Crisis, incertidumbre y equilibrio.

Crisis, incertidumbre y equilibrio.

“El hombre es el ser que inventó las cámaras de gas, pero también es el ser que entró en ellas con paso firme y musitando una oración” (Víctor Frankl).

En el transcurso de la existencia humana, el hombre va reconociendo que es necesario encontrar sentido a su vida, ¿para dónde voy?, ¿de dónde vengo?, ¿qué sentido tiene mi vida?; estos interrogantes surgen especialmente cuando la vida ya no es como todos los días, cuando el dolor y el sufrimiento aparecen y nos tocan radicalmente, nos hacen cuestionar sobre lo que somos y dudar de mucho de lo que creemos.

Este tipo de preguntas no se pueden responder solamente desde el conocimiento científico o cualquier otro campo del saber, las respuestas están más allá de cualquier tipo del saber científico o filosófico; por el contrario se hace necesario acudir a la misma vida del hombre vista en su integridad, en su totalidad; nuestra historia de vida es el mejor espacio para intentar encontrar las respuestas a estas preguntas.

Sin embargo no es fácil contestar; actualmente sabemos mucho, pero no entendemos nuestra propia vida y los problemas y dificultades nos lo demuestran todo el tiempo.

Sin embargo seguimos queriendo dar significado a nuestra existencia, a pesar de todo; y es en esa limitada posibilidad que surgen respuestas, muchas de ellas enmarcadas en un cuadro de incertidumbre, en especial las referidas al futuro; responder no solo se hace urgente, sino inevitable y definitivo, aunque seamos accidentales.

Nuestros espacios de sentido los encontramos en nuestro pasado, nuestras raíces, y a la vez en el presente; también en nuestra vivencia espiritual y sobre todo, en el encuentro con el otro.

Esta pregunta por el sentido se genera en el enfrentamiento con lo que aparece como caótico, sea de sí mismo o de la realidad, frente a situaciones límite, a la injusticia, a la violencia, la vida infrahumana de millones, la muerte; el ser humano busca razones de sentido que hagan de su propia vida una posibilidad por la cual valga la pena seguir, el sentido en este aspecto define la vida misma y cada uno lo busca de manera apremiante.

La pregunta por el significado definitivo del existir está ligada al hecho de que cada uno de los hombres se percibe a sí mismo como un todo que es mas que la suma de sus actos, sus virtudes, sus defectos, etc. es este sentido de totalidad el que va dando significado a las diversas acciones, en consecuencia, no basta con que cada acción en sí misma tenga sentido, sino que debe haber una relación entre ellas, de modo que mi vida adquiera un significado.

Un lugar privilegiado para equilibrar el sentimiento de finitud humana es el aprendizaje, promueve al ser humano, pero a la vez le demuestra su pequeñez, porque avanza con sacrificio y genera más dudas que respuestas, menos certezas y más incertidumbres.

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