetividad no es más que intersubjetividad, la socialización de lo subjetivo.

Desde las perspectivas epistemológicas más tradicionales se ha dejado de lado el acto de descubrimiento por su atributos carentes de lógica y cargados de psicologismo, haciéndose hincapié sólo en la validación, al concebirse ésta como un proceso eminentemente lógico (Popper, 1962). Desde ópticas menos clásicas se observa un desplazamiento del interés desde la validación al descubrimiento, al aceptarse éste como la parte más importante del método, parte no carente de lógica (Samaja, 1995).

El descubrimiento y la validación en la investigación científica no se asumen de manera unívoca. El descubrimiento puede estar al inicio del proceso (método hipotético-deductivo) o bien al final (método inductivo). Puede estar ligado tanto a hipótesis y teorías, como a hechos, es decir, tanto pueden descubrirse leyes como nuevos casos de leyes, casos que amplían la base empírica de las mismas. Debe dejarse en claro aquí que independientemente de que se hable de "métodos deductivos o inductivos", no son éstas expresamente las inferencias en juego en los mencionados procesos. Según Peirce (1970), la inferencia del descubrimiento es la abducción, y ésta la única capaz de incorporar nueva información compatible con una explicación. La validación por su parte puede ser meramente formal, en la instancia de validación conceptual; o fáctica, en la instancia de validación operativa.

Vale la pena señalar que en las metodologías denominadas cuantitativas, el descubrimiento comprende la primera parte de los cursos de acción, en tanto que en lo que sigue, se ponen en juego una serie de operaciones destinadas a validar lo que se sostiene en las hipótesis. Por su parte, en las metodologías cualitativas, menos normativas y de características más flexibles, no puede deslindarse taxativamente descubrimiento de validación, ya que éstos operan solidariamente a lo largo de todo el proceso.

En la investigación criminalística, de modo diferente a la investigación científica, sólo se descubren casos de las leyes que gobiernan los fenómenos en cuestión. El perito criminalístico no es un científico, no descubre ni valida leyes, sólo hechos. Lo que se descubre y cuándo se descubre dependerá de varios factores, la complejidad del caso a explicar, la praxis profesional, la disponibilidad de conocimiento teórico y la presencia de indicadores empíricos. Cuando los casos muestran configuraciones semejantes a otros casos ya resueltos, el descubrimiento aparece como la corazonada súbita en la recolección de los elementos indíciales, pero cuando, por el contrario, el caso no está "cantado" por los datos, es más probable que le que se descubra vaya apareciendo a lo largo o al finalizar el proceso.

De modo similar a la investigación científica, la experiencia personal juega un papel fundamental. Un perito novato no "ve" lo mismo que un perito avezado. Un sujeto experto tiene la capacidad de predecir hallazgos, de buscar y encontrar elementos allí donde parecía que no había nada. La praxis modela la experiencia, y en este sentido, es potente para sugerir modos de resolución, y maneras de abordar y construir el objeto (Ladrière, 1969). Así entendido, la praxis no se nutre sólo de la experiencia personal, sino de constructos que devienen de la formación teórica del actor, formación que además de conceptos y leyes, no excluye normativas metodológicas ni prescripciones meramente técnicas. De este modo, la mayor o menor presencia de elementos indíciales adopta una valoración relativa, al asumir que el descubrimiento no está atado firmemente al dato empírico, sino que éste adquiere sentido sólo en cierto marco de la práctica y a la luz de determinados modelos teóricos.

Objetivos explícitos e implícitos de artículos científicos e informes periciales

Un artículo de investigación científica persigue objetivos de comunicación de cierto estado de cosas, la descripción o explicación de un objeto o proceso según reglas que lo gobiernan. La comunicación en ciencias es fundamental, ya que aquello que no se comunica, no existe para la comunidad científica. Si bien la comunicación puede adoptar medios diferentes, el artículo científico (paper en el mundo sajón) es la objetivación de la investigación científica. El proceso de investigación científica se desvanece como tal para dar lugar a un documento que lo reproduce, aunque no literalmente. El artículo no muestra todo lo que fue la investigación, sólo lo que debe ser comunicable, o sea, objetos empíricos

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