ELABORACION ETICA DE CONFLICTOS

CONSEJO DE MAYORES : Barrial, Comunal y Municipal

QUE ES Y JUSTIFICACIÒN

La violencia que vive la ciudad de Medellín, no es ajena a la que vive el país entero, derivada del narcotráfico y del deterioro socioeconómico que convierte a los jóvenes de nuestros barrios en presa fácil de los grupos armados ilegales, interesados en sembrar y mantener el caos y trazar fronteras ficticias en las calles que marcan territorios con dueños inexistentes que cobran con la vida cualquier intento de invasión.

Si bien los asomos de violencia en la ciudad estuvieron en manos de jóvenes de las comunas que atendieron el llamado del capo de la droga, de engrosar las filas del sicariato que por dinero mataban a quien él a bien tuviera, no es esta la modalidad que desde finales de los años 80 azota nuestras comunas con los llamados “combos” que no son más que jóvenes que acosados por la pobreza y empujados por la violencia intrafamiliar se paran en las esquinas a esperar que pase el tiempo convirtiéndose en caldo de cultivo para sembrar más violencia aceptando el ofrecimiento de droga, licor, sexo y lo que es peor, armas, que significan poder ante sus iguales, a falta de otras ofertas de estudio, empleo, educación que los cualifique como capaces de llevar el sustento a sus casas sin necesidad de matar ni robar a nadie la vida o sus pertenencias.

En las esquinas de los barrios se suman las carencias económicas, afectivas, educativas, recreativas, y laborales entre otras y se transforman en un abrir y cerrar de ojos en violencia que traspasa los límites de sus familias y de sus comunidades.

La soledad, la indiferencia, la falta de recursos, entre otros, los junta para darse calor y crear otras culturas, que como la de la muerte, se convierte en un pulpo que toca con sus tentáculos la mayoría de las comunas de Medellín, donde el poder de los combos se ha salido de las manos de la administración, que sí bien; ha hecho esfuerzos por darle salida a sus requerimientos por medio de programas de gobierno que no han cumplido su objetivo principal y solo han alimentado la competencia al interior de los grupos y la lucha por el dinero de los proyectos productivos, que en su gran mayoría han fracasado porque no se concibieron sostenibles en el tiempo.

No se puede desconocer que el Estado ha intervenido las comunas azotadas por la violencia entre combos, pero lo ha hecho con programas puntuales que una vez ejecutados desaparecen sus operadores sin hacer un seguimiento cercano que garantice que el objetivo se mantenga.

La primera experiencia de pactos de no agresión, donde sólo se tenían en cuenta en la intervención los actores del conflicto, nos mostró que el combo retomaba su dinámica una vez terminado el periodo de ejecución y que el esfuerzo por una convivencia sala fue en vano, pues si bien los jóvenes asistían a las actividades educativas y recreativas, el mensaje de vida se quedó dentro de las aulas donde se dictaron los talleres de respeto y tolerancia.

Una nueva modalidad de acercamiento se logró dé cuenta de la Iglesia y organizaciones civiles, con la creación de grupos como “No Matarás”, “Delinquir No Paga”, “Casa Mía”, entre otros, que aún a la fecha tienen alguna intervención entre sus comunidades y han pagado su aporte a la paz con la vida de muchos de sus miembros por el simple hecho de hacer una propuesta de paz que a muchos no les conviene.

Otra forma de intervención se realizó por medio de las Mesas Barriales, donde se reunían las instituciones de base de los barrios, incluyendo representantes de los actores del conflicto, policía, grupos juveniles, grupos de tercera edad, instituciones educativas, que pretendían construir entre todos una estrategia que terminara con la violencia barrial, pero tampoco tuvo resultados sostenibles a largo plazo ya que muchos no estuvieron de acuerdo en que los jóvenes hicieran parte de la mesa barrial.

A lo largo de la historia de la violencia en las comunas de Medellín y de las repetidas intervenciones del estado por medio de proyectos productivos, no han dado ningún resultado ya que los miembros de los combos se matan entre sí por dineros o insumos que aporta la administración para que ellos deriven su sustento y el de sus familias.

Cuando tuvo lugar la reinserción de los miembros de las Autodefensas en la ciudad de Medellín, se dieron a luz muchos proyectos que pretendían mejorar la calidad de vida de los jóvenes y se les presentó la alternativa de estudiar a cambio de un sueldo que cubría sus necesidades básicas. Este evento de reinserción nos mostró como la gran mayoría de los combos de la ciudad pertenecían a las AUC y por lo tanto estaban cobijados por la oferta del gobierno de darles un salario básico y que éstos fueran población objetos de muchos proyectos que pretendían mostrarles por

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